Opinión

En playoffs, las ofensivas sí ganan partidos

Ya conocemos la gastada máxima de que las defensivas ganan los partidos difíciles y en cierta manera eso es verdad, pero no del todo, siempre hay excepciones, y la jornada del playoff divisional nos demostró que hoy por hoy el juego en la NFL se rige por los ataques, por la estrategia ofensiva, y fue ese renglón en donde se definieron muchas cosas este fin de semana.

Por si existe una duda, o la pregunta de a qué me refiero, pues basta mirar a tres de los ganadores del fin de semana: Kansas City, Cincinnati y San Francisco.

Una defensiva, por más fiera e impenetrable que sea, en algún momento mostrará un punto de vulnerabilidad y fue lo que hicieron los coaches de estos equipos en momentos realmente apremiantes y en que tuvieron que echar mano de toda su creatividad para mover el balón y ayudar a definir el rumbo de sus juegos.

Cuando Patrick Mahomes abandonó el terreno debido a una aparatosa lesión que hizo temer lo peor, salió a flote la calidad estratégica de ataque del entrenador Andy Reid por la vía de su coordinador ofensivo, Eric Bieniemy.

Con el suplente en la posición de quarterback, Chad Henne, los Jefes montaron una ofensiva de más de 90 yardas que culminó en anotación y dio la confianza de una ventaja para manejar el juego.

Es verdad, Mahomes regresó y se encargó de cerrar un difícil duelo ante Los Jaguares, pero justo ante su ausencia quedó demostrado la valía de contar con mentes ofensivas brillantes al frente de un equipo. Por más que la defensa de Jacksonville se frotó las manos al ver salir a Mahomes, la diferencia fue la manera en que Bieniemy llamó las jugadas.

Y aunque del lado de los Jaguares también estaba otro gran estratega de ataque como Doug Pederson, la realidad es que su ofensiva aún está en proceso de crecimiento empezando por el pasador Trevor Lawrence.

En el duelo entre Cincinnati y Buffalo se notó el mismo patrón, la mente ofensiva sobre la defensa. Es cierto que ambos equipos cuentan con personal de primera empezando por sus mariscales de campo, Joe Burrow y Josh Allen, pero la diferencia fue nuevamente la filosofía en cada staff, pues mientras que con los Bengalíes predomina la visión de ataque con el coach Zach Taylor, la realidad es muy diferente con los Bills y su entrenador Sean McDermott, quien siempre se ha manejado en un perfil defensivo.

A pesar de que su coordinador ofensivo, Ken Dorsey, es muy efectivo, y de hecho hasta es pretendido para convertirse en entrenador en jefe por varios equipos, su planteamiento aún carece de la complejidad de los esquemas que manejan los clásicos coaches netamente ofensivos como Reid o Taylor.

Digamos que al final se impuso más el toque fino de las jugadas más elaboradas que la explosión física de ganar yardas a base de enjundia y pases largos, y explosivos, como lo hace Josh Allen.

No obstante, el mejor ejemplo de todo lo anterior lo vimos en el juego entre Dallas y San Francisco. Defensivamente, ambos conjuntos poseen dos muy buenas unidades; la de los 49ers quizá más física con un joven talento como DeMeco Ryans como coordinador, pero la de los Vaqueros más cerebral con un gran asistente como Dan Quinn.

Y es justo en ese punto donde se centró el duelo: Quinn contra Kyle Shanahan, coach de los 49ers y su filosofía ofensiva que ha dejado ya escuela en la NFL. Todos sabíamos que ambas defensivas serían un cerrojo para los ataques; ambas defensivas cumplieron su cometido durante la primera mitad, el marcador fue fiel testimonio, un empate a 9 puntos.

Sin embargo, durante el trascurso de la segunda mitad fue cuando las diferentes corrientes ofensivas de uno y otro bando dejaron su huella y claramente Shanahan le ganó la partida no sólo a Quinn y su defensiva, sino al joven Kellen Moore, el coordinador ofensivo de los Vaqueros y en quien, tanto Jerry Jones, dueño de los Vaqueros, como Mike Mc Carthy, su coach general, tienen una fe ciega. No obstante hubo dos momentos cruciales que pusieron de manifiesto que también las ofensivas ganan los partidos importantes, y no sólo las defensivas.

Cuando San Francisco tomó el balón a mitad del cuarto periodo, sabía que era su oportunidad para demostrar que podía doblar a la defensa de Quinn. Shanahan dejó de proteger a Brock Purdy y por fin lo dejó lanzar con mayor libertad. El resultado, el equipo anotó el touchdown que a la postre fue la diferencia.

Caso contrario a Dallas, que con más de tres minutos tuvo su oportunidad de elaborar un ataque que lograra la igualada, pero el planteamiento de Moore fue tan pobre que debieron entregar el balón.

Muchos culpan a Prescott de la nula peligrosidad en ese intento de avance, pero nadie se da cuenta de que las jugadas mandadas por Moore no ayudaron en lo más mínimo a un ya de por si presionado Prescott, que continuamente es criticado por tener un contrato que es para jugadores elite en su posición cuando él definitivamente no lo es.

Con todo esto, podemos señalar que llegan a las finales de conferencia equipos con entrenadores claramente de tendencia ofensiva. Es verdad que tanto San Francisco como Filadelfia en la Nacional poseen dos de las mejores defensivas de la Liga, pero no hay duda de que los duelos por el pase al Super Bowl 57 se definirán no tanto por jugadas defensivas, sino más bien por los ataques de prometen una jornada dominical única.

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