
La desilusión debe ser uno de los sentimientos que genere mayor confusión, tristeza y enojo entre los seres humanos.
En Pumas ha sido una constante la desilusión cada torneo para sus aficionados desde hace catorce años ya, y este fin de semana, lo volvieron a vivir.
El aplastante triunfo americanista sobre los universitarios fue más que tres puntos. Fue una demostración de que las Águilas están un escalón por arriba. Para Pumas fue darse cuenta que de esta forma sigue sin poder competir. Para su afición fue desilusionarse tras haber abrazado el sueño de que con los buenos refuerzos que llegaron, por fin este torneo podrían levantar algo.
EL FACTOR NAVAS
Más allá de haberse puesto adelante en el marcador, Pumas no compitió. De no haber sido por Keylor Navas, se hubieran ido con un marcador todavía mayor en contra. Pumas pensó que, al igual que Chivas, esperando y defendiendo, con un contragolpe podría sacar el triunfo, y así fue al medio tiempo, pero tampoco estaba haciéndolo bien.
Errores hubo muchos, de varios lados, comenzando por el planteamiento, jugar demasiado atrás, darle la iniciativa al rival no funcionará si no defiendes bien. La expulsión de su técnico es de los errores más obvios, pero poco hablamos de los más importantes, los cometidos por los jugadores.
DEMASIADAS COMPLACENCIAS
Hablar uno por uno serían demasiadas columnas, pero el primero a destacar es la actitud, todos menos Navas, no estuvieron en su nivel. Le dieron el balón al América que jugó demasiado arriba, con demasiadas complacencias.
Pero hoy no estamos hablando de los de la cancha y su bajo nivel. Hablamos del técnico y de si Efraín Juárez debe o no continuar como técnico de Pumas.
Mi respuesta es simple. Por supuesto que debe seguir y no debería haber ni siquiera dudas.
Ahora el periodismo se rige por motivaciones personales y las opiniones se expresan con el argumento de “si me cae bien o no” como carta principal.
EFRAÍN TENDRÁ QUE MEJORAR
Nos cansamos de pedir oportunidades a mexicanos, de criticar a extranjeros que vienen a hacer su curriculo al futbol mexicano y de que a ellos se les tiene más paciencia y se les da más tiempo, y ahora piden que se vaya con menos de seis meses en la banca universitaria.
Se les olvida también que Efraín tiene aproximadamente un año como entrenador profesional, y ahora piden que se vaya. ¿Por qué?, porque su estilo en las conferencias de prensa y en entrevistas no les gusta. ¿Es por resultados?, entonces hay que esperar.
Efraín tendrá que mejorar muchas, muchísimas cosas, y una de ellas es su actitud, en la banca y frente a las cámaras, sin duda, pero todo eso es parte de un proceso que toma más de seis meses de aprendizaje. Otra cosa a trabajar es la intensidad de sus jugadores, que no es lo mismo que rudeza o violencia en la cancha.
Con el afán de defender a sus jugadores él ha buscado ser el blanco de todas las críticas. Por eso no se habla hoy del bajo nivel de varios, pero ahí tiene que aprender también a soltar.
DESESPERACIÓN Y URGENCIA
El problema en Pumas es la urgencia por el título, un tema real que, junto con la presión de la afición, ha hecho que los proyectos desaparezcan y la prisa rebase las emociones y la razón. A lo largo de estos catorce años se han tomado en el banquillo decisiones buenas, malas, y otras inexplicables, pero todas han tenido la característica de la desesperación y urgencia por ya ganar algo.
Parte de lo que está mal es la falta de un proyecto a largo plazo que permita darle confianza a los jóvenes para poder hacer resurgir la cantera, y eso incluye a los entrenadores de casa, como Juárez. Si, la afición está urgida, enojada, molesta, desilusionada, con toda la razón, pero ahora no queda más que “comer piedras” mientras termina por cuajar este proyecto bajo el mando de Efraín.