Con un recorrido que comenzó en plena pandemia y que hoy reúne a más de 50 integrantes de distintas ciudades y países, el club de lectura Feminam Lectio llega a su quinto aniversario. De la mano de Paulina Soto, gestora cultural y mediadora de lectura, el espacio ha crecido de forma orgánica, convirtiéndose en un punto de encuentro para mujeres unidas por el amor a los libros y las conversaciones profundas.

Paulina, egresada del Tecnológico de Monterrey y próxima a titularse de la Maestría en Gestión y Desarrollo Cultural por la Universidad de Guadalajara, inició el círculo tras ver la serie Anne with an E y descubrir que era una historia muy acogedora para acompañarla, dialogó sobre esto con una amiga y juntas decidieron leer en comunidad en 2020, convocando a amigas y conocidas, arrancando con el título “Mujercitas”.
Desde su fundación, el club ha buscado priorizar autoras contemporáneas, muchas de ellas latinoamericanas y mexicanas, que aborden problemáticas sociales, políticas y culturales. “Lo clásico me parece valioso, pero ahora trato de proponer autoras que hablen de contextos actuales, que nos hagan reflexionar sobre nuestro entorno”, explica Soto.
“Jamás imaginé que se convertiría en lo que es ahora. Iniciamos doce personas conectadas y hoy somos 55 en el grupo de WhatsApp. No todas participan en cada sesión, pero muchas siguen las lecturas por su cuenta y encuentran en el club un espacio seguro para compartir”, relata Pau.

Las integrantes provienen de contextos muy diversos: madres de bebés pequeños, profesionistas con agendas apretadas, estudiantes, mujeres sin hijos, incluso participantes de otros países. Esta variedad enriquece las discusiones y amplía las perspectivas. “No solo leemos con los ojos, también leemos internamente. La manera en la que una psiquiatra interpreta un libro no es la misma que la de una estudiante de letras, y eso nos abre a otras formas de entender el texto”, añade.
A lo largo de estos cinco años, Feminam Lectio ha leído 51 libros, en su mayoría escritos por autoras contemporáneas y latinoamericanas, aunque también han explorado clásicos universales. El método de elección ha evolucionado: de propuestas espontáneas pasaron a consignas mensuales y votaciones grupales. Las reuniones se realizan el tercer o cuarto martes de cada mes a las 8:30 p.m., manteniendo el formato virtual para incluir a integrantes que residen fuera de Guadalajara.
Más allá de la lectura, el club ha desarrollado actividades creativas y sociales: desde collages que representan la experiencia en el grupo hasta encuentros presenciales en fechas especiales, como el aniversario. También han tenido la oportunidad de dialogar con autoras mexicanas, enriqueciendo la interpretación de las obras, entre las que se cuentan Dahlia de la Cerda, Sofía Segovia y Ximena Santaolalla.

Pau combina su trabajo y estudios con la coordinación del club, apoyada por dos integrantes voluntarias. “No me considero moderadora formal, porque las charlas fluyen como una plática entre amigas” explica.
Más allá de la lectura, el grupo ha formado lazos sólidos. Se recomiendan vacantes laborales, se apoyan en proyectos personales y, en momentos clave, se acompañan presencial o virtualmente. Ejemplo de ello fue el trabajo voluntario de varias integrantes en el proyecto de tesis de Pau, Entre lectoras.
La difusión del club no se da tanto por redes sociales, sino por la recomendación directa entre amigas, familiares o compañeras de trabajo. “Muchas llegan porque alguien cercano les habló de nosotras. Y si se quedan, es porque se sienten parte de algo más grande que un club de lectura: una comunidad”, resume Pau Soto.

En Feminam Lectio, los libros son el punto de partida; lo que queda es la red de apoyo, las conversaciones que se extienden más allá de la página y la certeza de que, al leer juntas, también se tejen lazos que transforman.