Guadalajara

Estamos muy lejos del México 86, hoy la gente no solo quiere ver un partido, quiere sentir el país, vivir una aventura cultural, conectar con nuestra gente y llevarse una historia que contarán por el resto de sus vidas.

Cuando el liderazgo se viste de anfitrión: Copa Mundial 2026

. El éxito de este Mundial no va a depender solo de la logística, sino del corazón y compromiso que le pongamos a cada interacción

En los primeros días de agosto asistí al Emprendedor Summit 2025 que se realizó en la CDMX. El panel integrado por Mario Romero: Managing Director de Impact Hub CDMX, Héctor Tejada: Consejero Concanaco Servytur y Valeria Casenave: Curadora editorial de Emprendedor Summit, me motivó enormemente, el tema que trataron fue “Más allá del estadio: los negocios rumbo al Mundial”. Rumbo a la Copa del Mundo 2026 surgen oportunidades en turismo, tecnología, retail y experiencia del fan.Emprendedores exploran cómo convertir el evento en motor de negocios con impacto global y no pude dejar de pensar en el liderazgo y las organizaciones.

Y luego de esta plática quiero hacer una invitación a pensar a la próxima Copa del Mundo como una oportunidad de oro para que México muestre su alma y un liderazgo empoderado y sólido. Me imagino un país entero unido, trabajando con pasión para recibir al mundo. Frente a esto ya no se va a tratar de quién vende el mejor producto o de la infraestructura más moderna, sino de algo mucho más profundo: la experiencia humana que vamos a ofrecer. El éxito de este Mundial no va a depender solo de la logística, sino del corazón y compromiso que le pongamos a cada interacción. Y aquí, amigas y amigos, es donde el liderazgo se convierte en el motor que lo moverá todo.

No pensemos en el Mundial como una simple serie de partidos, veámoslo como una gran oportunidad de liderar en grande. Los 13 partidos que se jugarán en México no son solo encuentros deportivos abrirán la puerta para una derrama económica cercana a los 65 mil mdp que estima Concanaco y que generaría 12 mil empleos temporales.

Detrás de esta impresionante cifra hay más que dinero, hay un estimado de 5.5 millones de visitantes que visitarán México con la intención de vivir una experiencia única y es en esta confluencia de pasión deportiva y oportunidad económica donde el liderazgo de nuestras organizaciones se vuelve fundamental. Estos millones de turistas son, en realidad, millones de clientes y cada uno de ellos nos dará la oportunidad de demostrar que somos capaces de ofrecer un servicio de clase mundial.

Estamos muy lejos del México 86, hoy la gente no solo quiere ver un partido, quiere sentir el país, vivir una aventura cultural, conectar con nuestra gente y llevarse una historia que contarán por el resto de sus vidas. Nuestra misión desde las organizaciones es anticipar cada necesidad y superarla, no por obligación, sino con una profunda convicción de que estamos creando algo inolvidable. Esto solo se logra con una cultura del ejemplo que nace de un liderazgo que inspira. Un líder no solo gestiona tareas, sino que moviliza emociones y comparte el propósito.

Me imagino a líderes conectando cada tarea diaria con el propósito mayor de ser embajadores con el objetivo de hacer recordar el “por qué” detrás de lo que hacemos y esa es sin la conexión con la que haremos que cada miembro de un equipo dé la “milla extra” con orgullo y pasión genuina. Así, de esta manera la responsabilidad dejará de ser una obligación para convertirse en una promesa de calidad y un compromiso colectivo.

El 5 de diciembre próximo conoceremos a los equipos que jugarán en nuestras canchas, y el 11 de junio del 2026 daremos la bienvenida al mundo en el partido de apertura. Este evento es un escenario para todos, todos somos parte de un mismo ecosistema de experiencias. Los líderes deben entender que su trabajo no solo afectará sus propias proyecciones, sino la percepción de todo un país y para esto se requiere una visión de futuro, una que entienda que las experiencias que creamos hoy se convertirán en la reputación de México mañana. Nuestra capacidad de adelantarnos, de planificar no solo para la demanda, sino para la emoción, será lo que nos hará destacar como anfitriones de clase mundial.

Pensemos en cómo se siente ser parte de un equipo. Un buen líder no solo da instrucciones, sino que inspira a que cada uno de nuestros colaboradores se sienta un jugador en posición clave. El Mundial es la oportunidad perfecta para demostrar el liderazgo y la misión es ser los directores técnicos que inspiran a sus equipos, No importa el rol, todos tienen una camiseta que defender: la de su organización y la de su país.

Es una gran oportunidad para vivir un contexto único y muy creativo y para humanizar el liderazgo. Es el momento de dejar de lado la gestión puramente administrativa y pasar a un liderazgo que conecta, inspira y hace sentir a cada colaborador protagonistas. Estoy segura que si abrazamos este enfoque, además de lograr un impacto económico positivo construiremos equipos más fuertes, más unidos y con un profundo sentido de pertenencia y eso al final del día será un legado que hará que cada colaborador se sienta parte de algo más grande.

Durante junio y julio del 2026 todos, sin excepción, seremos embajadores y anfitriones y estoy convencida de que el liderazgo consciente y auténtico es el motor de este cambio, inspirar a cada uno de nuestros colaboradores a comprometerse con orgullo y un profundo sentido de pertenencia, liderando de manera consciente y con una cultura que ponga la experiencia del cliente en el centro de nuestras organizaciones, para garantizar grandes experiencias positivas.

Estamos ante una oportunidad muy valiosa para demostrar lo que una organización comprometida puede lograr. Vamos por más, lideremos con visión, excelencia y propósito. Asumamos este reto con actitud protagonista, inspirando a otros a través de nuestro ejemplo y generando experiencias que trasciendan este hito de la Copa Mundial 2026 en nuestro México lindo y querido.

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