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Amor de monja

La pareja de Xitlally Pacheco Sebastián, una mujer entrada en los treintas, y José Marcos Preciado Luna, de 16, ya de por sí resultaría singular por la diferencia de años. Pero, sin reparar en la edad, hay otro elemento: ella era una monja asociada a la congregación católica Hermanas de María con extenso historial en el internado Villa de los Niños y él, un alumno desde secundaria.

Jóvenes orando en una iglesia
Jóvenes orando en una iglesia Jóvenes orando en una iglesia (La Crónica de Hoy)

[ Segunda parte]

La pareja de Xitlally Pacheco Sebastián, una mujer entrada en los treintas, y José Marcos Preciado Luna, de 16, ya de por sí resultaría singular por la diferencia de años. Pero, sin reparar en la edad, hay otro elemento: ella era una monja asociada a la congregación católica Hermanas de María con extenso historial en el internado Villa de los Niños y él, un alumno desde secundaria.

Hoy tienen un hijo de casi siete meses…

Los acosos, amoríos y embarazos clandestinos de las religiosas son tema común entre quienes han estudiado ahí. Algunos lo narran de madera cruda, como Diego, quien estuvo en la institución entre 2011 y 2015:

–¿Había acoso sexual hacia los chicos? –se le pregunta.

–Todos nos dábamos cuenta cuando alguien le gustaba a las monjas. A muchos se los llevaban dizque para rezar. Hasta hacíamos apuestas de cuál de ellas era virgen y cuál no.

–¿Cómo se da el hostigamiento?

–Con miradas, con palabras, a veces nos ponían las nalgas enfrente y se movían de forma rara, trataban de seducir. Las encargadas de cuidarnos, como la hermana Sara, eran de las más lanzadas.

–¿Y hubo embarazos?

–Muchos, de repente las monjas se iban de la escuela, decían que estaban enfermas, pero todos sabíamos que ya habían sacado premio.

Estuvo primero en la Villa de las Niñas de Chalco, Estado de México. La Segob tiene referencias al menos desde 2007, cuando se desató la histeria colectiva que dejó paralizadas a cientos de muchachas. Entre 2012 y 2013, pasó a la Villa de los Niños de Acatlán de Juárez, Jalisco, donde llegó a ser una de las hermanas más cercanas a los chicos, encargada de grupo.

"La madre Xitlally comenzó a andar con Marcos en 2015, cuando él tenía 16 e iniciaba el segundo año de bachillerato", cuenta Manuel, alumno del colegio.

–¿Cómo sabían que ellos tenían una relación?–se le pregunta.

–Ella había sido encargada de un grupo anterior de Marcos y ahí se conocieron, él fue su cuya y le gustó a la madre…

–¿Cuya?

–Así les decimos a los niños que ayudan a las madres para cuidar al resto de los compañeros, y se encargan de ordenar el dormitorio, coordinar el aseo y la disciplina después de las siete de la noche, cuando ya tenemos prohibido hablar.

–¿Entonces se conocieron desde secundaria?

–No sé si desde entonces andaban, pero en segundo de bachillerato todos lo sabíamos.

"Aunque en ese tiempo ella cuidaba a otro grado y estaban en diferente edificio, siempre se veían, caminaban juntos por la Villa, buscaban estar solos y se escondían del resto de la comunidad", narra Jonathan, otro ex interno.

En abril de 2015 la monja quedó embarazada…

"En el mes de mayo las madres organizan un retiro y ella ya no regresó. Lo del embarazo era un rumor, hasta que el propio Marcos lo confirmó a algunos amigos", describe el testigo.

Desde fuera, ella lo contactó para notificarle el embarazo y pedirle respondiera por sus actos…

"Deme chance siquiera de terminar mi prepa", le dijo Marcos con ingenuidad.

"Al principio él no quería saber nada, tenía miedo. Nos contó que no quería estar con la madre, pero que no tenía otra opción porque ella lo obligaba y lo presionaba. Sólo esperó que terminara la escuela en el mes de julio para buscarlo y juntarse con él", dice Diego.

La historia pudo ser descifrada en sus redes sociales, en las cuales ambos publicaron fotografías del bebé, quien nació a finales de enero de 2016.

Marcos, hoy ya de 18, dejó los estudios y debió comenzar a trabajar en una empresa de seguridad para mantener a su hijo y a la ex religiosa.

"Conocí a la madre Xitlally en la Villa de Chalco, y es de no creerse, era una de las más devotas y estrictas, todo el tiempo quería que rezáramos y pidiéramos perdón por nuestros pecados", rememora Diana, quien fue interna entre 2006 y 2007 en el Estado de México.

Y el de Carlos Daniel, quien –acusan los niños– fue corrido del colegio católico por negarse a tener relaciones con la monja Sara López Arcos, ex directora y actual encargada de grupo, la misma que propinó azotes a un grupo de niños en abril pasado.

"No sé si la madre lo vio guapo o si le gustó, pero le decía: vente, tú vas a estar conmigo, él sí nos llegó a contar que tuvo que darle un beso”, cuenta Manuel, alumno de bachillerato.” Y nosotros le decíamos: no manches, si está bien vieja. Luego ella fue más allá y le pidió que tuvieran sexo, pero nuestro amigo se negó, entonces la madre lo veía diferente, como enojada y de repente supimos que ya lo habían corrido".

–No, con la madre Sara eso ha pasado ya varias veces… Otros amigos cuentan que han tenido a las monjas como parejas en años anteriores. Cuando iba en segundo de secundaria, otra de las hermanas salió porque esperaba bebé.

"Tenemos otra Gran Familia, una Mamá Rosa pero coreana, protegida por políticos y empresarios que prefieren callar en vez de proteger a los menores. Cuando se agrede a un niño de las formas en que lo hacen en la Villa, cuando hay abusos sexuales se actúa de forma criminal", refiere Juan Manuel Estrada, presidente de la fundación FIND –dedicada a la seguridad de los niños en México–, Premio Nacional de Derechos Humanos en 2014 e integrante de la Comisión Intersecretarial de Trata de Personas.

Él ha presentado ya una denuncia contra esta institución ante la CNDH y la PGR. Las investigaciones están en curso.

La mayoría de las historias han ocurrido durante la gestión de la coreana Shin Soonyoung, madre superiora desde hace más de tres años. Es reconocida entre internos por su constante desprecio a los mexicanos, a quienes llama "jodidos y perezosos, malvivientes, viciosos y conformistas". Califica a los papás como "gordos y chaparros".

"Desde que llegó nos gritaba muy feo, luego comenzó a pedir que nos hincáramos frente a ella y que le pidiéramos perdón, se cree como una diosa", señala Luis Alejandro, uno de los chicos agredidos con cable eléctrico hace tres meses. Su madre, doña Alberta, alude: "Los golpes a nuestros niños deben servir para conocer lo que se vive ahí dentro. Cuando denunciamos ante el MP, la coreana decía que mi hijo jamás debió llegar a la Villa, porque ahí sólo recibían niños de familias en el olvido y marginadas, que no supieran de leyes ni de derechos, pero no por ser pobres va uno a dejarse pisotear".

Pero Soonyoung es también experta en disimulos y su rostro cariñoso aflora en conversaciones con familiares. En un audio compartido a Crónica por una madre quejosa de las anomalías, se le escucha decir de forma dulce: "Fácilmente puedo regresar a Corea, pero quiero mucho a los mexicanos. Les he dedicado 20 años de mi vida. Los niños de este país son como mis hijos verdaderos"…

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