Escenario

Después de 17 años de ausencia, Oasis volvió a los escenarios mexicanos con un concierto en el Estadio GNP que unió nostalgia, épica britpop y un público que convirtió cada canción en un himno colectivo

Oasis en México: un reencuentro histórico y los mejores momentos que hicieron vibrar a los fans

Oasis en el Estadio GNP (Alan Mino)

El 12 de septiembre de 2025 será recordado como una fecha mítica para la música en vivo en México. Tras años de rumores, desencuentros familiares y un silencio prolongado, Liam y Noel Gallagher volvieron a compartir escenario en un espectáculo que se vivió más como un reencuentro generacional que como un simple concierto.

La expectativa había comenzado desde la víspera, cuando drones iluminaron el cielo de Chapultepec con el icónico logo de Oasis, provocando gritos, videos virales y el inicio de un conteo regresivo cargado de emoción. En las inmediaciones del Estadio GNP Seguros, las playeras de viejas giras, vinilos originales y gorras estilo noventero componían un paisaje que hablaba de devoción absoluta.

Cuando el show arrancó, el rugido fue ensordecedor. Hello abrió la noche con la energía de un trueno. Liam, imponente en el centro del escenario con las manos a la espalda, y Noel, filoso en cada acorde de guitarra, demostraron que el tiempo no había hecho mella en la fuerza de su música. El resto de la banda —Paul Bonehead Arthurs, Andy Bell, Gem Archer, Christian Madden y Joey Waronker— sostuvo con precisión quirúrgica la potencia de cada tema, logrando un muro de sonido que estremeció a los más de 60 mil asistentes.

Noel Gallagher (Harriet T K Bols)

Himnos compartidos y emociones desbordadas

El setlist fue un repaso contundente de su legado: Morning Glory, Some Might Say, Cigarettes & Alcohol y Supersonic hicieron vibrar a un público que no dejó de cantar una sola estrofa. En Stand By Me, el estadio entero iluminó la noche con miles de celulares, creando un firmamento humano que dio un tono íntimo a la velada.

Uno de los momentos más emotivos llegó con Don’t Look Back in Anger, cuando Noel dejó que el público entonara el inicio del coro. El espectáculo también tuvo guiños históricos. Durante Whatever, los Gallagher incluyeron un fragmento de Octopus’s Garden de The Beatles, homenajeando a la influencia que moldeó la esencia de Oasis. En Live Forever, la comunión entre banda y público alcanzó su punto máximo, consolidando la noche como un evento irrepetible.

Incluso Liam, fiel a su estilo irreverente, lanzó frases directas al público: gritó “¡Viva México!” al iniciar el show y coreó junto a los asistentes “México, México, México”, reforzando la complicidad con sus seguidores.

Oasis en México (Harriet T K Bols)

Un cierre digno de leyenda britpop

El encore fue un torbellino de nostalgia y celebración. The Masterplan preparó el terreno para tres himnos universales: Wonderwall, que hizo temblar el recinto con un coro unificado; Don’t Look Back in Anger, elevado a la categoría de plegaria colectiva; y Champagne Supernova, que cerró la noche con una descarga de luces, pirotecnia y un eco que parecía no querer extinguirse.

La última vez que Oasis pisó México había sido en 2008, en el Palacio de los Deportes. Desde entonces, la disputa entre los hermanos Gallagher parecía haber sepultado cualquier reencuentro. Sin embargo, la gira Live ’25, cuyos boletos se agotaron en minutos, devolvió la esperanza y confirmó que los lazos de la música son más fuertes que las diferencias personales.

Para muchos, este concierto fue más que un espectáculo: fue un pedazo de historia viva del britpop, una experiencia que unió generaciones, borró fronteras de edad y revivió una época en la que Oasis definió el pulso de la cultura musical mundial.

Con los últimos acordes de Champagne Supernova, quedó claro que Oasis no solo regresó a México: volvió para reafirmar su lugar en la historia, demostrando que sus canciones no son simples recuerdos, sino himnos atemporales que siguen resonando con la misma fuerza que hace tres décadas.

Tendencias