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‘Juegos inocentes’: La infancia como un juego para adultos

CORTE Y QUEDA. Es una tentativa película que dejará volar tu imaginación y te permitirá regresar a tus tiempos de niñez, aunque quizá no como te hubiese gustado

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Fotograma de 'Juegos inocentes'.

Fotograma de 'Juegos inocentes'.

CORTESIA

Después de un par de años desde la finalización de su producción y su paso por algunos festivales o estrenos limitados en ciertos países, Juegos inocentes (De uskyldige, 2021), la nueva película del director noruego Eskil Vogt se ha estrenado en México y aquí te traemos los puntos buenos y malos que tiene por ofrecer, para que te decidas si ir o no al cine este fin de semana.

Durante las vacaciones de verano, la familia de Ida, de 9 años, se instala en un barrio de los suburbios de Oslo. Con su hermana, la niña trata de ajustarse a su nuevo entorno y se hace amiga de otros dos niños. Lejos de los adultos, los cuatro amigos descubren que poseen poderes sorprendentes, que incluyen inocentemente en sus juegos. Mientras exploran sus nuevos talentos en un bosque y un parque cercanos, su entretenimiento comienza a adquirir poco a poco tintes inquietantes y empiezan a ocurrir sucesos extraños.

Hay algo que encuentro fascinante en el género de terror (cuando es bien tratado), y eso es la mezcla de tópicos que le permiten a una película el tomarse en serio a sí misma, sin la necesidad de olvidarse de sus pretensiones. A veces sale bien y otras no tanto; eso ya dependerá de la calidad y brillantez que tenga el director y el guionista al momento de hacer su trabajo.

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Algo digno de aplaudir por parte de la cinta nórdica, es precisamente cómo logra conectar el terror y suspenso, con lo fantástico de la naturaleza de los niños protagonistas; todo esto sin dejar de lado el drama familiar que los propios personajes atraviesan.

Y es que la película presentada en el Festival de Cannes se presenta al espectador como una lúdica oportunidad de materializar la infancia como un juego para adultos. La constante incomodidad que las actuaciones brindan sirve para generar un genuino conflicto en el espectador y los pocos personajes; el que sean niños los que se encarguen de realizar las actividades más tétricas de la película, es lo que vale completamente la pena.

Siempre he considerado una labor complicada el trabajar con niños actores, pero este es un ejemplo que se suma a la lista de buenas interpretaciones por parte de infantes que, curiosamente, el género del terror es en el que más suelen sobresalir, tal vez porque se la llevan gritando y ya, cosa que en Juegos inocentes no sucede; pues la metáfora de los super poderes con la vasta imaginación de un niño es algo que se viene trabajando desde hace ya varios años.

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Lamentablemente, los interesantes destellos de grandeza y creatividad que lanza la película se quedan en eso: simples momentos. Durante gran parte del metraje, nos encontramos con un ritmo soso y constantemente denso, que en papel funcionaría para la narrativa del filme, pero que en este caso en particular sólo termina por perjudicar una película que de por sí tiene problemas en su estructura. Y es que no puedes contar con los mejores momentos durante los primeros minutos.

A pesar de su inestabilidad por mantener al espectador en donde debería estar y los tropiezos que la acompañan, Juegos Inocentes es una tentativa película que dejará volar tu imaginación y te permitirá regresar a tus tiempos de niñez, aunque quizá no como te hubiese gustado.

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