
María Barracuda, una de las voces más potentes y versátiles del rock alternativo mexicano, cierra un ciclo junto a “Rock en tu Idioma” este 10 de septiembre en el Auditorio Nacional. Ocho años dentro del proyecto le han permitido no solo revivir los clásicos del rock en español, sino reconectarse con los símbolos que definieron su identidad artística desde la infancia.
“Yo crecí viendo a mujeres como Cecilia Toussaint o Andrea Echeverri sobre el escenario”, recuerda. “Eran las únicas. Ver a una mujer tocar rock en español y no usar su físico para figurar, sino su autenticidad, fue lo que me hizo sentir que yo también podía estar ahí”.
Más allá del homenaje a la música, el proyecto se ha convertido en una experiencia íntima de reconocimiento mutuo entre artistas. Lo que empezó como una colaboración con ídolos de juventud, hoy es una comunidad emocionalmente entrelazada, donde los compañeros de escenario también son amigos y cómplices en un acto de resistencia artística.
“Al principio algunos eran solo nombres que conocía por sus discos, pero hoy los abrazo como parte de mi historia. Este concierto no es solo un adiós, es una afirmación colectiva de que lo que hicimos vale”.
La nostalgia como resistencia
El regreso al Auditorio Nacional no es solo una presentación más; es una ceremonia simbólica de despedida donde el cuerpo, la voz y la memoria se entrelazan. Cada interpretación es una reconstrucción viva de los significados que estas canciones han adquirido a lo largo del tiempo, tanto para los artistas como para el público.
Uno de los puntos clave de este es cómo la música se convierte en un archivo emocional y en una herramienta de resistencia contra el olvido cultural. “Rock en tu Idioma” ha permitido resignificar canciones como “Ni Tú Ni Nadie”, no solo como himnos generacionales, sino como símbolos de libertad, autenticidad y fluidez de género musical.
“Yo crecí en Juárez. Y cuando vi a Andrea en El Paso, entendí que el rock no era un lugar cerrado. Que las mujeres también podíamos tomar la guitarra y decir lo que queríamos sin permiso. Esa visión, para mí, lo cambió todo”.
Al interpretar temas como “Pop Siniestro” junto a Jonaz o “Mentiras” con Piro, María se inserta como mediadora entre el pasado y el presente, llevando a cabo un acto donde la nostalgia no es solo recuerdo, sino una herramienta de renovación.
El público, por su parte, actúa como testigo y co-creador de esta narrativa. “Ahora ya no son solo los fans originales. Vienen con sus hijos e incluso sus nietos. La conexión intergeneracional es brutal, y eso demuestra que el rock sigue vivo, aunque no sea parte del mainstream”.

El futuro que vibra: del funeral a la reinvención
Lejos de quedarse en la melancolía de la despedida, María proyecta su arte hacia nuevos territorios. Desde su trabajo con Hot Dog hasta su renacido proyecto solista como María Barracuda, la artista refuerza su compromiso con la exploración musical.
“Llevamos dos años sacando sencillos en un proyecto que se llama El Funeral. Se trata de cerrar un ciclo para poder comenzar otro. Hemos combinado canciones nuevas con versiones remasterizadas de lo más escuchado. Y ya tenemos nuevo material listo para lo que sigue”.
Incluso ha creado personajes diferentes para cada proyecto, en una muestra clara de cómo la identidad puede ser múltiple y performativa. “Hot Dog tiene un personaje distinto al de María Barracuda. Es como actuar en diferentes obras musicales. Y ahora incluso estoy incursionando en el teatro”.
Esta estrategia de separación no es superficial; habla de una semiótica consciente del escenario y de la autorrepresentación. La artista no solo interpreta canciones, construye discursos visuales y sonoros que encarnan sus ideas sobre género, libertad, autenticidad y creación.
“Creo que la música es un espejo de la sociedad, y que los géneros musicales son como oleadas culturales. El rock está volviendo al underground, y eso me encanta, porque siempre ha sido el sonido de los inconformes”.
En ese sentido, su lectura crítica sobre el “edadismo” en la música mexicana resulta especialmente valiosa. “En Argentina, Charly García o Spinetta son como dioses. Aquí muchas veces la industria desecha lo que ya no es nuevo, sin entender que todo lo que existe ahora viene de ahí”.
El proyecto de Rock en tu Idioma ha sido una respuesta simbólica a ese olvido, funcionando como archivo viviente y acto reivindicativo. “Este concierto es un documento. Es la prueba de que existimos, de que lo que hicimos importa”.
Para María Barracuda, esto no es el final, sino una transición hacia nuevas formas de crear, recordar y habitar la música. El rock, lejos de estar muerto, vibra en cada interpretación que rechaza la fórmula, en cada verso que se canta sin permiso y en cada cuerpo que se mueve al margen del algoritmo.
Y aunque la luz del escenario se apague al final de esa noche, el eco de estas canciones seguirá siendo parte del ADN sonoro de varias generaciones.