
El concepto de marca país surge a finales del siglo pasado como una estrategia para medir y proyectar la reputación de las naciones en el mundo. Se trata de un índice que evalúa cómo se percibe un país a partir de seis pilares fundamentales: gobernanza, economía y exportaciones, cultura e identidad, turismo, inversión e innovación, y la gente. En otras palabras, la marca país resume el valor intangible que una nación transmite y que puede traducirse en confianza, atractivo e influencia.
Si trasladamos esta idea al plano local, podríamos hablar de la marca Coahuila, es decir, de la manera en que nuestro estado se proyecta y se posiciona dentro y fuera de México. Bajo este lente, Coahuila tendría mucho que presumir y un lugar destacado en cualquier ranking.
En el pilar de economía y exportaciones, el estado se sitúa como una de las potencias industriales de México. Su liderazgo en el sector automotriz, manufacturero y energético lo consolidan como motor productivo del país. Pero más aún: Coahuila ha sabido mantener su atractivo incluso frente a escenarios internacionales complejos, como las políticas arancelarias y los vaivenes del comercio global. La competitividad del estado no es casualidad, es el resultado de infraestructura, mano de obra calificada y una estrategia que ha permitido seguir recibiendo inversiones de talla internacional.

En cuanto a gobernanza, Coahuila se percibe como una tierra de estabilidad política y de certeza para invertir, lo cual genera confianza en empresarios nacionales e internacionales. Y un aspecto esencial aquí es la seguridad: ayer mismo, en el Consejo Nacional de Seguridad, el llamado modelo Coahuila fue reconocido como referente nacional. Esta estrategia, basada en coordinación institucional, inteligencia y prevención, ha colocado al estado en un lugar distinto dentro del panorama nacional, donde la seguridad se convierte en un activo para atraer inversión, turismo y calidad de vida.
La cultura e identidad son otro punto fuerte: Coahuila es cuna de la tradición vaquera, que no solo forma parte de su historia sino de su presente. El rodeo se ha convertido en un símbolo que hermana al estado con Texas, fortaleciendo una alianza binacional con profundas raíces culturales y con un futuro prometedor en términos turísticos y económicos. A ello se suman la gastronomía y el vino de Parras, que han colocado al estado en el mapa global.

En el rubro de turismo, Coahuila avanza con una propuesta diferenciada y de alto potencial. La Ruta Vinos & Dinos, que combina la riqueza paleontológica con la tradición vinícola, ha abierto un horizonte único en México. A ello se suman las vendimias en Parras, un evento que año con año atrae visitantes nacionales e internacionales, y destinos naturales excepcionales como Cuatro Ciénegas con sus pozas y biodiversidad, o Múzquiz, que resguarda fósiles únicos y tradiciones vivas de gran valor cultural. Estas experiencias representan no solo oportunidades de crecimiento turístico, sino una manera de posicionar a Coahuila como un destino emergente, con identidad propia y con mucho que ofrecer al viajero que busca algo distinto.
En inversión e innovación, Coahuila no solo destaca por sus parques industriales y clústeres especializados: se ha consolidado como uno de los destinos más atractivos para el capital extranjero en México. Gigantes de talla internacional siguen eligiendo a nuestro estado para instalarse o expandirse, aun frente a tensiones globales en el comercio. La razón es clara: aquí encuentran certeza jurídica, mano de obra calificada, infraestructura logística de primer nivel y un ecosistema competitivo que garantiza productividad y confianza a largo plazo.

Este dinamismo convierte a Coahuila en un verdadero hub de inversión en el norte de México, donde la innovación se traduce en empleos, transferencia de tecnología y cadenas de valor que conectan al estado con el mundo.
En el pilar de la gente, los coahuilenses son reconocidos por su hospitalidad, su carácter trabajador y su resiliencia, atributos que suman valor a la percepción del estado.
Visto así, la marca Coahuila se proyecta sólida, competitiva y con áreas de oportunidad para seguir creciendo. Hablar de la marca Coahuila no es solo reconocer lo que somos hoy, sino también el potencial que tenemos para seguir consolidando al estado como referente en México y más allá de nuestras fronteras.