Cultura

El lenguaje es resultado de la evolución humana y ha evolucionado a su vez

Luis Fernando Lara ofreció la conferencia “La evolución de las lenguas…”, en ciclo a cargo de Antonio Lazcano

Retrato de un hombre mayor con gafas y una chaqueta marrón sentado en una silla frente a una estantería con libros y un barco modelo.
Luis Fernando Lara participó en el ciclo "Los viernes de evolución" encabezado por Antonio Lazcano. Luis Fernando Lara participó en el ciclo "Los viernes de evolución" encabezado por Antonio Lazcano. (El Colegio Nacional)

El lingüista italiano Tullio De Mauro decía que la lingüística es una ciencia puente entre las ciencias naturales y las humanidades. Ésta debe tomar en cuenta ambos estudios con el objeto de comprender la facultad del lenguaje, de la capacidad humana de hablar.

La facultad de hablar, explica Luis Fernando Lara, es la capacidad de generar señales y comunicar a miembros de un grupo animal y así crear signos lingüísticos de una sociedad humana. Este proceso ha sido resultado de la evolución del ser humano, pero ha evolucionado en diferentes lenguajes hasta nuestros días.

Lo anterior fue expuesto por el destacado lingüista de El Colegio de México y miembro de El Colegio Nacional durante la conferencia “La evolución de las lenguas: biología adaptación y cultura”, como parte del ciclo “Los viernes de evolución”, coordinado por Antonio Lazcano.

“Uno se sorprende de la enorme cantidad de lenguas que se hablan en el mundo y entristece a su vez la velocidad con la que las estamos perdiendo en distintas regiones no sólo en el globo, sino en nuestro país”, refirió el biólogo en su intervención inicial. “Lo que también es cierto, es la idea de ver a las lenguas que se hablan y se escriben, desde un punto de vista evolutivo, como consecuencia del desarrollo del pensamiento evolutivo”.

En ese sentido, Lazcano cuestionó: ¿Hay lenguas más adaptadas y evolucionadas que otras? ¿La selección natural opera como en una población biológica sobre las lenguas más aptas?

Para responder, el lingüista comenzó por el principio. Recordó que, si bien hay códigos empleados por otros animales, los seres humanos utilizan signos lingüísticos que componen las lenguas y tienen la característica de servir para decir cualquier cosa.

“Esto es efecto de una evolución adaptativa. ¿En qué pudo haber consistido? Antepasados homo sapiens pudieron haber esos códigos para llamar la atención, para enamorar a las hembras, para comunicarse a ciertas distancias (…) los códigos se definen de acuerdo a lo que deben distinguir. Hubo mutaciones en el genoma humano, gracias a dos aminoácidos en el paso de los gorilas al ser humano y dieron lugar a una revolución en el genoma humano, en la formación del cerebro y de ahí para la formación de las lenguas: formogénesis. Se sabe que hay varios genes en la formación de la corteza cerebral, la evolución del sistema nervioso y capacidad de hablar”.

Otro descubrimiento central es el hallazgo de las neuronas espejo por Giacomo Rizzolatti, que permitió conocer el papel tan importante que formaban para el desarrollo de la facultad del lenguaje, así como aspectos resumidos por Jacques Monod en el término “Teleonomía”, y que describiría como a mayor evolución y aumento de la capacidad craneal surgió la aparición de lenguas.

Hubo otros factores como el bipedalismo, ya que caminar en dos pies dio lugar a que se modificara estructura interna del oído, se desarrollara la laringe, que el ritmo muscular y de la respiración fueran coordinados al caminar. “Eso posibilita los cambios de tono, los acentos de intensidad, la variedad de sonidos que componen las lenguas y la formación de sílabas. Si estas hipótesis son correctas, encontraremos puntos que podemos describir los lingüistas y proponer algunas características”.

DISOCIACIÓN.

Partimos de sonidos onomatopéyicos, emitidos por nosotros u otros animales, que primero fueron interjecciones y posteriormente se convirtieron en “unidades de denominación”, es decir, explica, elementos verbales para nombrar algo. Las unidades de denominación, acota, son signos lingüísticos autónomos y cohesionados que corresponden a la expresión de un acto de denominación de un objeto sensible.

Los niños, ejemplifica, aprenden una palabra y la disocian hasta llegar al significado de los adultos. “Estas disociaciones son semánticas: la primera unidad de denominación distingue diferentes acepciones y se forma así un vocabulario con diferentes significados. Es lo que los lingüistas llamamos polisemia, pero también dan lugar a cambios de forma”.

Luis Fernando Lara sostuvo que el origen de las lenguas, que no de la lengua, fue un proceso de esta clase: primero onomatopeyas –miau, muu, bee, kikiriqui, tictac, zas, cuas o, en inglés, smash, lash, flash; posteriormente, lo que los lingüistas llaman fonosimbolismos, donde ciertos sonidos sirven para representar sonidos de la naturaleza, ronronear de los gatos, o bufar de los toros…

Por otra parte, tras recorrer la historia y raíces de lenguajes provenientes del árbol indoeuropeo, el académico del Colmex recordó que las lenguas no comienzan de un día a otro, sino que son producto de evoluciones muy largas, “por lo que no podemos decir cuándo comenzó, por ejemplo, el español, pero sí tenemos documentos que más o menos hacia el año 800 hay indicios de esta o de otras más romances”.

En esta historia evolutiva, el académico advirtió: “cuidado: los métodos de reconstrucción de las lenguas se deben mantener aparte de los métodos de reconstrucción de la evolución humana, si no queremos emborronar los resultados de uno u otro lado”.

Después de responder preguntas del auditorio sobre el lenguaje incluyente, Lara recordó que sobrevivirá si se generaliza y convence a otros sectores de la población, a lo que Lazcano respondió: “Las lenguas están evolucionando constantemente y habrá algunas cosas que peguen y otras cosas que no”. El lingüista respondió: “En efecto, algunas pegarán y no lo podemos prever, porque no lo sabemos en qué medida la sociedad aceptará unas cosas y otras no”.

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