Cultura

Rogelio Cuéllar recibirá la Medalla al Mérito Fotográfico

Soy fotógrafo callejero porque mi interés es la realidad social, señala 

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El fotógrafo Rogelio Cuéllar.

El fotógrafo Rogelio Cuéllar.

INAH

El fotógrafo Rogelio Cuéllar recibirá la Medalla al Mérito Fotográfico durante el 24 Encuentro Nacional de Fototecas, que se llevará a cabo en Pachuca.

En un comunicado, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) señala que Rogelio Cuéllar durante seis décadas de trabajo conformó una memoria de sus contemporáneos y sus luchas sociales, de la orografía de los cuerpos y de su país, además de ser un cronista de la vida social y cultural de México.

Por esto, añade la institución, se le entrega la Medalla al Mérito Fotográfico 2023 este 24 de agosto, pero éste no será el único reconocimiento este año, porque Rogelio Cuéllar está trabajando en la selección de las imágenes que integrarán la revisión que el Festival Internacional Cervantino (FIC) hará de su obra.

“Nunca he dejado de experimentar ese asombro por lo que hay fuera. Soy fotógrafo callejero porque mi interés es la realidad social, y estoy convencido que cualquier disciplina requiere pasión. En el retrato me gusta el personaje, la mirada; y en el paisaje, cuando el elemento humano está presente. Puedo decir que me identifico con la fotografía humanista”, señala.

FORMACIÓN

Cuellar desarrolló su oficio dentro del fotoperiodismo, colaborando en diversos suplementos culturales y como miembro fundador de medios como la revista Proceso y el periódico La Jornada. No obstante, la fotografía de autor, en particular el retrato de creadores, ha sido una constante desde sus inicios, ya fuese trabajando para Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México o en la cobertura del propio FIC.

“Estudiando a los fotógrafos mexicanos, llámese Rodrigo Moya, Héctor García, Nacho López, Mariana Yampolsky, Graciela Iturbide, Bernice Kolko, independientemente de su lenguaje, han hecho retrato de sus contemporáneos. Lo cual es muy importante. Yo también quise hacer eso”. De esa manera, consciente y estructurada, fue constituyendo un seguimiento histórico de la vida cultural de México, a través de sus personajes.

“La mirada es la constante de mis retratos. En los grandes retratos del arte universal lo que acompaña al espectador es la mirada del o los personajes. Integro el retrato como un rompecabezas. Empiezo con un long shot, un plano lejano y, paulatinamente, me voy cerrando y comienzo a observar el espacio inmediato. Eso va conformando una personalidad.

“Otra constante es que visito regularmente a los creadores que me interesan. Así he podido entablar amistades entrañables como una familia. Hay artistas que conozco desde hace cuatro décadas y los visito cada tiempo, y los fotografío en su cotidianeidad y en su proceso de creación”, comenta.

Por ello, las fotografías de Rogelio Cuéllar no son cabos sueltos, sino crónicas. Un buen ejemplo fue la exposición Borges en México, montada en 2012, en el Palacio de Bellas Artes, a partir de tomas que hizo en su visita de 11 días al país, acompañándole lo mismo a Teotihuacan que al mingitorio, literalmente. Un Borges anciano, con la vista debilitada, pero el oído aguzado; por eso identificó a Cuéllar con el apodo de “El duende”.

José Emilio Pacheco abrazando el pilar de un laberinto de libros; Octavio Paz dirigiendo una mirada esquiva desde su puerta; Julio Cortázar apoyado cual fauno en las raíces sinuosas de un árbol; José Agustín haciendo “caracolitos” a la cámara; una vieja y coronada Pita Amor; la elegancia de Rosario Castellanos… Escritores, muchísimos, como da fe El rostro de las letras (La Cabra Ediciones); pero artistas plásticos, aún más, como muestra el catálogo Cuatro décadas del rostro de la plástica, 1972-2011.

A partir de las becas del Sistema Nacional de Creadores de Arte, se ha podido clasificar aproximadamente 60% del material que Rogelio Cuéllar ha realizado durante los últimos 30 años, porcentaje equivalente a 20 mil negativos. Para muestra, su página rogeliocuellar.mx, proyecto de investigación, preservación y difusión en el que lo acompañan Juan Carlos Oliver, Valeria Vega, María Luisa Passarge, Liliana Luna Montiel, Erika Vitela, David Robles y Alejandra Palancares.

El fotógrafo espera disfrutar los frutos de ese archivo de miles de imágenes, constancia de su tiempo y sus pasiones. Piensa en venderlo porque reconoce su valor como fuente, desea se quede en México y que “sea un archivo vivo porque es una parte gráfica de la historia mexicana de finales de los 60, hasta lo que siga trabajando. Es muy claro y estoy trabajando en ello”, finaliza.