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El Instituto Nacional de Pediatría y el Centro de Actividades y Terapias Asistidas con Caninos (Cenatac), suman esfuerzos por mejorar la salud de pacientes, padres de familia personal médico y de enfermería, con perritos que dan lo que mejor saben hacer: amor 

Apoyo a pacientes pediátricos con perros, mejora su estado emocional 

El Instituto Nacional de Pediatría y el Centro de Actividades y Terapias Asistidas con Caninos (Cenatac), brindan terapia emocional con perritos, para mejorar la salud de pacientes pediátricos
Terapia con perritos El Instituto Nacional de Pediatría y el Centro de Actividades y Terapias Asistidas con Caninos (Cenatac), brindan terapia emocional con perritos, para mejorar la salud de pacientes pediátricos

Nada ayuda más a un paciente enfermo, que el amor. La alegría de saber que llegará a visitarlos seres dispuestos a dar amor, ternura, compañía, sobre todo en esos momentos en los que el cuerpo está enfermo y el alma se sienten dolorida.

Así, jueves a jueves, Kendra, su hija Keisy, Moira y los pequeños Ruffo y Leya, acuden al Instituto Nacional de Pediatría, de la Secretaría de Salud, a hacer lo que mejor saben: dar amor a pequeños pacientes a quienes inyectan ánimo, alegría, fuerzas renovadas y con quienes incluso las y los chicos hospitalizados hacen promesas para recuperarse, para comer, incluso demuestran valentía y se dejan inyectar.

Desde que llegan al instituto se roban las miradas de propios y extraños, y es que son tan bien portados, educados, pulcros, que a cuál más se acerca a saludarlos y acariciar su bello pelaje.

Se trata de cinco perritos hembras y machos de la asociación civil: Centro de Actividades y Terapias Asistidas con Caninos (Cenatac), que forman parte del nuevo programa “Terapia Asistida con Perritos”, implementado en abril pasado.

Kendra y su hija Keisy, madre e hija, forman parte del equipo canino que acuden a brindar apoyo emocional a pacientes del Instituto Nacional de Pediatría
Un saludo perruno de amor Kendra y su hija Keisy, madre e hija, forman parte del equipo canino que acuden a brindar apoyo emocional a pacientes del Instituto Nacional de Pediatría

En entrevista con Crónica, la doctora Adriana Barrientos Deloya, adscrita al Servicio de Soporte para la Calidad de Vida, del Instituto Nacional de Pediatría enfatiza la importancia de este programa de soporte para la calidad de vida de pacientes.

“Este es un programa que inició para la atención a las y los pacientes pediátricos, reforzando el vínculo humano-animal y humanizar un poco más la medicina y el cuidado de nuestros niños”. En el Instituto, enfatiza, queremos seguir mejorando la calidad de la atención a nuestros pacientes, sobre todo en un ambiente que pudiera parecer hostil, por todo lo que implica un hospital y el ser sometidos a diferentes tratamientos.

Que los niños, sigan siendo niños

La doctora Barrientos Deloya enfatiza que este programa busca “que los niños, sigan siendo niños, y sus papás sean más papás y menos cuidadores”, pero las bondades de este programa se extienden al personal médico, ya que al ver llegar al equipo de los perritos se dan un tiempo para apapacharlos.

Y es que el amor y tranquilidad que inspiran, invita a acercarse a acariciarlos. Ninguno de ellos ladra, ni se jalan de sus correas, permiten que las manos de quienes los rodean los acaricien o carguen como al pequeño Ruffo, un bichón, que parece una bolita de algodón, y a Leya, una chihuahua, que es sumamente dócil.

Los beneficios son para todos, padres y madres de menores, que en medio de la preocupación por el estado de salud de sus hijos o hijas, doctores y enfermeras, todos aprovechan la visita para acercarse, acariciar el bello pelaje de esta especie, que no por nada, ha sido considerada como “el mejor amigo del hombre”.

La doctora Adriana Barrientos revela que este programa inició en abril pasado, con pocos servicios médicos abiertos a recibir lo que podría considerarse como “amigoterapia” de estos perritos, pero ante los evidentes beneficios en el estado de salud, los médicos de diversas áreas de atención comenzaron a aceptar estas visitas “y prácticamente ahora estamos ya en todos los servicios:

Estos ángeles de cuatro patitas son conducidos dócilmente por sus cuidadoras, quienes correa en mano llegan a áreas como: oncohematologia, cirugía, terapia cardiovascular, terapia intensiva, terapia intermedia, en el área de quirófanos y cuidados preoperatorios en donde brindan tranquilidad a los menores que lloran ante el miedo de que serán sometidos a una intervención quirúrgica o los papás preocupados, “pero cuando ven a los perritos es un cambio de ánimo total, incluso entre el personal médico y de enfermería, “se nota muchísimo el cambio, ha sido en beneficio de todos”.

La pediatra enfatiza los cuidados extremos que se tienen: una adecuada limpieza de manos antes y después de tocar a los perritos, colocar una sabanita para que haya protección, sobre todo, porque como lo pudo constatar este diario, a la más mínima muestra de afecto Kendra, y Keysi, mamá e hija, dos perritas golden retriever, aprovecharon la muestra de afecto, para saltar a las camas y acurrucarse a un lado del paciente.

Platicando con perritos

Esta nueva forma de atención, dice, ha dejado en claro los beneficios en las y los niños, quienes incluso se levantan a caminar, porque quieren pasear al perrito. Los mismos médicos nos dicen que es el único día que sonríen, que comen, están de mejor ánimo, que es el único día que platican o que permiten que se les hagan los procedimientos (como inyectarlos o tomarles muestras de sangre), incluso hacen compromisos con los perros –que van a comer, que le van a echar ganas-”.

Ahora ya todo mundo sabe que “los jueves es el día de perritos, y ya estamos en todo el hospital, con los niños que son candidatos a estar con ellos, enfatiza.

Sorprendido ante la visita, Aldo compartió su cama con la perrita labrador Keisy, la que a la menor muestra de amor, dio un salto con el paciente en el INP. A los pies se acomodó Ruffo, un pequeño buchón
Aldo compartió su cama Sorprendido ante la visita, Aldo compartió su cama con la perrita labrador Keisy, la que a la menor muestra de amor, dio un salto con el paciente en el INP. A los pies se acomodó Ruffo, un pequeño buchón

Aldo, de 11 años, quien tiene un neurofibroma en la parte superior derecha de su rostro, se observaba con cierto semblante de cansancio, aburrimiento, pero se llevó una enorme sorpresa cuando Kendra, asaltó su cama y él se tuvo que hacerse a un lado para que la perrita cupiera. De inmediato se dibujó una enorme sonrisa en el rostro de Aldo, quien hacía espacio para poder acariciarla.

Camas más adelante, Esmeralda, paciente atendida de la enfermedad rara como porfiria, lleva siete hospitalizada. Su papá comparte que “Esme se emociona mucho cuando llegan los perritos, se ponen muy contenta la motivan mucho todos los jueves y entre semana espera con ansias que ya sea jueves para poder acariciarlos de nuevo”. Esmeralda se queda en su cama con seis fotografías que le entregaron las integrantes del Cenatac, de visitas anteriores, en las que se le observa sonriente con los visitantes de cuatro patas.

Moni, paciente renal del Instituto Nacional de Pediatría, amorosamente abraza a Leya, perrita chihuahua, que como cada semana acuden a cumplir con su trabajo: dar amor a los pacientes hospitalizados
Moni apapacha a Leya, y se comparten amor Moni, paciente renal del Instituto Nacional de Pediatría, amorosamente abraza a Leya, perrita chihuahua, que como cada semana acuden a cumplir con su trabajo: dar amor a los pacientes hospitalizados

Quien ya los esperaba con ansias es Mónica, Moni, como cariñosamente todos en el piso la llama. Su tío, don Reinaldo comparte que la menor tiene un problema renal y ha estado hospitalizada desde hace dos meses, tiempo en el que ha tenido oportunidad, como todos los jueves ocurre, de convivir con el grupo canino que llega para dar amor, ánimo, alegría y un mucho de esperanza.

Don Reinaldo cuenta que cada semana, cuando el grupo de cuadrúpedos llegan Moni ya los esta esperando y se queda muy contenta con la visita “la estimulan mucho, se queda con muchos ánimos y cuando se van, toda la semana se la pasa esperando a que regresen, y eso es algo que se agradece mucho a todo el equipo de doctores y doctoras del Instituto, porque anima a los pacientes a seguir adelante con sus tratamientos”, comparte.

Para este tipo de terapia, señala la doctora siempre se pregunta a todos los niños de la sala si quieren recibir esta terapia, porque hay a quienes no les gustan los perros, y eso se respeta, pero la mayoría de los papás agradecen mucho a que vengan estos perritos porque se nota el cambio en el estado de ánimo de los pacientes.

Gracias a Cenatac, hay niños que han tenido oportunidad de interactuar con un perro “porque han estado hospitalizados toda su vida y que nunca habían tenido oportunidad de interactuar con un perro y es una manera de conocer parte del mundo afuera sin que tengan que salir del hospital, por las enfermedades tan complejas que tienen”.

Convencida de los beneficios que los perritos brindan a los pacientes, la doctora Barrientos advierte que ellos son la clara muestra de afecto más desinteresada “solo dan amor, esperando cariño y caricias de la gente. Es un privilegio poder participar en este proyecto que ha impactado positivamente en los pacientes, padres de familia y el personal del instituto, porque a todos nos brindan un momento de enorme felicidad”.

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