
Todos los festivales de cine en México comparten un mismo propósito: difundir la cultura a través de largometrajes, cortometrajes o documentales; promover la creación y reconocer el trabajo de cineastas, actores y directores, además de ofrecer una cartelera variada, diferente y muy atractiva para los amantes del séptimo arte. Durante los últimos 20 años, el éxito internacional de los filmes mexicanos se debe al impulso de los festivales de cine. Hoy, muchos están en peligro de desaparecer.
Hace unos días se dieron a conocer los resultados del Programa de Apoyo a Festivales Culturales y Artísticos para el ejercicio fiscal 2019, a través del cual la Secretaría de Cultura beneficia la creación de festivales culturales y artísticos en el país. De los 399 proyectos que lograron inscribirse, solamente 89 fueron beneficiados, entre ellos sólo ocho festivales de cine. Es decir, quedaron fuera del presupuesto histórico de 110 millones de pesos, 310 eventos, que no cumplieron con los requerimientos de la convocatoria.
Cabe decir que los 399 festivales inscritos apenas representan una minoría de todos los que se hacen en el país. Tan sólo en el ámbito cinematográfico, los ocho seleccionados forman parte de una lista de 255 festivales de cine que se realizan en toda la República Mexicana, de acuerdo con el recién publicado Anuario Estadístico del Cine Mexicano 2018, que apoya el Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine).
El año pasado, el Profest apoyó sólo a 36 proyectos con una bolsa de alrededor de 12 millones de pesos. El subsidio más alto fue de 1 millón de pesos y el más bajo de 91 mil pesos. Para el 2019 el apoyo de Profest aumentó, pero se eliminaron los famosos etiquetados de la Cámara de Diputados que se daban a discreción a distintos proyectos con sumas más altas.
“Se han buscado los mejores proyectos”, dijo Pablo Raphael de la Madrid, director de Promociones y Festivales Culturales. “Los proyectos que se podían considerar con observaciones y los que quedarían completamente descartados por no cumplir con alguno de los requisitos solicitados. Después de un proceso y una selección donde estuvimos analizando proyecto por proyecto, viendo su viabilidad, y en ese sentido, la oportunidad de lo que estas iniciativas representan para promover el desarrollo cultural del país”, agregó.
Convocatoria confusa y festivales ausentes. Para la convocatoria de este año, las autoridades esperaban que hubiera un registro de 6 mil proyectos interesados en el apoyo; sin embargo, ante lo confuso e ilógico de algunos parámetros, recibieron sólo 6.7% de las solicitudes esperadas, es decir, las mencionadas 399 propuestas.
La Secretaría de Cultura explicó que para esta novena edición del estímulo se establecieron criterios de selección en correspondencia con la política cultural del Gobierno de México. Divididos en tres bloques: impacto en audiencias, artistas y comunidades; inclusión y equidad, y profesionalismo y viabilidad financiera.
Para esta edición de ProFest se dispone de ciento diez millones de pesos, cifra histórica, toda vez que entre 2011 y 2018 se dispuso de veinticinco millones de pesos en promedio cada año. También destaca que se apoyarán 89 festivales, cuando entre la primera y la octava ediciones de ProFest se apoyaron en promedio 56 por año.
Antes de que se dieran a conocer los resultados, algunos representantes de festivales de cine en México pidieron a la Secretaría de Cultura mejorar las reglas de operación para subsidiar los eventos cinematográficos en el país, esto luego de identificar una serie de “contradicciones” en la convocatoria.
“No encajamos porque te piden todo el programa por adelantado, todas tus películas, los directores que vas a tener. Si fuera como lo indica la nueva convocatoria tendríamos que pasar películas viejas, no tendríamos premieres mundiales y no le podríamos traer lo más novedoso del cine mundial a nuestras audiencias”, dijo Sara Hoch, directora del Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF), que finalmente sí recibió el apoyo.
La Red Mexicana de Festivales Cinematográficos (RedMexFest) también criticó la nueva convocatoria. En un comunicado dio a conocer su preocupación y pidió a la dependencia de cultura establecer mejores reglas de operación, financiamiento y políticas públicas que les permitan ampliar su labor cinematográfica.
La Red Mexicana de Festivales Cinematográficos (RedMexFest), también calificó a Profest como una convocatoria que no fue precisa, e incluso se presentó confusa, “en un inicio descartando a las asociaciones civiles, las cuales fueron reconsideradas para apoyos a través de instancias municipales, estatales o de cultura municipal, que en su mayoría piden comisiones por obtener recursos a través de ellas, sin dejar de lado que la cuenta bancaria en la que reciben los fondos tiene que ser de las instancias mencionadas, lo que fomenta aún más la corrupción en México”.
Caso Morelia. Proyectos como la Fundación Elena Poniatowska (del que aún se tiene en duda la validez de su inscripción), el Festival de Cine de Morelia, el Festival de Música Manuel Enríquez y la Matatena, no obtuvieron apoyo del programa Festivales Culturales y Artísticos (ProFest), porque entregaron la documentación incompleta o porque las entidades que los postularon arrastraban algún adeudo con este programa.
En respuesta, Daniela Michel, directora del FICM lanzó un escueto mensaje en Twitter y dijo que “todo está en orden” para la realización de la edición 2019 del festival que se realizará del 18 al 27 de octubre: “El FICM es un evento organizado por una asociación civil no lucrativa, absolutamente independiente, que recibe apoyos públicos y privados. Su misión es apoyar a los jóvenes cineastas mexicanos. Hasta la fecha hemos mostrado el trabajo de más de 2,000 creadores de todo México”, expresó.
Al respecto la comunidad cinematográfico ha emitido su reacción: “Me duele el alma. Lo que ha logrado el FICM es una síntesis del trabajo de decenas de miles de personas. Artistas, infinitos crews, curadores, público, prensa, visionarios, contadores, otros festivales: el mundo. Un mundo sin cultura es un mundo huérfano”, dijo el cineasta Hari Sama.
“No se puede entender la valía que el cine mexicano tiene en el extranjero sin el FICM. Desde sus inicios a la fecha ha marcado a generaciones de cineastas y ha logrado lo que a ratos parece una batalla perdida: creación de público ávido de cine nacional”, agregó Natalia Beristain.
También se sumaron críticos de cine como Alonso Díaz de la Vega: “Qué poca prioridad tiene para @cultura_mx (cuenta de la Secretaría de Cultura) el festival que más ha recibido, nutrido e impulsado el cine mexicano por años. Entre la torpeza de prestar un espacio público a un líder religioso en un Estado laico –que resultó pederasta– y esto, ya no sé qué transformación nos espera”, dijo.
Tras la ola de presión social, Sergio Mayer, presidente de la Comisión de Cultura y Cinematografía de la Cámara de Diputados dijo: “Vamos a buscar un rango especial y vamos a buscar un apoyo especial de la Secretaría de Cultura, porque sí calificaba y de alguna manera entregó todos los documentos. Lamentablemente por un tema que no les corresponde a ellos, sino al estado de Michoacán, de temas financieros, no pudo entrar en el proyecto de Profest”, indicó.
Esto también generó la reacción de otros directores de festivales de cine como Jorge Magaña de Shorts México, el festival de cortometrajes más importante del país: “Es importante que también sepan que somos 155 festivales, que sólo se apoyaron ocho y que están sugiriendo que se apoye a tres más. Me alegro por eso, pero también les informo que existimos y somos importantes todos”, escribió.
“No podemos hacer nada”, fue la respuesta de María Novaro, directora del Imcine a representantes de más de 22 festivales de cine que se reunieron con ella hace unos días para hablar sobre su futuro.
Mientras tanto Guillermo del Toro volvió a salir a alzar la voz y le contestó el tuit a Daniela Michel del FICM: “En lo que pueda ayudar: Aquí estoy”.
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