Escenario

En el Día Internacional de la Música, exploramos cómo Corea del Sur convirtió su pop en un producto global diseñado al detalle

K-POP: un laboratorio para el éxito en la industria musical

Si la música es un idioma universal, el K-pop es el mejor ejemplo actual de cómo un país convirtió ese idioma en un producto global, en un día que celebra a la música como puente cultural. El K-pop muestra cómo esa conexión puede diseñarse estratégicamente para impactar a millones y sin fronteras.

Todo calculado desde el inicio

En esta industria nada se improvisa. Las audiciones parecen un laboratorio donde ya está decidido qué tipo de ídol se busca: voz potente, carisma frente a cámara, talento para bailar y hasta manejo de redes sociales. Los trainees pasan años entrenando no sólo en canto o baile, también en idiomas y modales. Todo con un objetivo: moldear artistas que tengan lo necesario para sobresalir en este mundo.

Trainees de Produce 101 Reality show con el concepto de hacer debutar a un grupo de idols de k-pop (x)

Conceptos y estética

Cuando un grupo cambia de estética no es cuestión de creatividad o de gustos. Detrás hay un análisis que esta basado en entender las tendencias en redes sociales como TikTok, métricas de streaming y estudios de mercado.

Las agencias saben perfectamente qué colores, géneros musicales o narrativas están generando más interacción y lo aplican a sus lanzamientos.

De los Beatles al K-pop: una fórmula perfeccionada

El K-pop no inventó la idea de unas bandas que son referente de la juventud de su época: The Beatles marcaron el camino en los años 60 con su estética definida y su conexión masiva con el público; en los 90 las Spice Girls llevaron el concepto de identidades diferenciadas al extremo (“la deportista”, “la elegante”, “la rebelde”), y en los 2010, One Direction capitalizó la era de Twitter para fortalecer un fandom digital imparable. La diferencia es que el K-pop tomó todas esas estrategias, las sistematizó y las convirtió en un método científico: cada comeback, cada concepto y cada fan interaction se diseña con base en datos de consumo, tendencias virales y estudios de mercado.

Si algo distingue al K-pop es la fidelidad de sus fans. Cada grupo tiene una fanbase bastante fuerte y unida que crea, a través de la música y el amor por sus ídolos, una comunidad que los apoya incondicionalmente. Cada fandom tiene su propio nombre, como las famosas ARMY (fans de BTS), además de identificadores como lightsticks y colores, entre otras cosas que los distingue. Estas dinámicas ya existían en fenómenos anteriores, pero el K-pop las convirtió en parte estructural de toda la industria, no solo de una banda aislada.

Mensajes sociales

Pero el trabajo de los fans no termina en consumir música, ellos replican coreografías, crean contenido en redes, organizan eventos entre fans para hablar y conocer más sobre el grupo, pero sobre todo realizan campañas y hasta impulsan mensajes sociales. Durante la pandemia, por ejemplo, un estudio mostró que los mensajes de salud pública que usaban referencias al K-pop tuvieron mayor alcance que las campañas oficiales. Así de fuerte es su influencia.

Más recientemente la banda TXT se unió al Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en una campaña para la salud mental de los niños y jóvenes a nivel mundial. El movimiento llamado “Together For Tomorrow” (Juntos por un mañana), que además es un juego de palabras con su nombre completo, Tomorrow X Together, busca tener una conexión seguras y respetuosas entre ellos, además de celebrar la diversidad que hay en el mundo, pero sobre todo buscar acercarse a los jóvenes y amigos que se siente solos.

“Queremos transmitir el mensaje de que juntos podemos crear un futuro mejor. Esperamos que esta campaña inspire consuelo y ánimo a muchos. Es un honor sumarnos a un viaje tan significativo”, expreso el líder de grupo Soobin.

Globalización de un fenómeno

El K-pop dejó de ser “coreano” hace tiempo. Hay grupos con miembros de Japón, Tailandia, China y hasta de Estados Unidos. Además, las colaboraciones con artistas internacionales que van desde Lady Gaga a Selena Gomez, han ampliado su visibilidad como en el hit viral APT en colaboración con Bruno Mars que hoy supera las 2,000 Millones de visualizaciones en Youtube.

Hoy las decisiones sobre giras, idiomas en las canciones o incluso el concepto de un álbum se toman analizando desde qué países llegan más streams o interacciones.

Más que música

Este modelo ha hecho crecer al K-pop como una de las industrias musicales más poderosas del planeta. Solo en 2023, sus ingresos internacionales superaron 1.23 billones de wones, y se espera que el mercado global de eventos llegue a los 20 mil millones de dolares en 2031 de acuerdo con Newstrail. Estos números muestran que esta no es solo una tendencia, es un negocio con ciencia detrás.

¿Fórmula o arte?

El K-pop demuestra que la música del siglo XXI no solo nace de la inspiración: también se diseña con algoritmos y marketing digital. El reto ahora es mantener ese equilibrio entre la perfección calculada y la autenticidad que conecta emocionalmente con millones de personas. Porque, al final, la música sigue siendo el idioma universal que celebra este día.

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