
En enero de este 2025, el Tren Maya registró 620 millones de adeudos con proveedores y empleados; no obstante, al cerrar septiembre del año todavía presente, la cifra de la deuda fue superada por casi cuatro veces su monto de enero, alcanzando los 2,470 millones de pesos.
De acuerdo con el estado analítico de la deuda y otros pasivos a los que tuvo acceso El Universal, la cifra para finales de septiembre es 298% mayor a los 620 millones registrados a inicios de este año.
El alza refleja un deterioro acelerado de la situación financiera de la empresa estatal, bajo control de la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena), desde su inauguración en diciembre de 2023.
A pesar de que se contactó a la oficina de Comunicación Social del Tren Maya para consultar las causas del aumento de la deuda o la necesidad de mayor apoyo federal, no hubo respuesta alguna.
¿Por qué razones aumentó la deuda del Tren Maya?
De acuerdo con analistas, el comportamiento del Tren Maya es similar a empresas públicas como Pemex y CFE, las cuales presentaron gastos mayores que sus ingresos y requiere subsidios del gobierno federal para sostener su operación y no cuenta con condiciones de rentabilidad a corto plazo.
Mientras que el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), Fundar, Greenpeace, entre otras instituciones no gubernamentales, han señalado que los subsidios que el Estado debe aportar al Tren Maya superan por mucho lo que el proyecto puede generar por sí mismo.
También, destacan irregularidades como:
- Sobrecostos respecto al presupuesto original.
- Impactos ambientales cuestionables.
- Escasa rendición de cuentas.
- Reserva de información clave como estudios técnicos y financieros.
Académico de la UNAM señala “falta de transparencia” en el presupuesto del Tren Maya
Miguel González, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señaló que se trata de dinero público que se utilizó por “una decisión política”, debido a que era de conocimiento que el costo real del Tren Maya superaría los 120 millones de pesos estimados originalmente.
“El proyecto ya está construido, pero ahora el punto central es que requerirá una fuerte inversión anual para mantenerse en operación. Incluso en el sexenio de Peña Nieto se había advirtido que no era rentable y por eso se canceló”, dijo González, agregando que admitir la falta de resultados sería reconocer un error político.
En palabras del académico, reconocer la “mala decisión” del antes presidente Andrés Manuel López Obrador, es algo que su sucesora, la presidenta Claudia Sheinbaum, “nunca hará”.
A su vez, el Imco calculó que el costo total de la obra rondaba los 500 millones de pesos hace dos años, mientras que en los años 2023 y 2024, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) encontró irregularidades en el proyecto por 3 mil millones de pesos.
Expertos señalan que los estudios técnicos carecieron de seriedad o fueron ignorados
El especialista independiente, Alfredo Nolasco, resaltó que los proyectos ferroviarios tienen un propósito social y deben estar sustentados en estudios de factibilidad económica y análisis técnicos que garanticen su desarrollo adecuado.
Nolasco señaló que, en el caso del Tren Maya, ese tipo de estudios “no se realizaron, y si se hicieron, se ignoraron las conclusiones y ahí están las consecuencias”, destacando que los subsidios son mucho mayores que lo que el proyecto puede generar por sí mismo, “y aún así ya debe dinero”.
Finalmente, comentó la importancia de hacer pública la información crucial del proyecto, pues durante la construcción del Tren Maya, sólo se difundieron avances semanales de durmientes, balasto o señalética, mientras que los datos sobre gasto o impactos ambientales no tuvieron difusión alguna.
El Gobierno Mexicano reconoció el error... una sola vez
En mayo del año presente, 2025, el director del proyecto, Óscar David Lozano Águila, admitió que el servicio de pasajeros del ferrocarril no es rentable.
“Ninguna empresa en cualquier parte del mundo que se dedique a pasajeros en un sistema ferroviario es rentable, esa es una realidad y un hecho”, dijo Lozano.
De acuerdo al diario español El País, el Tren Maya, inaugurado hace dos años, durante el ocaso del sexenio obradorista, no ha despertado el interés del turismo ni de la población local, la cual se queja de que la estaciones están lejos de los centros de los poblados y sus casas, por lo que los trayectos resultan más caros, dado que requieren de taxis u otros medios.
La solución que Óscar Lozano ofreció como los “recursos” que el Estado mexicano podía ofrecer al ferrocarril, fue combinar pasajeros con transporte de carga para intentar un equilibrio financiero.
Sin embargo, la infraestructura de carga todavía está en construcción y sus operaciones comenzarán hasta abril del año 2026, mientras que el equilibrio financiero esperado será alcanzado, según se prevé, hasta el año 2030.
Esta apuesta por la narrativa del éxito del proyecto se extiende al menos cinco años al futuro, contrastando con la historia presente donde —tras sólo dos años de inauguración— el Tren Maya se ha convertido en un gigante que, si bien avanza, lo hace a cuentagotas.