El cumpleaños de uno de los miembros de la popular banda de K-pop Seventeen fue la excusa perfecta para reunir a más de 70 fanáticas en una sala de cine de Guadalajara. El equipo de Carat GDL organizó la proyección en pantalla gigante de un concierto de la gira en Corea, transformando la función en una auténtica fiesta.

La cita tuvo lugar el sábado a las 13:30 horas en el Cinemex de Plaza Sania, bajo la coordinación de la fanbase tapatía Say the Name, Carat GDL. Desde el inicio, la emoción se sentía en el aire: las asistentes llegaron con tiras de luces y lightsticks —varitas luminosas emblemáticas de la cultura K-pop— listas para encenderse y moverse al ritmo de la música, recreando la atmósfera de un concierto en vivo.
En el K-pop, la experiencia fan va mucho más allá de escuchar música: incluye coreografías perfectamente sincronizadas, estética visual muy cuidada, y un fuerte sentido de comunidad. Los lightsticks, por ejemplo, son diseñados de forma exclusiva para cada grupo y funcionan como un símbolo de pertenencia, encendiéndose con los colores oficiales de la banda y formando parte activa del espectáculo.

Este tipo de eventos requiere una planeación minuciosa. Las integrantes de la fanbase se reparten tareas que van desde la edición del video del concierto y la reservación de la sala, hasta el diseño de flyers promocionales, la organización de rifas y la elaboración de diplomas, que en esta ocasión se entregaron para conmemorar los dos años de la comunidad en Guadalajara. Todo, como ellas mismas dicen, “por amor al arte”.

Al iniciar la proyección, la sala estalló en un grito de euforia mientras coreaban los nombres de los integrantes. Aunque el grupo se llama Seventeen, está conformado por 13 miembros divididos en tres subunidades: vocal, performance y hip hop. Esto permitió que cada uno tuviera su momento en pantalla antes de reunirse para cantar en conjunto.

El evento duró cerca de cuatro horas: tres dedicadas al concierto y el resto a rifas y dinámicas. Entre los premios hubo mercancía oficial, y como marca la tradición Carat, se repartieron freebies: pequeños obsequios que pueden ser tarjetas con fotos de los integrantes, dulces, cartas, pulseras, peluches, aretes o labiales, siempre con un guiño a Seventeen.

Durante la proyección se vivieron momentos inolvidables: las asistentes cantaban a coro todas las canciones, gritaban por sus favoritos y celebraban cada aparición de su bias —término que designa al miembro favorito del grupo, y que, claro, puede ser más de uno—. En varios momentos, algunas se acercaron al frente para bailar, saltar y gritar como si realmente estuvieran en un estadio.

La comunidad Carat se distingue por su hospitalidad. Incluso quienes no conocen el K-pop son recibidos con entusiasmo: las fans explican las dinámicas, comparten datos curiosos y orientan a los recién llegados para que vivan la experiencia completa. En este cine, por unas horas, Guadalajara tuvo su propio pedacito de Corea del Sur.