Escenario

La actriz Luisa Guzmán Quintero protagoniza Prisma, una obra cruda y profundamente femenina que llega al Foro Shakespeare. En entrevista, comparte el proceso creativo, los retos emocionales y la fuerza simbólica detrás de esta propuesta teatral

Prisma en el Foro Shakespeare: Luisa Guzmán Quintero nos habla de feminidad, contradicciones y frescura escénica

Luisa Guzmán Quintero

Para Luisa Guzmán Quintero, Prisma no es solo un proyecto actoral, sino una experiencia que toca fibras íntimas y colectivas. La actriz cuenta que lo primero que la atrajo fue el equipo creativo encabezado por Elisabetha Gruener y Clemente, además de la posibilidad de trabajar junto a un elenco sólido conformado por Analucía Santibáñez, Fabiola Villalpando y Sharon Ayón.

“Me llamó mucho la atención trabajar con Elisabetha, con Clemente y con el grupo de actrices que forman parte. Ha sido increíble, les he aprendido muchísimo”, confiesa.

La obra, definida como “cruda, íntima y profundamente femenina”, explora las contradicciones con las que viven las mujeres frente a sí mismas, al amor y a los estándares culturales que pesan sobre ellas. Para Guzmán Quintero, conectar con estas temáticas fue un proceso natural:

“Estamos llenas de contradicciones, y esta obra explora precisamente esa feminidad y la presión que existe para cumplir con ciertos estándares. Es algo con lo que me identifico y sé que todas las mujeres se identificarán también”.

El proceso creativo estuvo marcado por improvisaciones que permitieron a las actrices construir un “kaleidoscopio emocional” en escena, donde la amistad y los conflictos femeninos emergen con honestidad. “Ha sido un deleite jugar con ellas”, comenta la actriz sobre sus compañeras.

Uno de los grandes retos ha sido representar la amistad no desde la perfección, sino desde los choques y las tensiones que también la atraviesan:

“Creo que es mucho más interesante ver a alguien resolver un problema que mostrar una amistad completamente feliz. Prisma explora la amistad desde el conflicto, y eso lo hace mucho más enriquecedor en escena”.

El ritual, la presión social y la búsqueda del amor

Dentro de la obra, uno de los momentos más potentes es un ritual de brujería que actúa como detonante simbólico. Para el personaje de Guzmán Quintero, obsesionado con encontrar el amor, este acto representa la desesperación y las expectativas depositadas en fuerzas externas.

“Mi personaje pone su valor como mujer en si tiene o no pareja. Cuando llega el momento del ritual, está aferrada a esa última esperanza. Pero lo que descubre es que no hay ritual que solucione eso; es un trabajo interno, es sanarse por dentro”.

Aunque asegura que no comparte del todo la obsesión de su personaje, reconoce que en su vida personal también ha sentido la presión social de encontrar pareja, alimentada por estereotipos del amor romántico.

“Por más que me considere una mujer más evolucionada, me encuentro siendo víctima de esas ideas. Crecimos con películas de Disney que nos vendieron un ideal de amor, y es fácil caer en esa trampa”.

La dirección de Elisabetha Gruener ha sido clave para que este tipo de temas se aborden con autenticidad. Luisa destaca la claridad y visión de la directora, quien ha logrado consolidar un lenguaje escénico donde la crudeza convive con la sensibilidad.

“Me encanta la claridad con la que trabaja, sabe lo que quiere de sus actrices y de la obra. Ha sido refrescante trabajar con una voz joven que tiene tanta seguridad en su visión”.

En este sentido, Prisma no busca complacer, sino provocar reflexión. Para Guzmán Quintero, el mayor logro sería que el público saliera con preguntas y no con respuestas prefabricadas:

“No damos la información masticada. Espero que el público reflexione y que disfrute de una experiencia teatral auténtica”.

Prisma

Frescura, identidad y el poder de sentirse acompañadas

Más allá de la ficción, Prisma pretende abrir un diálogo con las espectadoras, en especial con las mujeres que enfrentan presiones similares. Luisa resalta que uno de los mayores poderes del teatro es mostrar que no estamos solos en nuestras luchas.

“Muchas veces pensamos que somos las únicas que sentimos ciertas cosas. Pero ver a alguien en escena con las mismas inseguridades que tú te hace sentir menos sola. Espero que las mujeres se identifiquen y sepan que no están solas en sus batallas”.

La temporada, que se presentará del 2 de septiembre al 4 de noviembre en el Foro Shakespeare, tiene para la actriz un valor especial:

“Es la primera vez que me presento en este espacio. He venido como espectadora muchas veces, y ahora me honra estrenar aquí. Quiero que el público viva una experiencia que inspire conversación, esas pláticas en el coche de regreso o en los tacos después del teatro”.

En cuanto a la adaptación de un texto creado por una directora extranjera, Guzmán Quintero asegura que la tropicalización de Elisabetha fue tan natural que el público mexicano no sentirá distancia cultural. “El lenguaje y los problemas son completamente cercanos”, afirma.

Si tuviera que resumir su experiencia en una sola palabra, la actriz no duda: “frescura”. Para ella, la obra se atreve a romper con convenciones y a priorizar la emoción sobre la claridad narrativa:

“No buscamos que todo se entienda de manera racional, sino que cada instante te haga sentir algo. Eso para mí es frescura”.

Finalmente, invita a la audiencia a acompañarlas en esta temporada:

“Vamos a estar todos los martes, del 2 de septiembre al 4 de noviembre, a las 8:30 de la noche. Espero que el público venga, se deje llevar y encuentre en Prisma una experiencia distinta”.

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