
El Gobierno de Claudia Sheinbaum logró apaciguar a Donald Trump en lo que parecía una nueva crisis bilateral, en esta ocasión provocada por un tratado de más de 80 años de existencia.
Bajo un clima de presión pública y diplomática, México y Estados Unidos anunciaron esta semana un acuerdo para encarar el déficit de agua acumulado bajo el Tratado de Aguas de 1944, después de días de reuniones técnicas, llamados de gobernadores texanos y amagos públicos del presidente estadounidense.
El pacto busca, ahora, una entrega escalonada que atenúe el impacto en comunidades agrícolas de ambos lados y evite la escalada de sanciones comerciales anunciada por la Casa Blanca.
La negociación comenzó con una exigencia pública: el presidente Donald Trump señaló a México como incumplidor del tratado y llegó a amenazar con imponer un arancel adicional del 5 por ciento sobre productos mexicanos si no se liberaba agua de inmediato para los agricultores de Texas.
Del lado mexicano la narrativa fue distinta: el Gobierno federal insistió en que la sequía histórica en el norte del país y los niveles críticos en presas limitaban su capacidad de entrega, por lo que cualquier solución debía ser “equilibrada” para no comprometer el abastecimiento humano y la producción local.
En la mesa de negociación se echaron mano de datos técnicos, cuotas, volúmenes y capacidades de conducción, que lograron desembocar en un acuerdo que no afectara a México y sí pudiera beneficiar a los agricultores de la Unión Americana.
Fue así como se logró desactivar un posible conflicto bilateral, por un tratado que data de los tiempos de la Segunda Guerra Mundial.

¿En qué consiste el Tratado de Aguas y por qué provocó tensiones entre México y Estados Unidos?
El conflicto diplomático y político por el cumplimiento del Tratado de Aguas entre Estados Unidos y México ha vivido momentos especialmente críticos en los últimos cinco años antes del acuerdo que acaban de alcanzar ambos países bajo la amenaza del presidente Trump de imponer un arancel del 5 por ciento.
Durante la vigencia del Tratado, firmado en 1944, las tensiones se han ido multiplicando por el aumento de las temperaturas y las largas sequías, una creciente demanda agrícola y un mayor uso industrial, por lo que los ríos compartidos son cada vez más valiosos para la actividad económica y el abastecimiento humano.
El objetivo del Tratado es garantizar el uso equitativo del recurso hídrico entre ambos países y se aplica mediante la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), la entidad binacional responsable del cumplimiento de los acuerdos y de promover soluciones conjuntas ante los retos ambientales e hídricos en la frontera.
Desde hace 81 años, regula el reparto del agua de los ríos fronterizos Colorado, Bravo y Conchos. Establece que Estados Unidos debe enviar mil 850 millones de metros cúbicos anuales desde el río Colorado a su país vecino y México 2 mil 185 millones de metros cúbicos del río Bravo a Estados Unidos en ciclos de cinco años.
El río Colorado abastece a más de 44 millones de personas en varios estados estadounidenses (Colorado, Arizona y California, entre ellos) y dos mexicanos (Sonora y Baja California), así como 2.2 millones de hectáreas agrícolas.
Por su parte, el Río Bravo suministra agua a 15 millones de personas en tres estados de Estados Unidos (Colorado, Nuevo México y Texas) y cuatro en México (Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas), y riega 1.2 millones de hectáreas agrícolas.

Crónica del jaloneo binacional por el agua
A continuación las fechas claves del conflicto desde el año 2000 hasta hoy:
11 de septiembre de 2020: El Gobierno mexicano enfrenta masivas protestas de agricultores de Chihuahua, que acusan a las autoridades de poner en riesgo el agua para sus cultivos y la viabilidad de sus cosechas debido a los compromisos del tratado bilateral.La situación deriva en enfrentamientos, una joven manifestante fallece en un choque con la Guardia Nacional, y se vive una crisis política interna.
29 de septiembre de 2020: El embajador estadounidense Christopher Landau exige el cumplimiento del tratado y aumenta la presión diplomática sobre México, mientras el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, advierte sobre posibles sanciones de Estados Unidos si su país no entrega la cuantía de agua comprometida.
22 de octubre de 2020: López Obrador anuncia un acuerdo con Estados Unidos para cumplir con la entrega periódica de agua que establece el tratado.
2024: Una grave sequía en sus más de 3 mil kilómetros de fronteras compartidas vuelve a tensar la relación entre Estados Unidos y México pese al Tratado de Aguas de 1944.
13 de mayo de 2024: El conflicto resurge cuando congresistas estadounidenses piden congelar fondos a México por los retrasos en las entregas de agua.
Abril de 2025: Estados Unidos y México alcanzan un nuevo acuerdo para resolver la polémica del agua fronteriza, tras advertencias de sanciones del presidente Donald Trump. México se compromete a entregar entre 400 y 518 millones de metros cúbicos entre mayo y octubre.
9 de diciembre de 2025: La presidenta Claudia Sheinbaum anuncia una reunión bilateral con Estados Unidos para buscar “el mejor acuerdo posible” ante nuevas amenazas de aranceles por parte de Trump.
12 diciembre de 2025: Ambos gobiernos confirman un acuerdo que desactiva la amenaza de sanciones y establece la liberación de 249 mil 163 millones de metros cúbicos de agua, con entregas programadas desde mediados de diciembre y la intención de concluir el plan antes del 31 de enero de 2026._Con información de EFE.