Cultura

Inseguridad y falta de recursos humanos frenan restauración de iglesias en Guerrero

19-S. La recuperación de los templos históricos de La Montaña dañados por los sismos es realizada de manera lenta. “En el INAH Guerrero somos siete arquitectos”, comenta José Luis López Suárez, a quien le fue asignada la supervisión de La Montaña y que actualmente trabaja diez obras en las localidades de Olinalá, Temalacatzingo y Xochihuehuetlán

Daños en la cúpula de la iglesia tras el terremoto
Daños en la cúpula de la iglesia tras el terremoto Daños en la cúpula de la iglesia tras el terremoto (La Crónica de Hoy)

El crimen organizado, la falta de arquitectos restauradores y el poco acceso a internet son problemas que existen en La Montaña de Guerrero e impiden que las iglesias históricas afectadas por el sismo del 19 de septiembre de 2017 sean restauradas.

Crónica presenta el testimonio de José Luis López Suárez, arquitecto del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quien vivió el sismo a 90 kilómetros del epicentro en una zona del país con altos índices de inseguridad y marginación, y donde 49 monumentos sufrieron daños.

SIN EXPERTOS. “En el INAH Guerrero somos siete arquitectos”, comenta José Luis López Suárez a quien le fue asignada la supervisión de La Montaña y actualmente trabaja diez obras en las localidades de Olinalá, Temalacatzingo y Xochihuehuetlán.

“En el estado de Guerrero no contamos con arquitectos restauradores ni empresas que se dediquen a restaurar inmuebles. Prácticamente las empresas que están trabajando en el resarcimiento de daños vienen de fuera: Querétaro, Morelos, Ciudad de México y Zacatecas. Somos pocos los que nos dedicamos a eso”, indica.

¿Cuál fue el primer inmueble que atendió el 19S?

—Con la premura de no contar con empresas, atendimos los inmuebles que pudieran resarcirse fácilmente. Empecé en una comunidad llamada Tehuaxtitlán, en el municipio de Olinalá, con una iglesia de nave rasa, adobe y piedra que sufrió daños leves en sus muros.

¿Cuál es el estado actual de ese templo?

—Ya se entregó a la comunidad. Se contactó a empresas dedicas a la restauración. Ahora tenemos 45 obras iniciadas en la zona norte de La Montaña, esto es prácticamente un avance del 50 por ciento.

Un problema en La Montaña, añade, es que el INAH no tiene una fuerte presencia.

“Entrar a esas comunidades nos costó trabajo. Fue difícil decir que íbamos a arreglar su templo, los pobladores se sacaron de onda porque no tienen presente la labor del INAH. También nos tocó hacer trabajo antropológico, convencer a la gente de que nosotros podíamos arreglar sus iglesias y entrar al pueblo sólo con ese fin”, señala López Suárez.

Otro obstáculo para ingresar a las comunidades —añade— es la inseguridad. “Nosotros prácticamente viajamos de día porque no sabemos qué nos puede pasar en el trayecto”.

Esa situación ha provocado que algunos monumentos no tengan un restaurador responsable.

“No encontramos quién quiera ir a las comunidades violentas. Pero la gente no entiende eso, quieren que se arregle su templo pero no comprenden todo lo que implica. Hay templos para los que no tenemos empresas que quieran ir a trabajarlos y la gente le echa la culpa al INAH, dicen que nosotros no queremos trabajar”, narra.

López Suárez platica su experiencia en Tehuaxtitlán: “Es un pueblo indígena con policía comunitaria y cuando llegamos para hacer el registro de daños dos días después del sismo, llegamos con el comisario, pero al momento de entrar al pueblo nos enteramos que el comisario había cambiado y entonces la gente llamó a asamblea. Estaba todo el pueblo y con gente armada”, recuerda.

En el afán de ver sus templos funcionando, los pobladores de La Montaña también han realizado sus propias restauraciones. “Lo hacen mal y entonces acudimos a darles una plática y hasta que comprenden cómo se debe tratar ese tipo de inmuebles, hacen caso. Falta más difusión”.

Una experiencia al respecto, el experto la vivió con el templo de Xochihuehuetlán.

“Tuvimos un problema con la comunidad porque hicieron una cubierta sin permiso. Esa acción fue tomada porque el pueblo vecino hizo su propia cubierta, entonces ellos decidieron seguir el ejemplo”, cuenta.

En opinión del especialista, en La Montaña falta acercar información, dar conferencias y difundir los casos a través de las redes sociales. “Aunque un inconveniente es que en esa región el celular casi no se usa”.

PREVIAS INTERVENCIONES. El 19 de septiembre de 2017 el arquitecto López Suárez estaba con dos arqueólogos recorriendo La Montaña.

“Partimos de Chilpancingo hacia Huamuxtitlán y nos tocó el sismo en carretera, a 90 kilómetros del epicentro, pero no percibimos la magnitud del sismo. Pudimos llegar a Tlapa hasta las cuatro de la tarde”, recuerda.

Una vez en Tlapa, dimensionaron los daños y la delegada del INAH Guerrero les pidió hacer recorridos por los inmuebles que conocían.

“En esa región todos los inmuebles sufrieron daños desde leves hasta severos. Recorrí 23 inmuebles de La Montaña, desde Tlapa, Xochihuehuetlán, Alcozauca y el resto de La Cañada”, comenta López Suárez.

El especialista se percató que los daños moderados en inmuebles fueron a una distancia aproximada de 120 km del epicentro.

“En mi recorrido por Xochihuehue­tlán vi daños severos. Ahí hay dos templos: Santiago Apóstol, que es de los más dañados en el estado, y Santiago de Alcalá. Ambos se ubican a 60 kilómetros del epicentro”.

Otras afectaciones que presenció López Suárez fue la ruptura de la cúpula de la iglesia en Temalacatzingo, grietas y daños en el muro del presbiterio de la parroquia en San Miguel Totolapan; y daños moderados en el templo de Ahuacatlán.

“Casi la mayor parte de los daños fueron en las torres y cúpulas. Otro dato es que los inmuebles con mayor daño tienen adecuaciones en su estructura, intervenciones posteriores y agregados de concreto armado. Los que no sufrieron daños mayores son los monumentos que siguen con el mismo sistema constructivo con el que fueron edificados”, precisa.

A las 7 de la mañana del 20 de septiembre, López Suárez inició el registro fotográfico y a mano de las afectaciones, hizo croquis y las anotaciones de cuántos metros lineales abarcaban las grietas.

“Fueron 90 inmuebles dañados en el estado de Guerrero y 23 en la zona de La Montaña. El Centro INAH fue superado. Después hubo un convenio y llegó personal del Centro INAH Zacatecas; llegaron arquitectos, restauradores, ingenieros y especialistas en monumentos históricos que nos apoyaron a hacer dictámenes para entregarlos a la aseguradora y cobrar daños”, detalla.

Copyright © 2018 La Crónica de Hoy .

Lo más relevante en México