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Colabora la UAM para rescatar Laguna La Piedad, en Cuautitlán Izcalli

El plan permitirá construir un modelo urbano-ejidal basado en la gestión sustentable

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La Laguna La Piedad ocupa 39 hectáreas e influye en un polígono de 208 hectáreas de tierras ejidales no urbanizadas.

La Laguna La Piedad ocupa 39 hectáreas e influye en un polígono de 208 hectáreas de tierras ejidales no urbanizadas.

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Investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) colaboran en un esfuerzo institucional que busca rescatar la Laguna La Piedad, en el municipio de Cuautitlán Izcalli, en la zona metropolitana del Valle de México.

La doctora Fabiola Sosa Rodríguez, jefa del Área de Investigación en Crecimiento y Medio Ambiente de la UAM, forma parte del equipo que busca la habilitación de ese cuerpo de agua y de sus canales, con lo cual se podrían abatir diferentes afectaciones a la economía local; el deterioro de la salud de los pobladores aledaños; la pérdida de biodiversidad y de servicios ecosistémicos; los conflictos por el recurso, y la merma de lugares de esparcimiento familiar y deportivo.

PLAN DE RECUPERACIÓN

Con el respaldo de la Dirección de Apoyo a la Investigación y de la Red de Investigación en Agua de la UAM, el plan de recuperación permitirá construir un modelo urbano-ejidal basado en la gestión sustentable del líquido que impulse un desarrollo verde asentado en la economía social y solidaria, mediante la integración de cooperativas para la preservación de la laguna.

Previo al daño a los ecosistemas del lugar, los habitantes de los pueblos de San José Huilango y San Francisco Tepojaco cultivaban alimentos y obtenían ingresos por la pesca; en la actualidad las fuentes de abastecimiento desafían severas condiciones, como en el caso del acuífero Cuautitlán-Pachuca, que ha sido sobreexplotado. Además, el cambio climático podría reducir la disponibilidad del líquido en 40 por ciento, una problemática a la que se añade el nulo tratamiento de aguas residuales, con un impacto negativo en la salud de la gente y el entorno.

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Las pérdidas por la degradación de La Piedad incluyen 110 mil pesos por servicios medioambientales que ya no presta; tres millones de pesos por producción agrícola no realizada; 25 millones de pesos por carbono no capturado; 250 millones de pesos por pagos del bien hídrico no recuperados del uso urbano, y 940 millones de pesos de la utilización industrial.

La investigadora de la UAM Azcapotzalco explicó que la intervención, que lleva más de cinco años, busca cimentar un mecanismo social sólido con 69 ejidatarios de Huilango y 158 de Tepojaco, quienes son los poseedores de la tierra donde se rehabilitarán los ecosistemas del embalse.

Desde 2003, los ejidatarios han solicitado el saneamiento de la laguna, cuya contaminación se atribuye a descargas de aguas residuales de los fraccionamientos La Piedad y Lomas de Cuautitlán. Esto afecta la salud y hábitat de más de 37 mil personas.

Los beneficiarios indirectos alcanzan 15 colonias alrededor de ese cuerpo de agua, con una población de 95 mil hombres y mujeres, así como a todos los residentes de la subcuenca de Cuautitlán, que ascienden a 1.12 millones de los municipios de Cuautitlán Izcalli, Jilotzingo, Villa Nicolás Romero y Teoloyucan.

El proyecto integra seis estrategias: la primera consiste en elaborar un diagnóstico participativo de la situación social y medioambiental que priva; la segunda, en el diseño de un plan maestro para el secuestro de carbono, la remoción de contaminantes, la mejora de la salud y la provisión de agua, entre otras acciones; la tercera radica en un sistema de economía social y solidaria para el desarrollo de actividades productivas sustentables que impulsen la innovación cooperativista.

La cuarta incluye un programa de monitoreo ciudadano de la biodiversidad y la calidad del agua que considere la colaboración de diferentes grupos sociales, así como un esquema de comunicación del conocimiento y sus resultados. La quinta prevé la creación de espacios de gobernanza para la toma de decisiones, entre ellos un consejo de cuenca, y la sexta propone llevar a cabo procesos de inmersión en otras comunidades con objetivos económicos asociados para la conservación medioambiental, cuyos aprendizajes sean replicados.

TRANSICIÓN DE ZONA LACUSTRE A ASENTAMIENTO INDUSTRIAL

Localizado al noroeste de la Ciudad de México, el municipio de Cuautitlán ocupa una antigua zona lacustre en la que se registraron asentamientos humanos desde hace más de 2 mil años. En el siglo XX fue asentamiento de industrias y ahí se crearon unidades habitacionales para trabajadores y sus familias; además de que se planteó el llegar a desarrollar en esa demarcación la primera ciudad autosuficiente del país; al combinar actividades agrícolas con industria y servicios a la comunidad en salud, educación y esparcimiento.

En los últimos 40 años, Cuautitlán ha padecido la presión por el crecimiento demográfico que ha afectado a todos los municipios del Estado de México que colindan con la capital del país y actualmente ya cuenta con más de 555 mil habitantes.