
Luego de que el pasado viernes se realizara un maratón en la ciudad de Kish en el que se permitió la participación de mujeres sin hiyab, a pesar de las advertencias previas, la justicia iraní abrió un expediente judicial contra los organizadores.
La Fiscalía regional consideró este acto, una vulneración de las leyes y principios religiosos, por lo que afirman que actuarán contra cualquier “negligencia o falta de atención a las normas”.
Tras la amplia circulación de las imágenes de la competición en redes sociales, agencias conservadoras como Mehr y Tasnim calificaron la prueba de “amenaza cultural” y denunciaron la “presencia sin velo” de corredoras, exigiendo medidas estrictas para evitar la repetición de episodios similares.
Este hecho se desarrolló en medio de la creciente presión de grupos políticos conservadores que buscan reimponer el uso del hiyab luego de que muchas mujeres dejaran de utilizarlo en las calles como acto de desobediencia civil.
El movimiento comenzó tras la muerte bajo custodia policial de la joven kurda Mahsa Amini en septiembre de 2022, tras haber sido arrestada por no llevar bien puesto el velo, lo que desató meses de protestas en el país al grito de “mujer, vida, libertad”, que llegaron a pedir el fin de la República Islámica y fueron apagadas con una dura represión que causó unos 500 muertos.