
En la última década, las redes sociales, los filtros digitales y la cultura del “rostro perfecto” han creado una nueva forma de entender la belleza. Una de las tendencias más controversiales de esta ola estética es el “Foxy Eyes”, un procedimiento que busca levantar los extremos externos de los ojos y las cejas para lograr una mirada más rasgada, ascendente y juvenil. Aunque el efecto se ha convertido en un símbolo de glamour y sofisticación, detrás de su aparente sencillez se esconden riesgos médicos, consecuencias estéticas y dilemas culturales.
El término “Foxy Eyes” —literalmente “ojos de zorra”— surgió en plataformas como Instagram y TikTok, donde influencers y celebridades comenzaron a mostrar rostros con una apariencia más alargada, pómulos elevados y cejas tensas. La moda se consolidó tras la exposición de modelos como Bella Hadid, Kendall Jenner y Ariana Grande, quienes, pese a no haber confirmado públicamente ninguna cirugía, fueron señaladas por cirujanos estéticos de haberse sometido a intervenciones mínimamente invasivas para conseguir ese característico “lifting lateral”.
¿En qué consiste el Foxy eyes?
El “Foxy Eyes” puede lograrse mediante distintas técnicas. La más popular es la de hilos tensores, que consiste en insertar bajo la piel finos filamentos de polidioxanona (PDO) para estirar la piel alrededor de las cejas y el contorno ocular. Estos hilos actúan como un soporte interno que, al tensarse, levantan la mirada. Los resultados son visibles de inmediato y pueden durar entre seis meses y un año, dependiendo del tipo de piel y los cuidados posteriores.
Otra técnica más duradera, pero también más invasiva, es el lifting temporal o blefaroplastia lateral, que implica cirugía estética para elevar quirúrgicamente la cola de la ceja y el extremo del párpado superior. Este procedimiento requiere anestesia local, incisiones mínimas y un periodo de recuperación que puede extenderse por semanas.
Finalmente, algunos médicos ofrecen alternativas menos invasivas como inyecciones de toxina botulínica (botox) o rellenos dérmicos con ácido hialurónico, que imitan el efecto de elevación sin necesidad de cirugía, aunque con resultados temporales.
¿Cuánto cuesta una cirugía de Foxy Eyes?
Los precios varían de forma considerable: en México, un tratamiento con hilos tensores puede costar entre 6 mil y 15 mil pesos, mientras que una cirugía estética puede superar los 70 mil pesos. Los tratamientos con botox o rellenos rondan entre 3 mil y 8 mil pesos por sesión, dependiendo de la clínica y la experiencia del profesional.
Los riesgos detrás de esta tendencia
Aunque en redes sociales se promociona como un procedimiento “rápido, indoloro y sin riesgos”, la realidad médica es distinta. Especialistas en cirugía plástica advierten que los efectos secundarios son más comunes de lo que se cree. Entre los más frecuentes se encuentran la inflamación prolongada, hematomas, infección, rechazo de los hilos, asimetrías faciales o, en casos más severos, lesiones nerviosas que pueden alterar la movilidad del párpado.
La Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS) ha alertado que la popularización del Foxy Eyes ha incrementado los reportes de complicaciones en pacientes jóvenes, muchas veces por acudir a lugares sin licencia médica o con personal no certificado. Además, la moda ha desatado críticas culturales: algunos especialistas en antropología visual consideran que la tendencia puede tener connotaciones raciales o de apropiación cultural, al intentar imitar rasgos típicos de poblaciones asiáticas.
El caso de las celebridades
El auge del Foxy Eyes está íntimamente ligado al mundo de las celebridades. Aunque pocas lo admiten públicamente, los cambios en sus rostros se han vuelto objeto de análisis constante.
Bella Hadid es, sin duda, el rostro más asociado a esta tendencia. Su transformación facial, especialmente en la forma de sus ojos y el arco de sus cejas, ha sido objeto de múltiples especulaciones. Cirujanos estéticos han señalado que podría haberse sometido a un lifting temporal o a la colocación de hilos tensores. En una entrevista con Vogue, la modelo negó haber pasado por el quirófano, aunque admitió haberse hecho una rinoplastia en la adolescencia. Sin embargo, expertos aseguran que su apariencia actual es difícil de lograr solo con maquillaje o genética.
Kendall Jenner también ha sido señalada como una de las impulsoras del look. Su rostro, antes más redondeado, ahora muestra un contorno más definido y una mirada más ascendente. Según declaraciones de especialistas consultados por The Daily Mail, Jenner habría recurrido a hilos tensores para conseguir ese efecto.
Otras figuras como Ariana Grande, Dua Lipa y Madison Beer han sido mencionadas en foros y revistas especializadas como ejemplos de celebridades que, de forma sutil, han adoptado la estética del Foxy Eyes. En América Latina, Belinda, Kimberly Loaiza y Danna Paola también han sido relacionadas con la tendencia, ya sea por cambios visibles en la estructura de su mirada o por declaraciones de estilistas y maquilladores que admiten usar técnicas inspiradas en este efecto.
En un momento donde la apariencia se ha vuelto una forma de capital social, el Foxy Eyes plantea una pregunta incómoda: ¿hasta dónde estamos dispuestos a modificar nuestros rostros para adaptarnos a las tendencias digitales?