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A casi 6 años, la Estrategia Nacional de Atención a la Primera Infancia aún no logra transformar los determinantes estructurales de la pobreza infantil ni cerrar las brechas de desigualdad territorial, debido a que el desarrollo infantil no empieza en la escuela ni en la consulta médica, sino en las condiciones de vida que permiten crecer sanos y con oportunidades

ENAPI: una política pública que nació para cambiar los primeros años de vida en México

La Estrategia Nacional de Atención a la Primera Infancia (ENAPI) nació de una convicción profunda: el desarrollo sostenible de México empieza en la primera infancia. A pocos meses de que cumpla seis años de su publicación (20 de marzo de 2020), es un momento oportuno para reflexionar sobre el balance, evaluar el camino recorrido no es una crítica, sino un compromiso con una generación que aún no tiene voz, pero sí derechos. Porque la manera en que un país cuida, protege y promueve el desarrollo de su infancia define el futuro que está construyendo.

Se nace con desventajas, por ello el gobierno diseñó una estrategia para empezar la vida con derechos.

La ENAPI es una política pública integral que busca garantizar el desarrollo pleno de niñas y niños desde el nacimiento hasta los seis años. Se construyó con una premisa clara: los primeros años de vida son decisivos para la salud, el aprendizaje y las oportunidades futuras.

A diferencia de programas aislados, la ENAPI propone una Ruta Integral de Atenciones (RIA) que articula los servicios de salud, nutrición, educación, cuidados, protección y bienestar. La RIA define 29 atenciones esenciales, desde el control prenatal y la vacunación, hasta la educación inicial y el registro civil, que cada niña y niño debe recibir para garantizar su desarrollo integral.

La estrategia fue impulsada por el Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), en coordinación con las secretarías de Salud, Educación, y Bienestar. Su objetivo es claro: garantizar el ejercicio efectivo de los derechos de la primera infancia y reducir las brechas de desigualdad que afectan a millones de niñas y niños en el país..

En sus propios informes, la ENAPI se reconoce como una “política pública integral e intersectorial”, que busca pasar del esfuerzo disperso de múltiples programas a una atención coherente y sostenida a lo largo del territorio nacional. Por ello, cobra relevancia estrategia ver cómo un gobierno evaluará políticas integrales y utilizará esos hallazgos para reconfigurar su quehacer, hacia allá vamos en 2026.

Nacer en pobreza puede definir el futuro, de ahí la deuda histórica con la primera infancia.

La creación de la ENAPI respondió a un diagnóstico compartido: en México, nacer en contextos de pobreza o desigualdad puede condicionar el desarrollo y las oportunidades a lo largo de la vida. Antes de 2020, los indicadores mostraban desafíos persistentes:

Rezagos en salud y nutrición

La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT 2018-19) reportaba que el 14.2% de las niñas y niños preescolares presentaban desnutrición crónica y el 32.5% padecían anemia. Además, la cobertura de vacunación y de controles prenatales era irregular entre entidades: en estados del sur y sureste, más de uno de cada cuatro menores no contaba con esquemas completos.

Educación y cuidados

La educación inicial (0-3 años) mostraba una cobertura inferior al 8%, mientras que la asistencia a preescolar el 86%, según datos de la SEP 2018-2019. En los hechos, la mayoría de los niños menores de tres años permanecían fuera de cualquier espacio educativo o de cuidado.

Protección y seguridad

El Registro Nacional de Población estimaba en 2019 que alrededor de 400 mil niñas y niños menores de cinco años carecían de acta de nacimiento. Además, los registros del SIPINNA y el INEGI mostraban un incremento de casos de violencia familiar con víctimas menores de edad.

Bienestar y desigualdad

De acuerdo con el CONEVAL, en 2018 el 51.1% de las niñas y niños menores de seis años vivían en pobreza, y el 10.6 % en pobreza extrema. Es decir, más de 6 millones de niñas y niños crecían en hogares sin los ingresos ni los servicios básicos necesarios para su desarrollo. Esta condición se reflejaba en otras carencias: acceso limitado a la salud, alimentación deficiente y vivienda inadecuada, todo ello con fuertes brechas regionales.

La creación de la ENAPI respondió a este diagnóstico: la fragmentación institucional, la desigualdad y la pobreza infantil hacían necesario un esfuerzo nacional sostenido para garantizar derechos desde la primera infancia. Ahora al aproximarse 6 años de implementación y de coordinación entre múltiples actores, es importante empezar a vislumbrar cómo han evolucionado los resultados, pues, en última instancia, un mejor gobierno es aquel que resuelve los problemas de la ciudadanía.

En 2026 se cumplirán seis años: ¿qué ha cambió realmente?

A lo largo de estos años, la ENAPI ha publicado informes de avances (2021, 2022 y 2023) y la Comisión para la Primera Infancia ha documentado la expansión de la RIA en diversos estados. Si cruzamos los indicadores que dieron origen a la estrategia con los resultados más recientes, emerge una radiografía mixta: avances en cobertura, pero persistencia de brechas y desigualdades.

Salud y nutrición

Según la ENSANUT Continua 2020-2023, la prevalencia de desnutrición crónica en menores de cinco años continúa estancada (13.9%), mientras que la anemia fue de 9.4%. La lactancia materna exclusiva aumentó de 28.6% en 2012 a 34.2%, reflejando cierto progreso en prácticas de alimentación. Los informes ENAPI registran un incremento en servicios de detección temprana y vacunación, aunque con diferencias estatales: Oaxaca y Chiapas aún concentran las mayores tasas de desnutrición infantil.

Educación y cuidados

Los datos de la SEP 2023-2024 indican que la cobertura en educación inicial sigue por debajo del 10%, prácticamente sin cambios respecto a 2018. La cobertura en preescolar descendió a 84% en 2021 y apenas se ha recuperado al 86% en 2023. El Informe de Logros ENAPI 2023 reporta que la RIA ha sido adoptada en 27 estados, pero la calidad y continuidad de los servicios varían notablemente.

Protección y entorno seguro

El registro civil logró reducir la brecha de subregistro: para 2023, 97% de los nacimientos se registran antes del primer año de vida, según RENAPO-INEGI 2023. Sin embargo, los datos del SIPINNA 2022 advierten que la violencia familiar contra menores de seis años aumentó durante y después de la pandemia, especialmente en los estados del centro del país.

Bienestar y condiciones de vida

El CONEVAL 2022 estimó que el 42.9% de las niñas y niños menores de seis años seguían viviendo en pobreza y el 8.5 % en pobreza extrema. Si bien hubo una ligera mejora respecto a 2018, la reducción es marginal. El Informe ENAPI 2022 reconoce que la pobreza y las condiciones del hogar siguen siendo los factores más determinantes del desarrollo infantil temprano.

En síntesis: la ENAPI ha avanzado en coordinación y cobertura parcial, pero aún no logra transformar los determinantes estructurales de la pobreza infantil ni cerrar las brechas de desigualdad territorial. ¡La deuda histórica persiste!

Aprendizajes para fortalecer la política de la primera infancia

Garantizar la salud infantil implica actuar desde antes del nacimiento, fortaleciendo la nutrición y el entorno familiar. Es decir, el desarrollo infantil no empieza en la escuela ni en la consulta médica, sino en las condiciones de vida que permiten crecer sanos y con oportunidades.

Por ello, el éxito de la ENAPI no debe medirse solo por el número de servicios ofrecidos, sino por la mejora en las condiciones de vida de las niñas y los niños: menos pobreza, mejor nutrición, mayor acceso a educación inicial y protección efectiva. Los informes de logros han avanzado en sistematizar información, pero todavía no existe un tablero nacional de indicadores comparable entre entidades. Sin esa evidencia, los avances quedan dispersos y las desigualdades persisten.

La evaluación es una herramienta para ajustar el rumbo, corregir ineficiencias y rendir cuentas. Solo una política que se deja evaluar puede mejorar. Sin evaluación, las buenas intenciones se pierden en la burocracia y los rezagos se acumulan.

En 2024, el país inició un cambio de administración. En un contexto de renovación, el reto es claro: asegurar la continuidad, la prioridad y el financiamiento de la atención a la primera infancia. La ENAPI puede consolidarse como una política de Estado, no de sexenio; una política basada en evidencia y en la colaboración interinstitucional. Porque al final, el valor de una política pública se mide en lo que transforma: vidas más saludables, infancias más protegidas y oportunidades más equitativas desde el inicio de la vida.

Análisis de especialistas de la Universidad Iberoamericana son presentados a nuestros lectores cada 15 días en un espacio que coordina el Departamento de Economía de la Universidad Iberoamericana, CDMX
Comentarios: pablo.cotler@ibero.mx Los autores de este artículo pertenecen al Equide (Edgar Martínez) y Mónica Ancira (Depto de Salud) de la Ibero

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