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Baker Mayfiled, un “pirata” subestimado en la NFL

Al parecer el pirata Baker Mayfield, de los Bucaneros, va en pos de otro tesoro, el de MVP de la Liga.

Vaya que este jugador ha pasado del cielo, al infierno y de vuelta al cielo en unos cuantos años. Sí, nos referimos al muy subestimado Baker Mayfield, el mariscal de campo de los Bucaneros que tiene a Tampa Bay desde ya en el mapa de los contendientes para llegar lejos en la postemporada.

Sin rival en la división Sur de la NFC, los piratas de la Florida van con viento a favor para ganar su grupo, ya que ni Atlanta Carolina y menos Nueva Orleans, tienen argumentos para siquiera discutir alguna sorpresa.

Y se acepte o no, la razón de ese éxito se llama Baker Mayfield. Puede ser que no sea el mejor pasador de la Liga, ni tenga el mejor brazo, ni sea el más rápido y mucho menos el más fuerte, pero todo eso lo suple con algo que no se entrena: coraje.

¿HORIZONTE DE ENSUEÑO?

Como ganador del codiciado y prestigioso Trofeo Heisman en el futbol colegial con la universidad de Oklahoma, la carrera deportiva parecía más que trazada para ser un rotundo éxito en la NFL.

El comienzo fue fabuloso, elegido como la primera selección colegial de todo el Draft de 2018 y además con el aura de ser el salvador de los eternos perdedores Browns de Cleveland. A sabiendas del reto, Baker lo tomó y ciertamente respondió al cometido; apenas en su tercer año llevó a los Browns a playoffs y le peleó al tu por tu a los Jefes de Kansas City para caer en la ronda divisional.

Después de aquella gran temporada con Cleveland, todo se fue a pique, y equivocadamente la culpa recayó en Mayfield, al grado de señalarlo como otro petardo más que llegaba a los Browns con la supuesta capa de salvador.

Ciertamente hoy es visto como una gran revelación por lo que ha logrado en Tampa Bay y, de cierta manera, como ha intentado llenar los zapatos de Tom Brady en la bahía.

No obstante, enoja que muchos críticos hayan subestimado a este jugador cuando, tras lo que hemos descrito líneas atrás, demuestra que su cumbre y caída en Cleveland fue más el infortunio de las circunstancias que su juego.

Ya lo sabemos, todos aquellos de mente desechable han olvidado lo que hizo con los Browns; después de todo no fue gratuito que Mayfield, durante esos años en que estuvo en Ohio, fue una celebridad altamente aceptada y consentida de la afición y de toda la ciudad. ¿Quién no recuerda los numerosos comerciales de televisión donde Mayfield era el protagonista, incluso uno en donde se mostraba que su hogar era el mismo estadio de los Browns y el caminaba en pijama entre los pasillos y las gradas?

Bueno, si aún existe duda de que la NFL lo consideraba un jugador simbólico de la Liga fue su aparición en el premiado y vistoso comercial de los 100 años de la NFL en que se dieron cita verdaderas leyendas de todos lo tiempos desde Larry Csonka, Jim Brown, Mike Singketary, Terry Bradshaw y Franco Harris, hasta Joe Montana, Jerry Rice, Emmitt Smith, Michael Irvin, Barry Sanders, Peyton Manning y Tom Bardy, quien por cierto, no es gratuito que en el comercial le pide a Mayfield que le cuide sus anillos de campeonato, entregándoselos en la mano, (pues ambos estaban sentados en la misma mesa), para integrarse a la revuelta que se suscita en el salón del evento de gala. Esa escena estaba cargada de todo un simbolismo. Aquellos que gustan de leer entre líneas lo entendieron.

UN CAMINO CON OBSTÁCULOS

De ese tamaño era la celebridad de Mayfield. Y si se quiere un argumento en el campo de juego, y no sólo de la farándula, hay que recordar que Baker llegó a los Browns en un oscuro periodo bajo el mando del coach Hue Jackson (quien tuvo enormes desencuentros con el dueño del equipo, el señor Jimmy Haslam).

Cabe señalar que los dos primeros años de Mayfield fueron un torbellino de ideas, primero bajo el mando de Jackson y después a las órdenes del coach Freddie Kitchens. Fueron dos primeras campañas de inestabilidad total. Fue hasta la tercera temporada que llegó un mentor de verdad, el entrenador Kevin Stefansky.

En su primera campaña juntos (Stefansky y Mayfield) llegaron hasta la ronda divisional donde dieron férrea batalla a Kansas City.

Después de aquello llegaron las lesiones y principalmente una de hombro, lo que disminuyó considerablemente el juego de Baker, además de ciertos desacuerdos con el mismo Stefansky que nunca se llegaron a ventilar de manera clara.

Con la injusta etiqueta de que era un fracaso más, Mayfield salió por la puerta más escondida y trasera del club sólo para vagar por Carolina y Los Angeles Carneros.

A pesar de que nadie daba un centavo por él, los Bucaneros fueron los únicos que apreciaron la mayor cualidad de Mayfield: su coraje, liderazgo y disciplina.

APROVECHÓ LA OPORTUNIDAD

En 2023, y tras el retiro de Brady, lo adquirieron en una ganga y los resultados saltan a la vista: ha llevado al equipo a postemporada en las dos campañas que tiene en el conjunto y se encamina a una tercera aparición si la lógica no falla.

En esta temporada ha completado el 66 por ciento de sus envíos y suma 12 pases de

anotación por sólo una intercepción. Cabe mencionar que la temporada anterior lanzó 41 pases de anotación, y en tres años con los Bucaneros sus números son importantes: 67 por ciento de efectividad, 81 pases de TD y 27 intercepciones. Ha lanzado para 10,083 yardas en 40 juegos con Tampa Bay.

Sin embargo, su mayor cualidad no se ve en los números, porque no se puede medir, sino en sus ganas de jugar; la carrera de más de 15 yardas que le hizo el domingo a la defensa de San Francisco para conseguir un primero y diez, y así mantener la serie, fue a la postre la jugada clave del encuentro

Acciones como esa ha tenido varias, como la escapada de 18 yardas contra Washington, en los playoffs de la campaña anterior, donde no evitó el contacto con tal de mantener vivo su ataque. Esa es la principal cualidad de este jugador que, como ha sucedido en otras historias, se repone al olvido y a la crítica para continuar a un alto nivel.

Así que dejemos de ver a Mayfield como una grata revelación y mejor deberíamos ubicarlo en su real posición: la de un jugador llamado a ganar en la NFL.

COMENZÓ LA GUILLOTINA DE COACHES

Cayó el primero de los entrenadores muy temprano en la campaña, se trató de Brian Callahan, apenas en su segunda temporada al mando de los Titanes de Tennessee. La directiva no aguantó más tras la marca de 1-5.

La decisión, como todas, es colocar a otro coach al frente y con su nuevo programa de trabajo, sin embargo lo realmente trascendente será que sucederá con el quarterback Cam Ward, primera selección global del Draft de 2025, quien llegó con bombos y platillos a la organización y hasta portando el número del histórico Warren Moon (quien se lo entregó en mano).

Ward no ha dado los resultados esperados, no ha jugado al nivel que esperaban y ahora la pregunta será, ¿el nuevo coach cargará con una decisión y selección que no fue de él?, no olvidemos que fue la elección de Callahan.

Argumentos para un giro total en manos de un nuevo entrenador existen, toda vez que si comparamos lo que ha hecho Ward con lo realizado por Jaxson Dart de Nueva York Gigantes (y quien fue elegido sólo unos turnos atrás de Ward), despierta la duda de que quizá Callahan y su equipo erraron en la elección, pues mientras que Ward aún tarda en leer defensivas, Dart ha sorprendido con su juego fresco y enjundioso.

Por tal razón, no dudemos que Ward sea una buena ficha de cambio para el nuevo entrenador que llegue a los Titanes, después de todo, la actual NFL es más que nunca un enorme negocio que intercambia jugadores como personajes de video juego.

Lo cierto es que la guillotina de los entrenadores ha aparecido muy temprano en la campaña, y candidatos hay varios con dos que llevan delantera: Mike McDaniel de Miami y Aaron Glenn de Nueva York Jets.

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