
Luego de su estreno en el festival de Sundance en 2017, donde ganó el premio del público, y después de presentarse en la edición 32 del Festival Internacional de Cine de Guadalajara, en el que se hizo acreedor al galardón Mayahuel y al premio Guerrero que otorga la Red de Prensa Mexicana de Cine, el filme Sueño en otro idioma, llegará a las salas de México el próximo 20 de abril.
La cinta trata acerca de Martín, un joven lingüista, interpretado por el actor Fernando Álvarez Rebeil, quien llega a un poblado en la selva veracruzana para obtener un registro de la lengua zikril, de la que quedan solamente tres hablantes. Con la muerte de uno de ellos, Martín idea un plan para reunir a los otros dos, un par de ancianos obstinados: Isauro, interpretado por José Manuel Poncelis, y Evaristo, —a quien encarna por Eligio Meléndez, —quienes han estado peleados por 50 años. Al adentrase en el pasado de estos personajes descubre el secreto y el origen de tan longeva querella.
Sueño en otro idioma fue el tercer filme dirigido por el cineasta Ernesto Contreras, precedido por los filmes Párpados Azules (2007) y Las oscuras primaveras (2014). El elenco está conformado por los talentos Fátima Molina, además, Norma Angélica, Mardonio Carballo, Juan Pablo de Santiago, Hoze Meléndez, Nicolasa Ortiz Monasterio y la actuación especial de Mónica Miguel.
El actual presidente de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), reveló el autor intelectual del guion de la cinta: “Es una idea original de mi hermano Carlos Contreras, inspirada en una nota periodística que llegó a sus manos hace algunos años, una nota de dos hombres que estaban peleados en un lugar de Tabasco y que precisamente eran los dos últimos hablantes de zoque, a partir de ahí, Carlos pensó que había algo poderoso para contar una historia”, comentó el director del filme.
El mensaje de Sueño en otro idioma, va más allá que el de una película que habla sobre la vejez, la redención, la amistad, la homosexualidad, la negación de esta última y la lengua, y será el espectador quien finalmente se identifique con algún tema en especial.
“Entendimos que no solamente era hablar de una lengua y la pérdida de palabras, sino de todo lo que podía significar, todo lo que representa perder un idioma o conocimiento; una forma de entender nuestro pasado, una forma de comunicarnos con nosotros mismos y, por otro lado, la reflexión, qué significa el efecto de la globalización en diferentes culturas, el cómo vamos perdiendo nuestra identidad sin darnos cuenta”, explicó Contreras.
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