Frente al jardín que da vida a la explanada del Expiatorio, dividido por la Avenida Enrique Díaz de León, casi en frente de toda la fiesta que es a diario esa plaza, se encuentra el Instituto Mexicano-Norteamericano, una antigua casona que alberga una estructura internacional ocupada en los menesteres de las relaciones biculturales de los países vecinos, su idioma y costumbres.Este instituto tiene una larga y vieja historia. Un octubre de 1949, el Instituto Cultural, bajo la dirección de Mrs. Vera G. Mitchell, una profesora egresada de diversas universidades de EUA, comenzó a impartir cursos de inglés dentro de la Biblioteca Benjamin Franklin, instalada en las aulas de la Universidad de Guadalajara (Av. Vallarta y Escorza). El Instituto, según cuenta la historia de su recinto, pronto tuvo una excelente acogida por los residentes que abarrotaron el espacio disponible.De ahí los cambios de domicilio que posteriormente se efectuaron: Av. Colón 73, Facultad de Medicina de la UAG, Pedro Moreno 656, Prisciliano Sánchez 721 y, finalmente, en Av. Tolsá 300, hoy Av. Enrique Díaz de León.Ese gran edificio que alberga al instituto, una casa con los detalles que la hacen pertenecer a otra era, a una quizá muy muy alejada de lo que conocemos ahora, con grandes columnas, los arcos que dividen las dos plantas, sus escalinatas y paredes de patios abiertos e incluso la anacrónica fachada invadida de publicidad respecto al instituto, parece tenerla capacidad de transportarnos a otra era.Poco hay de información sobre la casa que alberga al Instituto, que suponemos era de una época antes de que las relaciones más importantes de Estados Unidos y su inserción en los tapatíos se discutiera ahí.Pero parece que perteneció a una familia de buena posición, consciente del interés que supone la población atenta e informada sobre los menesteres culturales de su amado país vecino.mac
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