Opinión

La demagogia gana, la sociedad pierde. La miscelánea fiscal 2022.

La prensa dio cuenta de que se cumplió la instrucción presidencial. “Los senadores, sin mover una coma, aprueban la Miscelánea Fiscal 2022” (El Economista, 26-10-21). Un éxito más del proyecto político mayoritario que muestra unidad en torno a su líder para confirmar que el propósito de las elecciones intermedias era conservar un poder legislativo a modo para aprobar la política fiscal -tanto la de ingresos como egresos- sin necesidad de negociar con la oposición, ni hacer concesiones a grupos minoritarios.

Cuartoscuro

Cuartoscuro

En la Cámara de diputados, el debate de la Ley de Ingresos fue prologado y ríspido. Hasta llegaron a los golpes y el recinto legislativo se convirtió por momentos en una cantina de barrio en la que los representantes del pueblo zanjaron sus diferencias con agresiones verbales y físicas. No cambió nada sustancialmente al documento enviado por el Ejecutivo para su aprobación sin modificaciones.

En este contexto, los enfoques fiscales y jurídico-técnicos y la justificación de la miscelánea pasa a un segundo plano y se concentra en los temas de mayor conflicto entre los partidos políticos en miras a las elecciones de 2024, que tienen poco impacto recaudatorio o en la mayoría de los contribuyentes.

Lo relevante en el debate parlamentario, en el que los políticos no llegaron a ningún acuerdo, fue la obligación impuesta a los mayores de 18 años, los jóvenes, de tramitar su alta en el registro de contribuyentes ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT), la limitación a las deducciones de personas físicas por realizar donaciones a personas no contribuyentes como instituciones de asistencia privada u organizaciones de la sociedad civil con lo que se afectan los ingresos del sector privado altruista, el régimen de actividades agrícolas, ganaderas, silvícolas y pesqueras en las que se pierden algunos beneficios fiscales, la eliminación del IEPS a los servicios de telecomunicaciones, incluir los gastos veterinarios en las deducciones personales e incentivos al armado de automóviles eléctricos, reducción del IVA el uso de energía eléctrica de los hogares y a los servicios de internet, así como trato fiscal especial a los deportistas de ato rendimiento. Nada significativo en términos recaudatorios, ni de mejora de la administración tributaria que contribuya a su eficiencia y, por lo tanto, a la mayor disponibilidad de recursos. Sólo guiños a una clientela política.

Hubo consenso en la sustitución gradual del régimen de incorporación fiscal por el régimen de confianza, que consiste en prolongar una estrategia que ha demostrado en los últimos 25 años su ineficiencia para gravar a la economía informal con el argumento de que el nuevo esquema sí es el bueno para lograr que todos hagan el esfuerzo contributivo que nos corresponde. A pesar de las buenas intenciones no veo a los tiangueros, al comercio ambulante, al trabajador independiente, a los propineros y un largo etcétera acudir a tropel a pagar impuestos a las oficinas del SAT.

Las propuestas de reforma fiscal en torno al discurso de la corrección política como la menstruación digna y el cuidado de las mascotas, que implica hacerle más hoyos a la Ley del IVA, y aumentar los supuestos de tasa 0, pasó por unanimidad.

Nada de lo propuesto y aprobado tiene un efecto real de los ingresos fiscales que permita financiar el gasto público asistencial creciente, ni garantice la extensión universal de lo servicios de salud gratuitos con calidad. No hay incentivos a la productividad y competitividad económica, lo cual era esperable en un gobierno, cuya estrategia fiscal ha sido incentivar la demanda vía transferencia a las familias y no la oferta de bienes y servicios con apoyo a las micro, pequeñas y medianas empresas. Los ingresos del gobierno se incrementan por las condiciones favorables proyectadas del mercado internacional de energéticos no por la recaudación fiscal.

Los ejes técnicos de la miscelánea fiscal son la mejora del control de los contribuyentes actuales, la mayor claridad en el cumplimiento de las obligaciones y la simplificación de la administración tributaria para tal efecto se aprobó, sin mayor debate, un monitoreo más estrecho del cumplimiento de los ya cautivos vinculadas con la reducción de las deducciones, las obligaciones internacionales, el uso y manejo de la información fiscal y precisión en el concepto de razón de negocios.

Los fiscalistas, abogados y contadores, deberán identificar, comprender y, en su caso, explicar a sus asesorados las precisiones en algunos conceptos tributarios como la escisión o fusión, la residencia en el extranjero, la incorporación de los gastos de instalación de una inversión en los conceptos amortizables, los precios de transferencias, entre otras cuestiones que sólo impactan a las medianas y grandes empresas.

Los evasores tradicionales, los informales, que representan el 60 % de la economía tendrán una oportunidad más para pagar contribuciones como el otro 40 % que ahora será objeto de mejores controles y más obligaciones administrativo-fiscales. En síntesis, nada nuevo y seguiremos esperando una reforma fiscal que pueda financiar, más allá del discurso, sistemas de protección social como los nórdicos. La demagogia gana, la sociedad pierde.