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Con 42 años sumergiéndose en drenajes y plantas de bombeo, mantiene vivo un oficio único en el planeta: limpiar, reparar y rescatar en las entrañas oscuras de la Ciudad de México, siempre a ciegas y entre riesgos mortales

Julio César Cu: el único buzo de aguas negras del mundo que protege a la CDMX

El buzo de aguas negras que combate las inundaciones en México (Mario Guzmán/EFE)

Las intensas lluvias de verano en la Ciudad de México suelen colapsar los sistemas de drenaje. La causa no es solo la cantidad de agua, sino la basura que termina en las alcantarillas y que obstruye compuertas y bombas.

Esa es la trinchera de Julio César Cu Cámara, de 64 años, considerado el único buzo de aguas negras del mundo, quien ha dedicado más de cuatro décadas a un trabajo que pensaba durar apenas tres meses.

Orígenes y primeros pasos

Hijo de migrantes mayas que se establecieron en la capital, Cu desarrolló desde niño una pasión por el agua. Comenzó a nadar a los ocho años y más tarde fue instructor de natación. Se certificó como buzo y, antes de descender a los drenajes, trabajó como dibujante técnico en áreas de operación hidráulica.

En 1983 ingresó al Sistema de Aguas de la Ciudad de México y, casi por casualidad, aceptó un trabajo que marcaría su vida: convertirse en buzo de drenaje.

El buzo de aguas negras que combate las inundaciones en México (EFE)

Entrar al drenaje, un oficio único y extremo

Con 42 años de trayectoria, Cu sigue descendiendo en aguas contaminadas donde la visibilidad desaparece a los pocos centímetros. “Trabajo totalmente a ciegas. Todo lo hago a tientas”, explica.

Su equipo es reducido: un traje hermético de una pieza, guantes que le dan sensibilidad, una pesada escafandra y un “cordón umbilical” que le suministra oxígeno y lo mantiene comunicado con Agustín y Jesús, sus compañeros de consola en superficie.

Juntos están disponibles las 24 horas de los 365 días del año, listos para atender emergencias o maniobras programadas.

El riesgo de estar entre la basura

En cada inmersión enfrenta clavos, vidrios, maderas y metales que pueden dañar su traje, además de troncos, llantas, electrodomésticos e incluso autos enteros que obstruyen el sistema.

El riesgo no solo está en los objetos, también en la fuerza del agua: “Cuando trabajamos en zonas de cerros o con lluvia, debemos cuidarnos para que no llegue un golpe de agua que pueda arrastrarnos. Incluso podemos quedar atorados o sin oxígeno si se rompe el cordón”, relata Julio César.

A pesar de los peligros, asegura que su pasión por el oficio le da fuerzas: “Me emociono cada que salgo a trabajar. Me da satisfacción haberlo logrado. Es amor al trabajo”.

concientizar sobre el tirar basura

La labor de Cu no se limita al mantenimiento hidráulico. También ha colaborado en rescates y recuperación de cuerpos junto a la Fiscalía General de Justicia, bomberos, la Cruz Roja, la Guardia Nacional y la Marina.

Ha trabajado en plantas como San Gregorio, en Xochimilco; Aculco, en Iztacalco; y en el drenaje profundo, donde ha encontrado desde lonas y animales muertos hasta restos de vehículos.

Sin embargo, insiste en un mensaje que repite cada vez que puede: “No tires basura al drenaje”. Señala que la acumulación de desechos no solo complica su trabajo, también agrava las inundaciones que afectan a miles de capitalinos.

El buzo de aguas negras que combate las inundaciones en México (EFE)

El futuro incierto de un oficio vital

A sus 64 años, Cu sigue activo, pero sin un relevo a la vista. Reconoce que pocos quieren dedicarse a un trabajo tan desagradable y riesgoso, aunque vital para evitar el colapso de la ciudad.

“Me gustaría que hubiera más personas para este oficio, porque la ciudad lo necesita. Pero sé que se requiere pasión. No cualquiera lo hace”, confiesa.

Con el paso de los años, su nombre se ha convertido en sinónimo de resistencia y compromiso. Para muchos, Julio César Cu no solo mantiene el drenaje de la Ciudad de México: también se ha ganado un lugar como una figura indispensable para la vida diaria de millones de habitantes, aunque su escenario sea invisible, bajo las aguas negras.

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