
La política migratoria de la administración de Donald Trump encontró un nuevo escaparate en las redes sociales. Lejos de los discursos solemnes en conferencias de prensa o los comunicados oficiales del Departamento de Seguridad Nacional, la Casa Blanca recurre a símbolos de la cultura popular para impulsar su narrativa contra los migrantes.
Lo que antes eran cifras de deportaciones y operativos policiales, hoy se presenta como un espectáculo de entretenimiento con muñecos de colección, personajes de anime y hasta inteligencia artificial.
Hace apenas unas semanas, la cuenta oficial de la Casa Blanca difundió una ilustración con un Labubu “de edición deportada”, en la que se mostraba a un ciudadano guatemalteco esposado. La caricatura, inspirada en los populares muñecos de la compañía china Pop Mart, venía acompañada del mensaje “depredador sexual arrestado por ICE”.
El retrato correspondía a Cristian Soto Galeano, un hombre con enanismo detenido en Nueva Orleans, cuya condena previa fue usada como justificación para encuadrar el caso dentro de la narrativa oficial.
El gesto fue más que un simple posteo, representó la consolidación de un lenguaje visual que mezcla el consumo cultural global con la retórica antiinmigrante.
Pokémon y la “caza” de migrantes
El fenómeno no quedó ahí. Esta misma semana, el Departamento de Seguridad Nacional difundió un vídeo que llevó la estrategia propagandística a otro nivel. En la producción de un minuto, las imágenes de redadas y detenciones se entrelazan con secuencias del universo Pokémon. Ash Ketchum lanza pokebolas que, en lugar de atrapar criaturas fantásticas, dan paso a escenas de migrantes esposados.
Gotta Catch ‘Em All. pic.twitter.com/qCvflkJGmB
— Homeland Security (@DHSgov) September 22, 2025
El montaje culmina con un eslogan inequívoco: “Hay que cazar a todos”. Bajo esa lógica, cada persona detenida se convierte en una carta coleccionable, con su rostro acompañado de acusaciones. El tono lúdico contrasta con la crudeza de las escenas y genera un mensaje ambiguo que trivializa el sufrimiento de miles de familias que enfrentan la deportación.
Labubu y Pokémon en la estrategia de Trump contra migrantes
La instrumentalización de íconos como Labubu o Pokémon responde a una estrategia comunicativa clara: transformar la persecución migratoria en una narrativa accesible, viral y emocionalmente impactante. En lugar de cifras de deportados o largos discursos legales, el gobierno busca asociar la figura del migrante con imágenes fácilmente reconocibles por el público joven y las audiencias digitales.
El uso de inteligencia artificial refuerza esta tendencia. La misma Casa Blanca ya había difundido un montaje sobre Gaza como un resort turístico en medio de la devastación, lo que confirma una línea editorial basada en la manipulación visual y la banalización de conflictos humanos.
Una campaña de Trump disfrazada de entretenimiento
Detrás de estas piezas gráficas se esconde una estrategia electoral que busca movilizar a la base trumpista con mensajes simples y virales. Convertir las deportaciones en cartas coleccionables o caricaturas responde a un cálculo político, presentar la inmigración como una amenaza pero envuelta en el lenguaje de la cultura pop.
Los analistas advierten que esta narrativa normaliza la idea de que la persecución migratoria puede ser un espectáculo. Con ello, la Casa Blanca refuerza un clima social donde la violencia simbólica contra los migrantes se convierte en entretenimiento.