
El negocio del contrabando de migrantes ya no depende solo de rutas secretas o coyotes que cruzan el desierto. Hoy, los cárteles mexicanos trasladan buena parte de sus operaciones al mundo digital, donde publicaciones aparentemente inofensivas en redes sociales sirven para atraer a jóvenes estadounidenses a su red criminal.
Según una investigación de seis meses realizada por CNN y reportada por el periodista David Culver, los cárteles mexicanos perfeccionaron un método silencioso y altamente efectivo que se limita a reclutar a sus cómplices dentro de Estados Unidos a través de las redes sociales.
La historia de una joven de Phoenix ilustra con crudeza cómo funciona este engranaje. Con apenas 20 años, recién convertida en madre y enfrentando dificultades económicas, vio en una publicación en Snapchat la oportunidad de un “golpe de suerte” con la promesa de ganar de 5 a 10 mil dólares en un día. Sin saberlo, estaba a punto de convertirse en pieza clave de una red criminal que operaba desde México sin cruzar la frontera.
¿Cómo funciona el reclutamiento digital de cárteles mexicanos?
La promesa de dinero rápido suele ser el anzuelo. En el caso de la joven entrevistada por CNN, un simple mensaje bastó para involucrarla en el contrabando de migrantes. Su papel inicial parecía inocente, se trataba de “recoger gente”. Pero esa frase ambigua escondía un sistema complejo. Ella no tenía auto ni licencia, así que pidió ayuda a una amiga. Una semana después, tras una primera entrega exitosa y el pago en efectivo, la línea entre lo legal y lo criminal se había desvanecido.
Lo que comenzó como una tarea única se transformó en un negocio recurrente. La joven replicó el mismo mensaje en su cuenta de Snapchat y reclutó a decenas de conductores, quienes ayudaron a trasladar cerca de un centenar de migrantes al norte del país. Con el tiempo, pasó de ser recluta a reclutadora.
Las consecuencias llegaron cuando uno de esos conductores fue detenido y las autoridades federales comenzaron a rastrear su cuenta. Fue arrestada, procesada y condenada por su papel como facilitadora de estas operaciones. A pesar de ello, jamás supo con certeza quién estaba detrás del perfil que la contactó. Los investigadores creen que el responsable era un operador del Cártel de Sinaloa, el grupo que controla las rutas de contrabando en Arizona.
Jóvenes estadounidenses como nueva mano de obra del narco mexicano
El atractivo del dinero fácil convirtió a las redes sociales en un terreno fértil para el reclutamiento. CNN identificó cientos de publicaciones similares en plataformas como Facebook, TikTok y Snapchat, muchas en inglés y diseñadas para captar a jóvenes entre 18 y 25 años. No existe un perfil único. Los reclutados incluyen desde estudiantes universitarios y jóvenes con antecedentes penales hasta hijos de policías.

Las publicaciones evitan palabras explícitas como “contrabandista” o “narco”. En su lugar, usan eufemismos como “chofer” o “taxi”, acompañados de emojis de coches o pollos (jerga para referirse a los migrantes). También recurren a hashtags como #fyp o #viral para aumentar el alcance y ubican las publicaciones en zonas fronterizas estratégicas.
El periodista de CNN narra que una vez establecida la comunicación, la conversación suele migrar a WhatsApp, donde el cifrado de extremo a extremo complica el rastreo policial. Desde allí, los reclutadores envían coordenadas y monitorean en tiempo real el trayecto de los conductores. En algunos casos, los choferes viajan cientos de kilómetros desde ciudades tan lejanas como Nueva York o Seattle para cumplir con su misión.
Las empresas tecnológicas han comenzado a reaccionar, aunque con resultados dispares. Según declaraciones recogidas por CNN, TikTok asegura haber eliminado el 95.6% del contenido que viola sus políticas sobre comercio ilegal durante el primer trimestre del año. Snapchat afirma haber eliminado miles de publicaciones relacionadas con el contrabando y bloqueado resultados de búsqueda asociados. Por su parte, Meta, propietaria de Facebook, Instagram y WhatsApp, trabaja en nuevas herramientas para detectar cuentas vinculadas a redes criminales.
Aun así, las autoridades sostienen que las medidas son insuficientes. Las técnicas de los cárteles evolucionan con rapidez y aprovechan vacíos en los sistemas de moderación. En algunos casos, incluso agentes federales han sido señalados por facilitar operaciones de contrabando, lo que revela un desafío aún mayor: la infiltración institucional.
La realidad es que el crimen organizado ha sabido adaptarse a la era digital. Los cárteles ya no necesitan cruzar la frontera para operar en Estados Unidos. Basta con un mensaje directo en Snapchat o TikTok para convertir a un joven desesperado en cómplice de una red criminal transnacional.