
Se ha dicho que la sucesión presidencial de 2018 deparará sorpresas, quizá algunas de estas impensadas hasta ahora. Este fin de semana se perfiló una. Al cierre del Quinto Congreso Nacional Indígena, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) hizo pública su intención de participar como fuerza independiente, en el referido proceso electoral y que su abanderada será una mujer, presumiblemente de origen indígena. A más de uno debió causar asombro tal pretensión, luego de que el zapatismo sostuviera un cuidadoso bajo perfil. Lo último que se había escuchado de ellos es que en meses recientes dieron un decidido apoyo al magisterio disidente en Chiapas. Fuera de eso, la nota periodística se limitaba al visible sobrepeso del otrora Subcomandante Marcos, ahora Galeano.
El ingrediente de una candidatura del EZLN no va a cambiar significativamente el reporte de las cifras de las encuestas venideras sobre el 2018. Tampoco va a trastocar la estrategia que PRI, PAN o PRD sostienen hasta este momento, por ahora totalmente volcados en sus pugnas internas.
Actualmente el zapatismo incluso tiene problemas en la que fuera su zona de influencia en Chiapas, donde el binomio PRI-PVEM le ha arrebatado presencia. En pocas palabras, el EZLN no es ni sombra de lo que fue a mediados de los años noventa y, hay que decirlo, el país tampoco.
Donde sí habrá un efecto inmediato, con la anunciada determinación zapatista, es en el horizonte de las candidaturas independientes. Es claro que el emplazamiento que hiciera Jorge Castañeda, expuesto en su volumen Sólo Así, por una agenda ciudadana independiente, consistente en plantear la necesidad de que se conforme para el 2018 una candidatura presidencial independiente única, ya ha hecho agua.
Es un hecho: con la figura de los llamados independientes competirán varias fórmulas, lo cual, siguiendo el argumento del ex canciller, fragmentará el potencial de esta vía. Castañeda, en su columna de ayer, lo reconoce y señala que ante la imposibilidad de un proceso abierto del cual brotaría una sola candidatura “que abrazara todas las causas únicas”, no tiene más que dar “la bienvenida” al propósito zapatista de participar en las urnas. Cabe decir que es un elegante gesto de quien fue en los hechos un impulsor de las candidaturas de esta naturaleza.
Otro ámbito en donde impactó el anuncio del EZLN fue en Morena. Independientemente de la ruptura imperante entre el grupo hegemónico del PRD, Los Chuchos y Andrés Manuel López Obrador (AMLO), se asegura que la izquierda mexicana participará en el 2018 dividida. El Subcomandante Marcos ha sido sumamente crítico, tanto con el perredismo como con el tabasqueño, a quien ha calificado de “fascista”. Tales desencuentros datan de mucho tiempo atrás y atraviesan 2006 y 2012.
Haciendo un poco de memoria, para AMLO ha sido muy atormentador que en sus dos campañas presidenciales el EZLN lo haya exhibido, pudiera decirse que hay algo personal entre Marcos o Galeano y el virtual candidato de Morena. Este último siempre ha sacado la peor parte ante la mordaz pluma del encapuchado de estambre, quien se apresta por enésima ocasión a ser su cáustico crítico.
El anuncio de que el EZLN se presentará a la justa electoral del 2018 patentiza que AMLO no lleva la plena representación de la izquierda y tampoco la del llamado voto antisistema. En Morena saben que eso, de alguna manera, le restará votos y posicionamiento a su seguro abanderado. Ahí encuentra explicación la virulenta y no tan elegante respuesta de AMLO hacia la buena nueva que le tenía el zapatismo, sobre todo porque desde su irrupción en 1994 había llamado a no votar. Martí Batres envió ayer por Twitter el siguiente mensaje: “Cada día está más claro que de un lado está Morena y del otro lado todos los demás”, por lo visto la posición del EZLN los incomodó mucho.
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