
La Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) bloqueó todas las posibilidades de que el pequeño contingente de la Generación Z ingresara por segunda vez al Zócalo capitalino para protestar en contra del Gobierno de la Cuarta Transformación.
Aunque se trataba de un reducido grupo de personas, no mayor a 200, el grupo de policías metropolitanos impidió el libre tránsito de los manifestantes, primero en el cruce de Paseo de la Reforma y Morelos y después cuando bloquearon de manera definitiva el acceso a la Plaza de la Constitución.
A las 11:00 horas, el colectivo de la Generación Z se reunió a un costado del Ángel de la Independencia. Sin embargo, la mayoría de los asistentes eran personas con edades arriba de los 45 años, que con banderas de la bandera mexicana en color negro y platicamos con la imagen de una calavera con sombrero de paja, exigían mayor seguridad y mano dura a los delincuentes, aunque algunas de sus consignas estaban fuera de la realidad.
Aunque su principal exigencia era que se detuviera a los criminales y se expulsara al crimen organizado de México, los protestantes mezclaron esas peticiones con insultos hacia la presidenta y reprochaban aparentes mandatos que la líder del ejecutivo no ha emitido, como un supuesto gasolinazo y la extinción de las iglesias en el territorio.

Otros de sus reclamos eran el abasto de medicamentos y la inmediata renuncia de Claudia Sheinbaum y que la cámara de diputados no sea la encargada de nombrar a un sucesor, si no los habitantes en una nueva elección.
Con todo y que el Gobierno de México y simpatizantes alegaban que esta movilización fue promovida por la oposición y su oportunismo para sumarse a reclamos que no les corresponden, una de las porras más potentes de la manifestación era “ni PRI ni PAN ni Morena, son la misma mierda”.
Aún con el antecedente de las denuncias de violencia de policías hacia ciudadanos hospitalizados la apertura de siete expedientes por agresiones, no hubo observadores de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México en un estudio de verificación que no se repitieran las agresiones, únicamente habían dos visitadores de la Comisión de Derechos Humanos federal.

Los manifestantes avanzaron por Paseo de la Reforma, pero su paso fue detenido en el cruce con Morelos, a la altura de la Glorieta de las Mujeres que Luchan. Ahí un grupo de alrededor de 300 policías metropolitanos ya los esperaban con escudos y 15 extintores — resguardados — para impedir su marcha, con el pretexto de que en ese momento se desarrollaba el desfile en conmemoración de la Revolución Mexicana.
No obstante, ese motivo se expresó hasta después por la SSC, pues en el momento, los uniformados desconocían la razón del bloqueo peatonal. Pocos minutos después la desesperación y el enojo crecieron, los inconformes reclamaron su derecho al libre tránsito y decían a los policías que mientras obedecen al oficialismo, ese régimen los mantiene en malas condiciones de trabajo, por lo que llamaban a la unión y a que protegieran a la población, no al Gobierno.
El pronunciamiento que estuvo casi desdibujado fue la liberación de las personas detenidas el pasado 15 de noviembre en la primera manifestación, aún cuando en redes sociales se anunció que era la principal inconformidad.

Según la SSC, los manifestantes habían llegado a un acuerdo con el área de Conciliación y Diálogo del Gobierno capitalino para esperar hasta que el desfile concluyera y avanzar, pero al cuestionar a los inconformes, dijeron que en ningún momento existió ese acuerdo.
Luego de una hora se les permitió el paso, el continente sólo creció ligeramente, pero los gritos eran más fuertes. Avanzaron poco, hasta el cruce de Cinco de Mayo e Isabel la Católica en el Centro Histórico, donde ya los esperaban más de 200 policías con escudo, quienes argumentaban que las estructuras utilizadas para el desfile todavía no eran retiradas del Zócalo.
Con ánimo, pero menos personas, exigían que se les concediera el paso a la Plaza de la Constitución y para lograrlo, reiniciaron los insultos a la mandataria y la acusación de que México es un narcoestado.

Intensificaron el repudio hacia el partido Morena y sus representantes, alrededor de una hora el contingente permaneció encapsulado. Después, en un intento de burlar a los agentes, corrieron hacia la calle Madero que también conecta con el Zócalo, pero los policías fueron más rápidos y no dejaron que ni una persona entrara.
La discusión pasó a ser únicamente entre la sociedad civil, simpatizantes a la Cuarta Transformación reclamaban por la movilización, insultaban a los integrantes de la marcha e incluso, acorralaron a sus adversarios, para tratar de que sus ideas fueran absolutorias y únicas en el país.