
Emma, una pequeña panameña de 13 años, estuvo casi medio año en un albergue del DIF, en Chihuahua. Apenas la semana pasada, después de diversas batallas administrativas e incontables días de llanto, logró ser retornada a su país.
“Gracias, la niña cada día está más tranquila, al fin con familia”, informó apenas este 20 de junio el consulado de Panamá en Ciudad Juárez a la Procuraduría de Protección a Niñas, Niños y Adolescentes de la entidad, conforme al informe compartido a Crónica.
Es el drama de los menores migrantes no acompañados, retenidos en territorio nacional por el Instituto Nacional de Migración, cuyo encierro y separación de sus familias se alarga de manera ilegal, debido a penurias presupuestales y deficiencias operativas del INM (agravadas durante el morenismo), pero también al desinterés de autoridades del país de origen o a conflictos diplomáticos entre países, como ha ocurrido entre Ecuador y México.
“Tenemos casos de niños no acompañados que han durado hasta 8 meses en los albergues, cuando los procesos debieron terminar en un máximo de 30 días; grupos completos, principalmente de venezolanos”, refirió a este diario Jesús Villa Rivera, subprocurador de protección auxiliar de niños y adolescentes del distrito judicial Bravos, encargado de velar por los derechos infantiles en Chihuahua.
-¿Por qué Venezuela? -se le preguntó.
-A ese país le interesan poco y nada sus connacionales, aunque se trate de menores de edad. Sufren mucho, las autoridades son indiferentes, porque la mayoría de los migrantes huyen por las duras condiciones y por estar en contra de su gobierno. A Maduro no le interesan los migrantes.
SECUELAS. Aunque desde principios de 2025 el flujo migratorio ha descendido por las medidas hostiles implementadas por Donald Trump, persisten las extendidas historias de dolor para los chicos, vistos como mercancía.
¿Cuáles son las secuelas emocionales para un menor orillado a abandonar su hogar y a cruzar en soledad por países ajenos, preso de múltiples peligros y finalmente detenido y obligado a una espera de seis u ocho meses para reencontrase con su familia?...
De los archivos de la Procuraduría de Protección a Niños, otro expediente trágico, el de Emily, una niña venezolana de tan sólo cuatro años. La complejidad de su caso y el desdén de las instancias gubernamentales de aquel país frenaron por meses su retorno asistido.
Emily fue detectada por agentes migratorios en Puerto Palomas, límites de Chihuahua con Estados Unidos. Iba en compañía de dos hombres, quienes se alistaban para cruzarla por El Berrendo, punto de alto riesgo. “La tenían bien aleccionada, porque la chiquita repetía que uno era su papá y el otro su tío”, contó el subprocurador Villa Rivera.
“Los agentes no se comieron el cuento y los detuvieron. Tras las investigaciones se supo que eran en realidad coyotes a quienes alguien les había pagado para cruzarla. Tristemente se comprobaría que había sido atacada sexualmente. Los coyotes ya están siendo procesados por la vía penal”.
Su estancia en el albergue se prolongó aún más por la dificultad de encontrar a algún familiar. Con sus padres, se confirmaría, corría peligro, por lo cual se le buscó acogida con una tía, allá en Venezuela.
SIN LEY. En México, no hay una norma -ni federal ni local- en la cual se contemple un plazo máximo de albergue para los menores no acompañados ni para la resolución de sus casos.
La Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes da facultades al INM para determinar la condición migratoria de los chicos. En tanto, el responsable de protegerlos y habilitar “espacios seguros” de alojamiento es el Sistema Nacional DIF o los sistemas estatales. El artículo 91 mandata a estas autoridades a privilegiar la “reunificación familiar”, excepto cuando sea contraria al interés superior del menor.
Sobre los tiempos y garantías en el proceso, el artículo 92 sólo menciona: “El menor tiene derecho a conocer la duración del procedimiento, mismo que deberá seguir el principio de celeridad”.
CONFLICTO CON ECUADOR. Entre los casos de mayor impacto están los relacionados con niños ecuatorianos, a raíz de la disputa diplomática entre Ecuador y México.
En el centro de la discordia se colocó el ex presidente Andrés Manuel López Obrador -supuesto defensor de la no intervención entre países-, quien en agosto de 2023 vinculó el asesinato de Fernando Villavicencio -candidato a la presidencia ecuatoriana- con el resultado electoral a favor de Daniel Noboa -actual mandatario-. Comenzó ahí la tensión…
En diciembre del mismo año, el ex vicepresidente de aquel país: Jorge Glas, acusado de corrupción, pidió asilo político a México y se refugió en la embajada mexicana en Quito, a donde irrumpió la policía local para capturarlo, el 5 de abril de 2024.
López Obrador ordenó el rompimiento de relaciones: embajada y consulados de Ecuador cesaron actividades, lo cual ha dejado a la deriva a miles de ecuatorianos, es especial chicos no acompañados…
“Quienes han pagado los platos rotos son los ciudadanos de a pie, los que necesitan servicio consular, ayuda para pasaporte, documentos de identidad. No hay un cónsul que esté pendiente de los niños detenidos, encerrados o deportados”, reprochó William Murillo, presidente de la organización 1-800 Migrantes, la cual brinda asesoría legal a personas en movilidad, en especial ecuatorianos.
“Las obligaciones consulares indican que un país que tiene bajo su cuidado a un extranjero debe notificar al país de origen. ¿A quién está notificando México sobre los ecuatorianos? A nadie. Por errores políticos se está poniendo en riesgo la vida de seres humanos, y los dos gobiernos deben asumir su responsabilidad. Hasta el trabajo de las organizaciones se afectó”.
-¿Por qué? -se le preguntó.
-Porque antes podíamos coordinar con la embajada y las autoridades migratorias y policiales mexicanas la resolución de casos, en especial operativos de rescate a migrantes secuestrados por coyotes o células delictivas. Sin relaciones, es mayor la amenaza, en especial para niños; nadie vela por ellos.

CRUDA REALIDAD. Los datos de la Unidad de Política Migratoria, Registro e Identidad de Personas de la Segob refuerzan la vulnerabilidad extrema de menores no acompañados de Ecuador y Venezuela, por encima de los centroamericanos…
El 50 por ciento de los niños guatemaltecos y hondureños retenidos en 2024 en México fueron retornados a su país de origen de manera asistida; la proporción de salvadoreños fue del 30 por ciento.
En cambio, sólo el 1.6 por ciento de los venezolanos y el 4.2 de los ecuatorianos volvieron a su país en condiciones de seguridad.
El patrón se ha repetido en las cifras computadas de 2025 -hasta abril-: 74 pequeños venezolanos no acompañados fueron detenidos en nuestro territorio y sólo se reportó el regreso a su país de 3; los ecuatorianos fueron 11, pero no se tiene registro de ningún retorno. También la proporción de abandono del proceso migratorio es mayor entre estos últimos.
“Los niños detenidos no acompañados son más vulnerables porque no tienen la oportunidad de conseguir un pasaporte, un salvoconducto, y menos cuando no hay relación entre sus países, lo que provoca que estén detenidos indefinidamente, eso es violatorio de los derechos humanos”, señaló el abogado William Murillo.
“El proceso debería durar unos 15 días, el problema es el retorno asistido. ¿Siete u ocho meses? Es mucho. Hay problemas con los viajes en Migración, hemos tenido casos en los que se programa un vuelo de 15 o 30 niños, ya los tenemos en el aeropuerto y se cancela el vuelo. Nos han llegado a suspender vuelos hasta cinco o seis veces, imaginemos el golpe para esos niños”, describió el subprocurador Villa Rivera.
“Nosotros hacemos el plan de restitución de derechos, nos ponemos en contacto con el país de origen, solicitamos el retorno asistido y verificamos que no esté en riesgo el interés superior del menor, pero las cosas se atoran en Migración, con la disposición de vuelos y procedimientos administrativos”.
-¿Cómo puede ser posible que un Instituto no logre culminar los trámites en siete, ocho meses?
-Los retornos asistidos tienen un alto costo. Cuando se trata sólo de 2 o 3 niños de un país es más difícil, buscan tener 30 o 40 niños para retornarlos.
Emma era la única panameña en el albergue. Lo fue por casi seis meses. Nunca se supo cómo y por qué llegó a la frontera norte de México. El silencio fue señal de su vida sombría. A fin, salió del encierro…
LOS DATOS (de enero de 2024 a abril de 2025)
Menores no acompañados detenidos en México: 6,621
CENTROAMERICANOS: 5145
Devueltos a su país por medio de un retorno asistido: 2533
Salvadoreños: 145 (29.35%)
Guatemaltecos: 1436 (50.94%)
Hondureños: 885 (50.92%)
SUDAMERICANOS: 1059
Venezolanos: 11 (1.9%)
Ecuatorianos: 11 (4.1%).