Opinión

Un muro militar

Arranca una semana compleja y de alto riesgo para el tema migratorio. El mero Día de las Madres, 10 de mayo, llegará a la frontera con un México un contingente de 1,500 soldados del Ejércitos de los Estados Unidos. No son de la Guardia Nacional o de la reserva, son soldados en activo.

Al día siguiente, el once, concluye la vigencia del llamado Título 42 que consiste es un conjunto de acciones para expulsar de manera expedita a cualquier migrante con el pretexto de proteger a la gente de los contagios Covid.

La pandemia terminó de manera formal y el Título concluye. Miles de migrantes tienen la falsa expectativa de que ahora sí podrán cruzar sin mayor problema a Estados Unidos.

Con los 1.500 soldados de refuerzo el Tío Sam tendrá en la frontera 4 mil efectivos en total, más los agentes de la Border Patrol, que son casi 20 mil, y de otras corporaciones federales y estatales del vecino país. Un muro militar.

Los migrantes tienen que saber que no habrá más facilidades, sino muchos más riesgos.

Elementos de la Guardia Nacional

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Especial

Diplomacia sin filtros

La relación de México con Perú no se arreglará en lo que queda de la administración de López Obrador. Las cosas llegaron demasiados lejos y ya están en el espacio del no retorno.

Esto se muestra porque los líderes de ambos países se tiran con todo sin filtro, sin considerar repercusiones diplomáticas, como los jefes de dos países enemigos.

Ayer la presidenta del Perú, Dina Boluarte, se preguntó si López Obrador aspira a convertirse en un dictador. Lo dijo por el continuado apoyo del presidente mexicano al ex presidente del Perú, Pedro Castillo.

Con seguridad hoy mismo el mandatario mexicano volverá a la carga en contra del gobierno de Dina al que considera ilegítimo y golpista.

La diplomacia sin filtros augura el rompimiento definitivo. Seguro puede emprenderse una operación cicatriz, cuando concluya el mandato de López Obrador o se vaya Dina Boluarte, antes no.

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Siguen las amenazas

Que los funcionarios del Poder Ejecutivo tengan la instrucción de no contestarle ni el teléfono a los ministros de la SCJN, no impide que les lancen amenazas por otras vías.

El área jurídica de la Presidencia se lanzó contra la SCJN a la que acusó de pretender sustituir al Poder Legislativo y de estar solo interesados en promover leyes neoliberales y no populares.

La nueva acometida se suma al acoso físico en las instalaciones de la Corte porque el gobierno quiere doblar a los ministros para que legislen en sintonía con los intereses políticos de la 4T, que estén a su servicio como lo están, lo acabamos de ver, los legisladores de su partido.

Vienen los días más ásperos que se sumarán al clima de crispación que experimenta el país y donde al parecer se sienten como peces en agua los principales mandos de la 4T.

El factor familiar

La dirigencia nacional del PAN dijo, derivado de la información sobre negocios turbios de gente vinculada a la familia presidencial, que el gobierno de México sigue los pasos de las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela.

Se entiende el interés de la oposición por aprovechar flancos vulnerables de la 4T, pero más allá de los ataques del día hay una cuestión de fondo que atañe a todos: ¿Qué tanto influirá la protección a su familia una vez que concluya el sexenio en la decisión del presidente López Obrador sobre su sucesor?

Hay señales que lo más difícil está por venir y después de septiembre del 2024 no se podrá recurrir al blindaje impenetrable de la Presidencia. Ese trabajo lo que tendrá que hacer alguien más.

¿Entre las corcholatas quién le garantiza protección plena al presidente y su familia? La respuesta puede conducir a saber quién escuchará las Palabras Mayores.