
Yucatán es uno de los mejores sitios del país para vivir y para visitar. Mérida, su ciudad principal, tiene eso que pocas ciudades tienen: a quien arriba, lo hace sentir bienvenido. De allí que recorrer las calles de ésta y otras poblaciones sea siempre grato y que resulte muy recomendable hacerlo en auto.
Más aún, la renta de auto es ideal en este estado mexicano pues, además de permitir una movilidad libre, no sujeta a horarios específicos, nos abre la puerta a combinar sitios con atractivo turístico como las pirámides mayas, a la vez que nos brinda tiempo para probar una exuberante gama de alimentos.
La renta de autos es una industria en constante crecimiento y que ofrece una solución práctica y flexible para aquellos que sólo estarán un tiempo en la Península del sureste mexicano. Sea para un viaje de negocios, unas vacaciones en familia o incluso para combinar ambos tipos de visita cuando hay oportunidad, la renta de auto en Yucatán ayudará a que los traslados no nos roben un tiempo muchas veces limitado.
No olvidemos que este alquiler nos permitirá visitar sitios increíbles de la arqueología mexicana, por carreteras muy seguras y sin grandes estribaciones montañosas, pero que muchas veces implican recorridos largos o bien que están transitadas por autobuses sólo a ciertas horas.
En el caso de Yucatán, perder tiempo en los traslados entre un sitio turístico y otro equivale a probar menos comida, conocer menos pueblos mágicos y pintorescos y eso, en verdad se los decimos, es algo que nadie se debe permitir en territorio yucateco.
Y si bien, ya lo comentábamos, las carreteras de Yucatán son de las mejor preservadas del país, los vehículos de renta tienen la gran ventaja de que suelen estar equipados con las últimas tecnologías de seguridad, además de que siempre están asegurados y eso es tranquilizante durante un recorrido lejos de casa.
Y en auto podremos darnos en lujo de detenernos en cada zona donde las variantes culinarias son impresionantes: la herencia maya tiene como base el maíz (algo común a la cocina mesoamericana); sin embargo la llegada del cerdo a tierras peninsulares trajo consigo una fusión que no tiene igual.
El frijol, con el que elaboraron un potaje con carne de cerdo, al que llamaron "frijol con puerco", sólo tiene ese sabor tierno y entrañable cuando se come en Yucatán.
Los huevos motuleños (para quienes suponen que son veracruzanos) sólo se pueden comer tal y como debe ser en Motul y la cochinita pibil, ¡ni para qué decirlo!
A partir de esta riqueza cultural, podemos decir sin temor a equivocarnos que todo minuto que el auto de renta nos libera, podrá ser aprovechado extraordinariamente bien.
El link en la parte superior de este artículo contiene información valiosa al respecto y, con ello, sólo falta que el lector se anime y se dirija ya a la gran Península de Yucatán.
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