El Casino Veracruz es el mejor lugar para, si uno no se anima a bailar, comenzar a hacerlo o aprender a hacerlo.Con este halo entre mitológico y versátil, decenas de personas vienen aquí todas las noches -más bien las tardes y noches- a tomar unos tragos y a iniciar un ritual social que parece quitarse sólo dentro de estas paredes.Uno se siente dentro de una gran fiesta.Similar a una boda o a unos quince años, los grupos o las parejas se sientan en largas mesas con manteles esperando el momento ideal para comenzar a tomar ímpetu, poco a poco, algunos atrevidos saltan a la pista. Quizá con un trago encima, eso siempre termina por animar a los demás.Puede que la música en vivo también sea la invitación ideal. Aquí se han presentado sonoras con cumbia y salsa hasta quienes interpretan la música de la época de oro en español y en inglés. Conjuntos como la Sonora San Francisco y La Sonora bahía han hecho de esta su casa.Esta gran fiesta cuenta con invitados de todas nacionalidades y clases sociales, algunos son orgullosos parroquianos que, sabiendo lo que se van a encontrar, se quedan cada que pueden hasta que casi les apagan las luces.En serio, todos pueden venir aquí, se organizan grandes fiestas como eventos. Asisten así los invitados de la feria Internacional del Libro (FIL), La Muestra de Cine Mexicano en Guadalajara y, alguna vez, hasta la gente de la Copa Confederaciones.No sé por qué se llama Veracruz, este lugar tiene todo el ánimo de Guadalajara, toda esa vitalidad.El casino fue fundado en 1982 y, de manera modesta, es un icono tradicional de la ciudad.Está ubicado muy cerca de Niños Héroes (Manzano 486, Col. Moderna), y cerca -pero no tan cerca- de la Calzada Independencia: todas esas esencias juntas.mac
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