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‘Ajedrez Clásico’

Realidad y poesía

CAISSA, LA MÍTICA DIOSA DEL AJEDREZ .

El estudio inevitablemente parecerá más instructivo que el problema para la práctica del juego. ¿Cuál es, entonces, la diferencia? Afirmar que existe entre el estudio y el problema la misma relación que entre un poema y una novela podría parecer una simplificación excesiva; sin embargo, es absolutamente cierto que el estudio tiene vínculos más estrechos con las realidades del juego, mientras que el problema expresa el tema del autor con una considerable dosis de “licencia poética”. En un estudio, uno es completamente libre de comenzar con un jaque o cualquier otro movimiento “drástico”; en un problema, esto sería un grave error de gusto, parecería tan poco elegante que arruinaría por completo lo que podría haber sido una construcción valiosa basada en una idea inicial interesante.

NO BASTA CON OBTENER UNA VENTAJA DECISIVA

Al fin y al cabo, persiste una marcada distinción entre el problema y el estudio: el creador del estudio simplemente proclama “las Blancas juegan y triunfan”, mientras que el artífice del problema se impone la meta de “mate en tres” o en cualquier otro número preciso de jugadas. En un problema, no basta con obtener una ventaja decisiva, como una supremacía material; lo único que cuenta es consumar el mate exigido por el autor en el número exacto de movimientos, desplegando toda la sutileza y la “gracia” posibles. Esto implica, por lo general, que una o dos opciones evidentes conducen a un callejón sin salida, mientras que el único movimiento inicial viable —que debe ser único, por eso se le llama la “llave”— no es en absoluto obvio; de hecho, resulta casi inverosímil y completamente desconcertante.

En esencia, se trata del mismo principio, si se quiere, que sustenta las novelas de misterio donde se indaga “quién” perpetró el delito. Tomemos como ejemplo aquel célebre y antiguo problema de Francis Healey.

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Se trata de un mate en tres movimientos, y la clave es Th1, que, en la variante principal, constituye la única posibilidad de despejar el camino para que la Dama, a través de b1, llegue a la casilla donde dará mate en g1, en el tercer movimiento. Incluso un lector no iniciado descubrirá con facilidad las demás variantes ahora. El creador de problemas más experimentado no necesita que le expliquen que este “clásico”, tras su publicación en 1861, fue el pionero de innumerables problemas que ilustran la misma idea esencial.

CAISSA, LA MÍTICA DIOSA DEL AJEDREZ

No existe un libro más cautivador y poético que Los Deleites del Ajedrez de Assiac, un seudónimo que, ingeniosamente, invierte el nombre de Caissa, la mítica diosa del ajedrez. Publicado en la lejana década de los cincuenta, este libro sigue siendo una fuente de inspiración para innumerables textos, incluido el presente. Assiac era el alter ego de Heinrich Fraenkel, nacido en Polonia en 1897, quien, como tantos otros, enfrentó las penurias de dos guerras mundiales. A pesar de las adversidades, logró refugiarse en Inglaterra, donde dejó su huella como guionista para Hollywood, autor de obras sobre ajedrez y biografías de figuras clave de la guerra.

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