Escenario

El próximo 11 de septiembre llega a cines Autos, mota y rocanrol, película que mezcla ficción y memoria histórica para retratar el mítico Festival de Avándaro de 1971. Alejandro Speitzer y Emiliano Zurita nos cuentan cómo reviven un episodio clave de la contracultura mexicana

Alejandro Speitzer y Emiliano Zurita: “Autos, mota y rocanrol revive la rebeldía del Festival de Avándaro”

Autos, mota y rocanrol

El Festival de Avándaro no solo fue un evento musical, sino un parteaguas cultural. Considerado el Woodstock mexicano, congregó a más de 150 mil jóvenes en un ambiente de música, rebeldía y resistencia en medio de la represión del gobierno de Luis Echeverría.

Para Emiliano Zurita, participar en una película que lo recrea fue enfrentarse a un mito nacional:

“Era retratar de manera muy honesta lo que fue Avándaro, y eso incluye tanto la comedia intrínseca del caos como la importancia sociopolítica de los años 70. Hicimos esta película con mucho amor, con creatividad, cuidando detalles de la época y usando material de archivo real filmado en 1971. Queríamos rendirle homenaje y mantener vivo el alma del festival”.

Ese equilibrio entre frescura y memoria histórica se refleja en el tono del filme: caótico, frenético, divertido, pero también cargado de la energía contestataria de los jóvenes que lo vivieron.

Rebeldía, juventud y memoria

El personaje de Alejandro Speitzer se mueve dentro del caos del festival. Para él, la película es una oportunidad de reflexionar sobre la valentía de una generación que, sin proponérselo, dejó huella en la historia del país.

“Me vuela la cabeza pensar en esos jóvenes que tuvieron la valentía de reunirse en lo que iba a ser una carrera de autos y terminó siendo un festival de rock con más de 150 mil personas. Tenían muchas agallas. Son esos jóvenes los que hoy nos tienen aquí, con avances como sociedad. Avándaro no solo es un legado del rock, es un legado en la cultura de México”, afirma.

Ese espíritu de rebeldía, recuerda Zurita, encuentra ecos en la actualidad:“Lo mismo que los jóvenes hoy en día quieren —buscar su propia identidad y romper con lo impuesto— siempre ha pasado. La contracultura de los 70 es un espejo donde los jóvenes de hoy pueden verse reflejados. Es bonito ver los archivos de Avándaro y reconocerte en ellos, darte cuenta que no hay tanta distancia entre generaciones como pensamos”.

La película invita a la conversación intergeneracional: padres, hijos y abuelos frente a un mismo tema: la juventud como motor de cambio.

Rebeldía, juventud y memoria

Un legado de libertad y resistencia

Para Speitzer, más allá del rodaje, el mayor aprendizaje es el valor de hacer cine independiente en México:

“Esta película es un acto de fe. Se iba a hacer con una plataforma que desapareció, y aun así logramos levantarla. El cine siempre tiene que estar por delante. No debe haber nada que detenga la creación. Me quedo con esa enseñanza y con el enorme esfuerzo de todo el equipo para que este proyecto viera la luz”.

Zurita añade que el estreno del filme tiene un significado especial: 11 de septiembre de 2025, justo en el aniversario 54 del Festival de Avándaro. “Es un regalo de la vida. La película llega a casi todas las salas del país y queremos que la gente la viva. Craviotto siempre decía que no quería que pareciera que estás viendo el festival, sino que lo estés viviendo, auditiva y visualmente. Es una experiencia que solo puede disfrutarse en el cine”.

Con un tono irreverente pero profundamente histórico, Autos, mota y rocanrol busca despertar emociones encontradas: desde la nostalgia hasta la reflexión crítica sobre la libertad, la censura y la juventud como fuerza cultural.

“Queremos que si eres de la época viajes en el tiempo y recuerdes esos gritos de libertad; y si eres joven, que veas que antes de ti hubo una generación que luchó por lo mismo”, concluye Speitzer.

El filme, dirigido por José Manuel Craviotto, es al mismo tiempo una celebración y un recordatorio: Avándaro no fue solo música, fue un grito de resistencia. Ahora, más de medio siglo después, regresa a las pantallas para recordarnos que la rebeldía siempre tiene eco en la cultura.

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