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Estudio de científicos de Australia, Canadá y Estados Unidos en 296 pacientes de entre 50 y 90 años encontró que el desgaste cognitivo y la pérdida de funcionalidad en actividades diarias retrasa una media de tres años la enfermedad en personas que caminan entre 3,000 y 5,000 pasos al día, y una media de siete años en las que andan entre 5,000 y 7,500 pasos al día.

Mayor actividad reduce avance del Alzheimer

Caminar y estar activo retrasa el avance del Alzheimer, destacan científicos

Alzheimer — Un estudio elaborado por científicos de Australia, Canadá y Estados Unidos en adultos mayores, reveló que personas de este sector social que caminan menos de 3,000 pasos al día y tienen niveles elevados de la proteína Beta-amiloide en el cerebro, asociada con el desarrollo del Alzheimer, exhiben un deterioro cognitivo más rápido de la enfermedad, en comparación con las personas más activas.

“La inactividad física es un factor de riesgo modificable reconocido para la enfermedad de Alzheimer”, sin embargo, su relación con la progresión de la patología en humanos no ha sido muy clara hasta ahora, lo que limita su traducción efectiva en ensayos de prevención.

La investigación publicada en la revista Nature Medicine tenía el objetivo de averiguar si la actividad física, aún siendo moderada, influía en el desarrollo del Alzheimer y los resultados presentados revelaron que así es.

El trabajo de los científicos comprendió un seguimiento durante 14 años a 296 personas de entre 50 y 90 años del “Estudio sobre el Envejecimiento Cerebral de Harvard”, todos ellos sin deterioro cognitivo al inicio del estudio que presentaban la enfermedad en su etapa preclínica y que no presentaban síntomas de la Alzheimer, pero sí una elevada acumulación de proteínas Tau y Beta-amiloide en el cerebro, lo que les convertía en pacientes de riesgo.

Utilizaron una prueba no invasiva que mide la actividad metabólica del cuerpo humano en tiempo real (Tomografía por Emisión de Positrones, PET) para medir los niveles basales de Beta-amiloide en las placas y de Tau en los ovillos neurofibrilares del cerebro de los participantes.

Paralelamente, midieron la actividad física de los participantes con podómetros de cintura. Los participantes se sometieron a evaluaciones cognitivas de seguimiento anual durante un periodo de entre 2 y 14 años (una media de 9,3 años), y un subgrupo se sometió a también pruebas PET para analizar los cambios en la proteína Tau.

Entre los resultados destacan que el desgaste cognitivo y la pérdida de funcionalidad en actividades de la vida cotidiana retrasa una media de tres años en las personas que caminan entre 3,000 y 5,000 pasos al día, y una media de siete años en las que andan, al menos, entre 5,000 y 7,500 pasos al día.

“Nuestro hallazgo demuestra que aumentar el número de pasos, aunque sea ligeramente, puede ayudar a ralentizar la progresión de la enfermedad de Alzheimer en personas con alto riesgo de desarrollarla”, subraya Jasmeer Chhatwal, uno de los autores del estudio y neurólogo del Mass General Brigham, consorcio de investigación médica entre la Universidad de Harvard y los hospitales más prestigiosos de Boston.

A juicio del especialista, este descubrimiento explicaría por qué algunas personas con riesgo de alzhéimer se deterioran más rápidamente que otras a nivel cognitivo, al tiempo que permitiría usar los cambios en el estilo de vida como estrategia terapéutica.

Por su parte, otra de las autoras del estudio, Wai-Ying Wendy Yau, neuróloga del Mass General Brigham, resaltó en un comunicado que “nuestro estudio demuestra que cada paso cuenta, e incluso un aumento pequeño de actividad redunda en una mejora de la salud cerebral y cognitiva. Mantenerse físicamente activo es una forma de proteger el cerebro”. (Con información de EFE, DW y Nature Medicine)

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