Los Concorde, una banda que muchos atesoramos por allá del 2006 volvieron a los escenarios con una fiesta llena de recuerdos y nuevos éxitos en el Teatro Metropólitan de la CDMX, para, en palabras de Leo de Lozanne “volver a hacer lo que aman en compañía de buenos amigos”.
“Bienvenidos, cachorros y cachorras del rock”, fue como Leonardo de Lozanne, Jonás, Poncho Toledo y Mauricio Clavería le dieron la bienvenida a decenas de fanaticos que corearon sus canciones con la emoción a flor de piel, acompañados de luces y el resurgimiento peculiar de la adolescencia de muchos.
Comenzaron con “Esto es el fin”, seguida de éxitos como “Love Is A Bitch” y “Dramatic”. Durante el show, no faltaron temas nuevos como “Prueba y Error” o “Aprendiendo a bailar”, que refrescaron el repertorio sin perder la esencia rockera.
Invitados sorpresa y momentos inolvidables
La vibra de la noche se elevó cuando subieron al escenario invitados especiales: Alejandro Rosso (Plastilina Mosh), Pedro Frugone (La Ley) y El Cha (Fobia) pusieron sus mejores notas al servicio del rock nostálgico.
También destacaron los instantes de interacción entre el grupo y el público, como cuando Jonás dijo “Me salió el solo” tras un solo de guitarra improvisado que admitió no tener completamente ensayado. O cuando De Lozanne preguntó al público si ya habían comprado los vinilos que la banda había preparado justo para esa noche. Detalles que dieron calor y cercanía.
El setlist: un balance perfecto entre lo clásico y lo nuevo
Clásicos que encendieron al Metropólitan
Para los fans, fue un regalo escuchar himnos como “Rompecabezas”, “Lost my edge”, “Contigo” y “Envenéname” en el encore. Canciones que siguen levantando la mano cuando se habla del rock alternativo mexicano.
Nuevas joyas y sorpresas
Pero no todo fue mirarse al espejo del pasado: temas recientes como “Prueba y Error” y “Aprendiendo a bailar” se colaron y permitieron ver la evolución creativa. Y sí, también hubo colaboraciones inesperadas, solos brutales y una puesta en escena donde la libertad escénica se sintió.
Una noche para recordar
Aunque el show no duró más de dos horas, la sensación fue poderosa: ver a estos músicos juntos, invitando amigos, rompiendo esquemas, divirtiéndose y dejando que el público forme parte de la puesta en escena. Al final, firmaron vinilos, agradecieron, y el Teatro Metropólitan quedó vibrando. Una velada que no se trata solo de música, sino de comunidad y libertad.