Opinión

400 años de San Isidro Labrador

Este 15 de mayo, Día del Maestro, la Iglesia celebra a San Isidro Labrador, patrono de los agricultores de Madrid, pero cuya devoción se ha extendido por el mundo, y hay pueblos como en Tixtla, Guerrero, donde este día hacen fiesta a lo grande celebrando a las yuntas que los acompañan a los campesinos todo el año, y por eso las adornan con collares de flores, y las pasean por las calles en medio de música y júbilo.

@santa_palabra

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Este 2022 se cumplen 400 años de que San Isidro fue canonizado por Gregorio XV el 12 de marzo de 1622, junto con San Felipe Neri, Ignacio de Loyola, Francisco Javier y Teresa de Ávila, cinco titanes de la fe. Con un jubileo en sus templos, incluyendo los de México, se han concedido indulgencias a los fieles, y las distintas agrupaciones religiosas han organizado eventos especiales para celebrarlos.

San Isidro Labrador, quien falleció en 1172, fue sepultado en el cementerio de la iglesia del barrio de San Andrés, en Madrid; sus restos fueron localizados durante el gobierno de Alfonso X El Sabio, y fueron especialmente devotos de él Felipe III y Alfonso VIII.

Isidro fue beatificado por Paulo V en 1619, por especial interés de Felipe II, y en las Actas de Cabildo de Madrid, hay testimonios de la intención gubernamental de hacer los trámites para llevarlo a los altares desde 1562.

Él es uno de los 98 santos que existieron en el siglo XII, pero tiene la particularidad de que él no era religioso, sino un laico, casado con María de la Cabeza, y tenía un hijo llamado Illán. Otro caso similar es el de San Roque, a quien le rezan durante las epidemias, pues él también fue laico, soltero. Ambos son ejemplares.

San Isidro era mozárabe, es decir, vivió en tiempos en los que en España dominaban los musulmanes, lo que hacía difícil la convivencia con judíos y cristianos. En aquellos años de la Edad Media, surgió la Orden del Temple, se daban las primeras cruzadas a Tierra Santa, acababa de ocurrir el cisma que separó a la Iglesia católica de la de Oriente; el Israel se fundaba la Orden de los Carmelitas, y vivió a la par que otros santos importantes, como San Bernardo de Clairvaux, a quien se refiere Dante en la Divina Comedia, que se encontró en el cielo, y que fue uno de los grandes promotores de la Segunda Cruzada.

Eran años en los que Guido de Arezzo daba nombre a las notas musicales a partir de las estrofas del Himno a San Juan, y Santa Hiildegarda, a quien Benedicto XVI declaró Doctora de la Iglesia, exponía en uno de sus libros el funcionamiento del cuerpo humano.

Prácticamente en todos los países cristianos existen templos dedicados a San Isidro Labrador, quien, con su sencillo ejemplo de vida en un ambiente adverso, demostró su fe abiertamente, e incluso, en vida, le atribuyeron al menos cinco milagros, siendo el más famoso el del pozo.