
“El siguiente director de la Compañía Nacional de Teatro tiene que tener tres virtudes: consistencia artística, que se trate de un artista respetado y respetable. Capacidad de gestión, aspecto que no necesariamente tiene un buen artista, y vocación de servicio, porque la CNT es un lugar para servir, no para ser servido”, dice Luis de Tavira, luego de que se diera a conocer que a finales de año terminará su mandato.
Luis de Tavira asumió la dirección de la Compañía en 2008 y tras ocho años en el puesto, el dramaturgo comenta que su legado era generar una comunidad creadora y estable que estuviera comprometida con el arte de la escena, e incluso remarca que toda la gente debiera tener derecho al teatro: “Desde que se echó a andar el proyecto se planteó que la dirección tuviera un lapso de cuatro años. Nunca es saludable eternizarse en los puestos, ni para la institución ni para la persona”.
De Tavira señala que tuvo contacto con el público con el fin de fomentar una retroalimentación que ayudara a crecer a la CNT, que incidió para el crecimiento de la misma: “No se solían hacer estrategias de organización de público que son indispensables al trabajo de propuesta y oferta teatral. En nuestro país suponemos al espectador, no lo podemos suponer porque no es el consumidor de la industria de eventos. El consumidor del teatro es un sujeto en formación”.
Desde 2008 hasta la fecha fueron estrenadas 59 obras, pero Luis de Tavira indica que la próxima será la más emblemática: “No sé cuál sea su nombre todavía, lo importante es lo que aún seamos capaces de proponer. Hacer teatro no es hacer obras, es hacerlo y es crear muchas obras, y las más importantes son las que están por delante”.
En cuanto a las funciones, la Compañía Nacional de Teatro tuvo presencia en 97 teatros nacionales, situación que no se hizo con la intención de descentralizar la actividad de la institución: “La CNT es una compañía pública, por lo que ha de ser de todos, no de alguien en concreto, por eso se ha abierto a todos y debe llegarles. Cuando visitaba algunas ciudades, les decía que la Compañía tiene que ser suya, cosa que no va a pasar si no se la apropian. El centro y periferia no son geográficos, están en otro orden de categoría. Esta compañía intenta ser un grupo que responda a su nombre, que sea nacional. Era un membrete, no había una compañía”.
El dramaturgo comenta que con todos los estrenos apenas tuvieron presencia en 27 estados, asignatura que falta por trabajar: “Se debería ir más cerca de la residencia que de la visita de doctor. Al ser pública, las instancias culturales del interior pueden disponer de ella, pero les toca asumir lo que implican los viajes como transporte, viáticos, hospedaje y organización de las funciones”.
Otro de los aspectos que debe trabajar la Compañía Nacional de Teatro es que sea más estable para así tener presencia a nivel nacional. “Es un esfuerzo común que no sólo depende de la compañía. También hace falta presencia internacional, estuvimos en 12 países, siempre en el marco de festivales, que es en lo que han derivado las actividades culturales, cuando se debiera hacer otro tipo de intercambios”.
Luis de Tavira explica que el presupuesto no lo da el gobierno, lo da la riqueza nacional, pero reconoce que está mal distribuida y mal gastada, situación que a la compañía no le afectará porque “está muy lejos de lo que pueda pasar con los recortes. El país hace un enorme esfuerzo por tener un presupuesto generoso en cultura, siempre parecerá insuficiente. Lo que deberíamos evitar son los dispendios que están en el gasto inútil de sindicatos y burocracias voraces y no en la acción cultural. México es uno de los países que más destina presupuesto a la cultura”.
En el sentido de tipo de proyecto que planteó desde el inicio sabía que era una utopía, con las cualidades para que se pudiera llevar a cabo, pero que al final quedaron tareas por cumplir: “Se propuso una conjunción artística con autonomía artística y administrativa, de las cuales gozamos. Hay libertad de expresión que es respetada por las instituciones”.
Con respecto a las críticas, expresa que cada persona tuvo la libertad de decir lo que quiso, aunque no siempre se pudo atender a todas las demandas: “Son atendibles cuando son razonables y uno tiene que aprender ellas. Otras son producto del ejercicio de una ignorancia temeraria que se convierte en calumniosa”.
Luis de Tavira asegura que durante su gestión hubo cuentas claras de todos los gastos: “Se sacó de la estructura burocrática a la CNT. Todos estamos contratados por honorarios, no tenemos prestaciones, lo cual ha evitado el gasto suntuario de la burocracia. Todo el dinero que se gana es porque se trabajó por él, no hay ningún otro gasto que no esté en el escenario”.
Consciente de conceptos clave como la discreción y la prudencia, dice que no puede dar nombres sobre quién le gustaría para que fuera su sucesor, de lo que está seguro es que deja la dirección, pero no la compañía, e incluso, remarca su interés por querer trabajar en algunos libros, actividad que el teatro no le permitirá porque es muy demandante. De lo que está seguro es que entrará a la Academia de Artes: “Es muy honroso que haya sido invitado a propuesta de Alejandro Luna y que haya sido aceptado por la Academia y así contribuir a la presencia del teatro en el discurso académico”, concluye Luis de Tavira.
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