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El santero que sale a pescar migrantes para llevárselos a su casa

"El señor empezó a beber y me ofreció una bebida, la cual no acepté, me decía ponte cómodo ahorita te doy las cosas, pasaron horas y el señor no me daba nada, sólo me veía raro y me preguntaba cosas intimas, lo cual yo me saqué de onda”

historias de migrantes

Campamento de migrantes a espaldas de la camara de diputados

Migrantes pernoctando en la Plaza de la Soledad

Adrián Contreras

Fausto es un santero que vive en la colonia Ajusco, en Coyoacán; él sale a pescar migrantes en las mañanas, les promete que les va a regalar, ropa, cobijas y comida y les pide a migrantes jóvenes que lo acompañen a su casa por el donativo… cuando llega a casa se pone a beber y los invita a hacer lo propio, se emborracha y cierra con candado casa para pedirles que se queden a dormir con él.

El santero corteja a los migrantes que pernoctan en la calle, les hace creer que es una persona que le gusta ayudar a los demás y luego tiende la trampa. “Llegó desde las ocho de la mañana muy amable, nos ofreció ropa y cobijas, por lo que dijimos que sí, pasar la noche en una casa de campaña no es agradable y más con niños”, narra una mujer migrante de Venezuela, quien lleva cuatro días durmiendo en una casa de campaña.

Decenas de migrantes que se encuentran pernoctando en la Plaza Cívica Miguel Ramos Arizpe, sobre Eduardo Molina, recientemente fueron abordados por el santero; los migrantes aceptaron su ayuda, no se imaginaron lo que iba a suceder después.

Campamento de migrantes a espaldas de la camara de diputados

Campamento de migrantes en la Plaza de la Soledad en la Venustiano Carranza

Adrián Contreras

Un migrante de 20 años aceptó ir a su casa por la supuesta donación de ropa y cobijas, “dijo que vivía muy cerca de aquí, íbamos en el Metro y solo me decía no tengas miedo, te vas a traer muchas cosas para todos tus amigos”.

“Después de casi una hora y media de camino llegamos a su casa”, recuerda, “yo iba confiado que me iba a regalar las cosas que nos había prometido, al pasar a su casa vi como tenía cosas de santería, incluso cuando íbamos en el camino sacó sus collares y se los colgó. El señor empezó a beber y me ofreció una bebida, la cual no acepté, me decía ponte cómodo ahorita te doy las cosas, pasaron horas y el señor no me daba nada, sólo me veía raro y me preguntaba cosas intimas, lo cual yo me saqué de onda”.

El migrante, cuando vio que la situación se estaba tornando tensa, le dijo que mejor se iba, pero el santero tenía cerrada la puerta con llave. “No te vayas, no te va a pasar nada, quédate a dormir conmigo”, le pidió el santero al migrante venezolano.

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Finalmente, el migrante pudo salir de la casa, sólo después de decirle que le abriera o la iba abrir a golpes. “Me salí lo más rápido del lugar, incluso empecé a correr, me grabé de memoria todo el camino, traía 20 pesos en mi bolsillo y con eso regresé aquí con mis amigos. Gracias a Dios estoy bien”, argumenta el joven.

Mientras el migrante estaba batallando para salir de la casa del santero, sus amigos al otro extremo de la ciudad se preocupaban por él, incluso preguntaron a personas que pasaban si la dirección que el santero les dejó estaba muy lejos.

“Cuando vimos que no regresaba el muchacho nos preocupamos, la verdad el hombre se veía raro, nos confiamos por las cosas y la comida, de hecho, nos dejó su identificación para que confiáramos en él. Estuvimos preguntando por la dirección que tenía su tarjeta, fue cuando nos dijeron que estaba lejos, hasta un cerro”, comenta Laila, mujer migrante de Venezuela.

El migrante que pudo escapar de la casa del santero, asegura que el hombre engaña así a los demás migrantes que se encuentran con necesidades; “en el camino me dijo que él siempre salía en las mañanas o noches para buscar a migrantes más necesitados”.