
Entre los más de 100 investigadores que conforman el Consejo Consultivo de Ciencias, seis han recibido el galardón al Premio Nacional de Ciencias y Artes por sus contribuciones en el campo de la astronomía: la Dra. Estela Susana Lizano Soberón, investigadora del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica de la UNAM; el Dr. Manuel Peimbert Sierra, el Dr. Arcadio Poveda Ricalde, el Dr. Luis Felipe Rodríguez Jorge, el Dr. Jorge Cantó Illa y la Dra. Silvia Torres Castilleja, del instituto de Astronomía de la UNAM (IA UNAM).
En entrevista con el Consejo Consultivo de Ciencias, la Dra. Silvia Torres Castilleja compartió su perspectiva sobre el desarrollo de la astronomía mexicana y su participación a nivel mundial.
—¿Qué lugar tiene la astronomía mexicana a nivel mundial?
—Somos un grupo pequeño en relación a la astronomía mundial, sin embargo, como grupo sí somos reconocidos, nos toman en cuenta y se discuten nuestros resultados, no necesariamente se aceptan o se dejan de aceptar, sino que se estudian y algunos son aceptados y otros no, como ocurre en la ciencia. En ese sentido, algunos de nuestros grupos son más distinguidos que otros, pero todos son grupos serios y respetados.
Son varios los grupos que se han distinguido. Por ejemplo, hay un conjunto importante de astrónomos que estudian problemas de formación estelar que está ampliamente reconocido, hay también otro conjunto que investiga acerca de las propiedades de las nebulosas gaseosas y que ha contribuido significativamente a la comprensión del tema.
Tenemos individuos y grupos que estudian los diversos temas astronómicos. En realidad, cada investigador elige el tema a desarrollar, y en ocasiones lo realiza en grupo, y en otras lo hace individualmente. Pero repito, somos un conjunto conocido y respetado internacionalmente.
—¿Cómo describiría usted la tecnología que tiene México para llevar a cabo investigaciones astronómicas?
—Desde hace décadas se ha tenido experiencia en la operación de telescopios ópticos, así como en su construcción y en su instrumentación de apoyo, principalmente en el Observatorio Astronómico Nacional. Continuamente se moderniza el equipo, tanto en sus partes ópticas como mecánicas y electrónicas para incorporar los avances tecnológicos disponibles.
También se han construido equipos de mayor envergadura para el Gran Telescopio Canarias. De hecho, en el Instituto de Astronomía de la UNAM se está construyendo un instrumento muy avanzado (FRIDA) para ser instalado en dicho telescopio. También en el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica han colaborado de manera muy destacada en la construcción de un espectrógrafo muy complejo (MEGARA) para ese mismo telescopio.
En cuanto a los radiotelescopios, desde hace varios años se inició un proyecto muy ambicioso que es un telescopio de 50 metros de diámetro, el Gran Telescopio Milimétrico. Éste se ha construido por el INAOE en el Cerro de la Negra en Puebla, colindando con Veracruz. La construcción completa del mismo ya está por terminarse. El telescopio ha estado operando desde hace varios años, pero, aunque ha sido de forma parcial se han obtenido resultados interesantes. Está programado el inicio de la operación en su configuración final para principios del año próximo.
Es de señalarse la construcción y puesta en operación del telescopio HAWC. Este es un instrumento muy distinto porque se trata de 300 enormes tanques de agua, donde se capta la llegada de los rayos gama de las más altas energías. Este es un proyecto de 27 universidades donde varios grupos mexicanos también han participado, fue construido en tiempo y forma, está en operación y están encontrando resultados muy importantes.
—¿Cómo ha crecido esta rama de la ciencia durante los últimos 20 años?
—La astronomía es una disciplina de investigación básica, y por lo tanto, la situación ideal para los egresados es en trabajar en universidades o en centros de investigación. El número de egresados ha crecido considerablemente en los últimos 10 años, pero no así el número de empleos disponibles para ellos. De acuerdo a los datos más recientes en el Sistema Nacional de Investigadores hay 277 investigadores clasificados como astrofísicos. Este dato es muy interesante pues muestra un aumento de investigadores en este campo, pero nos gustaría que este número fuera aún mayor porque hay cada vez más egresados y no hay los empleos o el reconocimiento deseado.
—¿Cómo describiría la tecnología con la que cuenta México para la exploración del espacio?
—En materia espacial, considero que estamos relativamente atrasados, nos falta desarrollo, ya que en ese aspecto no ha habido un esfuerzo global y falta tecnología de lanzamiento, de construcción, de control, de comunicación, todos ellos aspectos que se requieren para que realmente seamos independientes en materia de tecnología espacial.
Además, se espera que cada nave espacial lleve instrumentación especifica que cumpla con ciertos objetivos, estos objetivos dependen de qué grupo lo promueva; puede tener propósitos de comunicación, astronómicos, de vigilancia, para el monitoreo del clima, o de cultivos, etc. Actualmente esto se obtiene a partir de los datos que arrojan otras instancias internacionales, pero nosotros no hemos desarrollado a plenitud esta tecnología. Recientemente se ha retomado el avance en estos aspectos.
—¿De qué manera colabora México a nivel internacional en la exploración espacial?
—Hay colaboración, aunque en forma limitada, por ejemplo, Rafael Navarro de la UNAM participa en la misión a Marte, llamada HABITAT cuyo objetivo es medir cuántos días al año existen condiciones para que haya agua líquida en la superficie de Marte, lo cual es importante porque permite que haya bacterias en la superficie y así aumentan las condiciones de habitabilidad en ese planeta.
También Yair Piña, un joven estudiante de la UNAM, formará parte de la primera tripulación latinoamericana que se encuentra en una estación de investigación en el desierto de Utah, Estados Unidos en donde las condiciones se asemejan a las del cuarto planeta, su destino es “The Mars Desert Research Station”.
—¿Qué necesitaría México para impulsar la educación científica y tecnológica de alta calidad en el campo astronómico?
—Necesitamos más becas para estudiantes de posgrado en ese tema y, sobre todo, se necesitan plazas en universidades y centros de investigación donde se alberguen estos investigadores. Considero que lo que más hace falta son oportunidades de trabajo para los egresados.
—¿Cuáles son los temas o proyectos de investigación astronómica que deberían recibir más apoyo?
—Necesitamos construir un mayor telescopio óptico. Contamos con un sitio de observación privilegiado que es San Pedro Mártir en Baja California. Ahí están instalados varios telescopios, el mayor de ellos de 2.1 m de diámetro, inaugurado en 1979. Dado el desarrollo mundial en este campo, este telescopio resulta muy poco competitivo, pues hay más de 100 instrumentos de mayor tamaño en operación en otras partes del mundo. Actualmente, hay el proyecto de construir un telescopio de 6.5 m de diámetro, sin embargo, no tenemos financiamiento completo. Solamente hemos logrado apoyo para el diseño del mismo. En realidad, los telescopios y sus instrumentos de apoyo son cada vez más sofisticados y caros, por lo que resulta necesario formar consorcios de universidades y aún de naciones para su construcción. Confiamos en poder llevar a buen puerto la construcción de este telescopio en unos cuantos años.
—¿Cuál es al panorama actual de esta ciencia en nuestro país?
—El panorama es favorable, estamos trabajando, tenemos una buena representación, hay buenas ideas, hay talento, y yo creo que tiene muy buen futuro, pero necesitamos mejores instrumentos de investigación.
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