
Nueva York consolida su papel de feudo antitrumpista, no solo con la llegada a la alcaldía del musulmán Zohran Mamdani, sino también con la jubilación del cardenal ultraconservador Timothy Dolan, admirador declarado del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien será sustituido por un obispo proinmigrante y cercano a los pobres.
Dolan, conocido por oficiar la oración inaugural en dos ceremonias de investidura del mandatario republicano y por llamar al asesinado influencer ultraderechista Charlie Kirk “el san Pablo de nuestra era”, será reemplazado por Ronald Hicks, de 58 años y hasta ahora obispo de Joliet, Illinois. Al igual que León XIV, pasó años en labores pastorales en América Latina, aunque en su caso en México y Centroamérica.
Tras 16 años al frente del arzobispado de Nueva York —la segunda arquidiócesis con más católicos de Estados Unidos— Dolan presentó su renuncia al cumplir los 75 años, como establecen las normas eclesiásticas. Aunque lo habitual es que los obispos permanezcan algunos años más, cuando no ocurre suele interpretarse como una señal de reprobación del Papa.
El estadounidense Robert Prevost, de nacionalidad estadounidense y peruana, mueve así una pieza clave en su discreto pulso a distancia con Trump, a quien nunca ha criticado abiertamente y frente al cual actúa con cautela, dada la personalidad explosiva del mandatario.
En una rueda de prensa desde la Catedral de Saint Patrick, en la Quinta Avenida, el nuevo arzobispo Hicks habló brevemente en español a los fieles: “Quiero que sepan que tienen un obispo que no solo habla español, sino que también tengo un corazón enorme para la cultura latina y la gente hispana“.
Hicks, originario de Illinois, trabajó un año como voluntario en México y cinco años en El Salvador. Añadió que tiene “dos sobrinos de Colombia, compadres puertorriqueños y muchos amigos de la República Dominicana”.
“Profunda afinidad” con León XIV
Afirmó sentir una “profunda afinidad” y una “gran confianza” con el actual papa, de 69 años, por haber dedicado parte de su sacerdocio a América Latina.
Tras cinco años como obispo de la diócesis de Joliet, destacó que Nueva York es una ciudad “rica en energía, lenguas, culturas y personas”, aunque reconoció que son “tiempos complejos y desafiantes”, especialmente en cuestiones de vida, fe, justicia, paz y sanación.
El nombramiento llega en un momento difícil para la arquidiócesis, que hace cinco años reveló los nombres de 120 sacerdotes y diáconos acusados de abusos sexuales a menores o de posesión de pornografía infantil.
El cardenal Dolan anunció recientemente que espera recaudar 300 millones de dólares para compensar a las víctimas y abrió la puerta a un proceso de mediación.
Hicks afirmó: “Como Iglesia, nunca podemos descansar en nuestros esfuerzos por prevenir el abuso, proteger a los niños y cuidar a los supervivientes. Aunque es un trabajo exigente y doloroso, confío en que seguirá fortaleciendo la transparencia y la sanación”.
Según medios locales, unas 1,300 personas han denunciado abusos sexuales sufridos cuando eran menores por parte de miembros de la arquidiócesis.