Las películas de Jordan Peele son todo, menos fáciles de digerir y esta no es la excepción. En esta ocasión nos vuelve a sorprender con una película de terror psicológico con una historia fuerte y una narrativa que nos desconcierta (y marea) con múltiples cortes coloridamente estroboscópicos con un caos de imágenes fuertes, hasta emociones intensas convertidas en escenas que podría comparar con las mostradas en la última parte de “La Substancia”, imágenes que incomodan al cinéfilo pero que llevan cierto ritmo y cierta intención y ese es el objetivo de esta película.

¿Qué estarías dispuesto a sacrificar para convertirte en el mejor de todos los tiempos?
Del ganador del Oscar, Jordan Peele y Monkeypaw Productions, productores de las películas de terror que marcaron un antes y un después como “¡Huye!”, “Nosotros”, “Candyman” y “¡Nop!”, llega un escalofriante viaje al sanctasanctórum de la fama, la idolatría y la búsqueda de la excelencia a cualquier precio, con una electrizante interpretación dramática de Marlon Wayans (así es, el mismo de películas dramáticas como “Air”, “Réquiem por un sueño” y comedias absurdas como “Esta No es Otra Película de Miedo”).

Tyriq Withers (de la película “Sé lo que Hicieron el Verano Pasado”) interpreta a Cameron Cade, un mariscal de campo en ascenso que ha dedicado su vida (y su identidad) al fútbol americano. En la víspera del Combinado de Talentos de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL), el evento anual de evaluación de la liga profesional, Cam es atacado por un fanático desequilibrado y sufre un trauma cerebral que podría poner fin a su carrera.
Justo cuando todo parece perdido, Cam recibe una salvación inesperada: su ídolo, Isaiah White (Marlon Wayans), un legendario mariscal con ocho campeonatos y mega estrella cultural, le ofrece entrenarlo en su aislado complejo, donde vive junto a su esposa influencer, Elsie White (Julia Fox).

El legendario mariscal de campo aparece como el salvador de Cam, invitándolo a su suntuoso “campo de preparación” en el desierto para una semana de entrenamiento diseñada para ponerlo en forma. El régimen y los ejercicios son brutales. El voluble Isaiah se muestra paternal por momentos y cruel por momentos, burlándose del joven mientras lo lleva al límite.
Un siniestro médico (Jim Jefferies) está presente para administrarle a Cam misteriosas inyecciones, mientras que la esposa de Isaiah le enseña que el fútbol americano más que ser un deporte, es básicamente solo espectáculo con muchos golpes y fracturas.
Pero a medida que el entrenamiento se intensifica, el carisma de Isaiah comienza a tornarse en algo más oscuro, arrastrando a su protegido por una espiral desconcertante que podría costarle mucho más de lo que imaginaba.
Esta es una historia de terror de pacto fáustico en la que toda una cultura conspira para obligar a Cam a renunciar a su futuro, acosándolo y castigándolo, utilizando la familia y el patriotismo como armas. Obligado por su amoroso padre a recitar un credo de autosacrificio varonil en el campo de fútbol, y luego preparado por sus entrenadores, su agente (Tim Heidecker) y sus ojeadores para ser el próximo Isaiah White, Cam solo tiene una mínima influencia en su destino.

Nadie hace caso a la advertencia de los médicos de que otra lesión en la cabeza podría dejarlo discapacitado permanentemente, e incluso Cam no se atreve a citar este peligro como razón para retirarse del Combinado de Talentos.
“Him: El Elegido” es una historia sobre los extremos a los que se está dispuesto a llegar con tal de alcanzar el éxito y la fama, con tal de ser el mejor, incluso si esto implica dolor, sacrificio y terror.
Además, tiene elementos psicodélicos, psicológicos y aterradores, donde se muestra el lado más oscuro del deporte profesional, llevado a un nivel mucho más alto (y no para bien). De hecho, siento que el papel que juega el futbol americano en esta película es una mera metáfora, ya que esta estructura se puede aplicar a cualquier forma de entretenimiento que genere grandes ganancias. Hubo momentos que me recordaron al “Cisne Negro” (2010). Incluso (guardando sus distancias) me parecía una película de Alejandro Jodorowzky con alto presupuesto y efectos vanguardistas.
No genera terror como esperamos de una película de terror, siguiendo al protagonista a un escenario convencional, permitiéndonos aprender poco a poco con él que es demasiado bueno para ser verdad.
En cambio, el guion (de Zack Akers, Skip Bronkie y Tipping) provoca en Cam alucinaciones que lo ponen en un estado mental crítico desde el principio. Si bien el complejo desértico es escalofriante, Tipping desaprovecha las oportunidades de generar una sutil inquietud y liberarla con sustos repentinos.
Es difícil creer que Marlon Wayans, que aquí lo vemos como un mentor psicótico, mefistofélico y obsesivo sea el mismo actor de películas de pastelazo como “¿Y Dónde Están Las Rubias?” (del 2004).

Wayans ofrece una actuación magistral como un mentor irónico y auto despreciativo. Aporta tanto humor astuto y complejo, y tanta furia al papel, que uno desearía que la historia girara en torno a un duelo psicológico entre ambos hombres. Pero Cam e Isaiah son, en última instancia, peones, y su conflicto distrae de las fuerzas que los manipulan.
Cabe mencionar que la película tiene como director a Justin Tipping, cuenta con Peele como productor, y tiene una clasificación R por su contenido violento, que se hizo evidente desde las primeras imágenes que aparecieron en el tráiler.
Desde un principio de la historia va forjando el final de la misma, el cual el cinéfilo trata de intuir (sin éxito), y que nos va a sorprender mucho más de lo que esperamos, no solo por un giro en la trama sino por varios detalles inesperados (que obviamente no mencionaremos aquí). Definitivamente es una película muy atrevida y solo para estómagos fuertes.

Recomendable para los cinéfilos que gustan del cine que va más allá de una historia normal. ¡Nos vemos en el cine!
DATO
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