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Un artículo de The New York Times advierte de la dependencia suicida del hidrocarburo, y advierte que nuestro país podría enfrentar caos energético si EU interrumpe su suministro

El gas natural, la carta más poderosa de Trump contra México

Alerta silenciosa México importa más del 70 % del gas natural que consume, casi todo desde Texas. (The Texas Tribune)

A medida que la tensión entre México y EU escala por aranceles, migración y seguridad, un factor mucho más explosivo se asoma en silencio: el gas natural.

Un artículo de The New York Times revela que la dependencia energética de México no solo es crítica, sino suicida: basta con que Washington cierre la llave para que el país colapse en apagones, caos social y parálisis industrial.

México importa más del 70 % del gas natural que consume, la mayoría proveniente de Texas, y lo usa para generar el 60 % de su electricidad. Esa vulnerabilidad, según expertos citados por el diario, es tan crítica que bastaría con cerrar la llave durante unos días para colapsar la red eléctrica nacional y provocar apagones masivos, caos urbano y una drástica afectación a la industria manufacturera.

“Una interrupción del flujo de gas a México sería más que caótica”, advirtió W. Schreiner Parker, directivo de la firma energética Rystad Energy. “Es, de hecho, una de las razones no dichas por las que Sheinbaum ha sido tan conciliadora con Trump”, aseguró.

Aunque hasta ahora el presidente Donald Trump no ha amenazado directamente con interrumpir el suministro, su historial reciente —como la negativa a entregar agua del río Colorado a Tijuana o las acusaciones contra México por “robar” agua a agricultores texanos— ha encendido las alarmas en la administración de Claudia Sheinbaum.

Una dependencia insostenible

El artículo cita a Juan Roberto Lozano, funcionario del Centro Nacional de Control de Energía, quien calificó al gas importado como “el elefante en la sala” de la política energética nacional.

Y no es para menos: México no cuenta con gasoductos hacia ningún otro país, y sus reservas internas, explotables con tecnologías no convencionales, están aún muy lejos de ser viables.

A pesar de los esfuerzos anunciados por Sheinbaum para aumentar la producción nacional —de 3.8 a 5 millones de pies cúbicos diarios hacia 2030—, expertos sostienen que el país no está en condiciones de sustituir el suministro estadounidense en caso de una crisis.

“No hay otras opciones para México”, declaró Ira Joseph, investigador del Centro de Políticas Energéticas Globales de la Universidad de Columbia. “No tienen gasoductos a ningún otro lugar”.

El precedente más preocupante fue la tormenta invernal Uri, en 2021. Entonces, Texas ordenó detener temporalmente las exportaciones de gas y los flujos hacia México se desplomaron un 90 %, lo que dejó sin luz a más de cinco millones de hogares en 26 estados mexicanos. Ese escenario, señala The New York Times, podría repetirse por decisión política de la Casa Blanca.

Mientras Europa logró independizarse del gas ruso construyendo terminales portuarias para gas natural licuado, México carece de esa infraestructura. Y aunque algunas plantas pueden usar combustóleo o diésel como respaldo, no sería suficiente para cubrir la demanda nacional.

“El discurso de soberanía energética se cae frente a la realidad del gas”, sentenció Raúl Puente, directivo de la empresa Cydsa. “Hoy, dependemos absolutamente de EU para mantener el país encendido”.

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