Academia

El movimiento del CIDE es un ejemplo para otras comunidades universitarias: Lorena Ruano

La académica del CIDE explica en entrevista cómo la Asamblea llegó a la conclusión de pedir la autonomía de la institución y refirió los puntos álgidos de la política científica actual

crisis en la poítica científica

Lorena Ruano (centro) y otros asistentes a la marcha y protesta frente al Senado.

Lorena Ruano (centro) y otros asistentes a la marcha y protesta frente al Senado.

Isaac Torres

Después de asistir al encuentro con senadores, tras la marcha del martes, Lorena Ruano ofrece una rápida entrevista, a la mitad de la cual se acerca uno de sus colegas para saludarla. “Perdón, Andrew, estoy dando una entrevista”, dice. La respuesta de él es para el entrevistador: “Es una guerrera, es una guerrera, es todo lo que necesitas saber”.

La investigadora del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) forma parte del grupo que encabeza a los profesores-investigadores miembros de la Asamblea General del CIDE, pero que también encabezó a la comunidad del CIDE en las protestas contra la extinción de los fideicomisos. A consecuencia de la política científica de Conacyt y el cisma en su institución, Ruano regresó a las calles a protestar y a compartir con su comunidad la lección de democracia y libertad académica que ha demostrado el CIDE. La científica social ahonda en algunos puntos de la movilización y de la política científica, así como en la inesperada propuesta que llevaron al Senado.

–¿Cómo llegó al planteamiento de la autonomía?

–Nos preguntamos: ¿y si logramos que se vaya Romero?, ¿el próximo director del CIDE se va a encontrar con el obstruccionismo del Conacyt de nuevo porque estamos subordinados a ellos? Entonces, pensamos que necesitamos una solución que vaya más allá de las personas, que sea institucional. El problema es que no tenemos mecanismos institucionales que blinden la autonomía académica del CIDE, la tenemos, pero al estar subordinados y mientras nos traten como paraestatales, servidores púbicos y burócratas, se ha minado. Entonces una solución al problema, y a futuros de este tipo de interferencia política o de imposición burocrática, debe pasar por un diseño institucional más sólido, para blindar la libertad académica y la calidad de educación que le damos a estudiantes; de ahí salió, lo estuvimos pensando: ¿Qué viene después de Romero? Nos dimos cuenta de que regresaríamos al punto cero, donde estábamos en agosto, por eso lo planteamos como una solución de mediano largo plazo.

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–¿El sistema de gobierno de los Centros Públicos de Investigación (CPI) sigue siendo viable?

–Sí, pero no los blinda de la interferencia jerárquica del Conacyt y ya vimos que lo ocurrido en el CIDE en otros centros de investigación, la diferencia es que esta es la primera vez que toda la comunidad se une contra ello; pasó en el CICY, INAOE… En ese sentido no queremos que esto continúe, porque sí hay un peligro, porque la estructura institucional le da la mano a Conacyt para que sigan ocurriendo y nosotros pensamos que debe ser distinto. Nosotros sólo hemos planteado la posibilidad a nuestro centro, ahora sólo podemos hablar por nosotros, pero no dudo que habrá algunos que ciertamente buscarían una situación similar.

–¿Cuál es el simbolismo de que Conacyt se haya topado con pared en el CIDE?

–El CIDE es una de las instituciones académicas más exitosas del país, tenemos una reputación internacional y, por lo tanto, aunque somos poquitos, tenemos mucho eco, como lo hemos visto en las cartas de apoyo que hemos recibido de decenas de instituciones nacionales e internacionales. El movimiento ha sido un éxito porque tenemos el reconocimiento de la comunidad científica.

“También tenemos la unidad interna, en otros centros, cuando ocurre algo similar hay divisiones que impiden que haya resistencia. En nuestro, el personaje de José Romero fue tan obvio que galvanizó una unidad al interior del CIDE que nunca había visto. Estudiantes, trabajadores y académicos estamos todos del mismo lado y hemos visto y sufrido los embates juntos. Lo que el CIDE hace es un ejemplo para otras comunidades universitarias, para que se unan en defensa de sus derechos y dejen las rencillas y grillas internas y luchar por el bien superior, que es dejarnos hacer nuestro trabajo, libres de interferencia política”.

–¿Lo que ocurrió en el CIDE es un microuniverso de lo que sucede con Conacyt, que ha reunido a diversos sectores de la comunidad que se sienten agraviados?

–El agravio fue tan flagrante a nuestra comunidad que por eso brincamos, es difícil movilizar a la gente, sobre todo a la comunidad académica, porque lo que queremos hacer es nuestra investigación, no somos una comunidad que se mueva fácilmente. Los estudiantes son otra historia. Pero ciertamente, desde mi punto de vista, Elena Álvarez-Buylla ha conducido la política científica de manera muy autoritaria, lo que ha generado incluso la creación del movimiento ProCienciaMx, que abarca a muchas instituciones y busca la defensa de la política científica nacional. Conacyt ha logrado dividir a la comunidad científica y además imponer su visión unilateral y tramposa. Al respecto, creo que habrá mucha más reacción en dos puntos cruciales [en lo que resta del sexenio]: la discusión de la Ley General de Ciencia y Tecnología y la interferencia en el nombramiento del rector de la UNAM (2023). Ahí puede ponerse complicado.

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–¿Nunca antes había habido tanto temor, corrección y cuidado para expresarse entre la comunidad científica?

–Sí. En el CIDE lo vivimos, la destitución de Alejandro Madrazo por dar su opinión acerca de la contribución de las Cátedras Conacyt al trabajo académico del CIDE le valió la destitución; la persecución de 31 miembros de la comunidad científica con cargos exagerados –si hay faltas administrativas que se persigan, pero sin una investigación seria pretender meterlos en un penal de máxima seguridad ha generado miedo en la comunidad. Por ese tipo de razones, ninguna persona de nuestra comunidad se propuso para ser director del CIDE cuando se abrió la convocatoria, todos teníamos miedo. Entonces sí, es algo que no había visto en los 19 años que llevo trabajando en el CIDE.