Guadalajara

La marcha mostró el descontento de décadas de mal gobierno, sin embargo, hombres mayores recordaban que con el PRIAN “no se estaba tan mal”

Marcha la “Gen Z” encabezada principalmente por hombres mayores

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La marcha de la Generación Z arrancó a las 11 de la mañana en la glorieta de los Niños Héroes, ahora mejor conocida como la glorieta de los desparecidos (hecho innegablemente necesario con un Jalisco que permanecía en el número uno en desparecidos hasta la semana pasada). Allí, se reunieron las y los jaliscienses vestidos de blanco para iniciar lo que sería un sendero de gritos exasperados donde se exigía justicia.

En calles aledañas se encontraban diversas iniciativas civiles, entre las que destacó un punto rosado donde decenas de personas vestidas de blanco se reunieron en un corro para escuchar “La última llamada para salvar la democracia”; un grupo de ciudadanos vestidos de rosa señalaba que es necesario llegar a 130 mil firmas para lograr que el congreso se vea obligado a discutir la propuesta de una iniciativa ciudadana para la reforma electoral de la democracia.

“Somos puros civiles ¿eh? Esto es de y para el pueblo”, señaló una mujer de unos 40 años, vestida de rosa y con un sombrero blanco, mientras que entregaba volantes a la población hambrienta de un México distinto.

La marcha avanzó por arcos de Vallarta y se abrió paso hasta Casa Jalisco, donde se planeó que terminara la manifestación pacífica.

En el camino, las personas gritaban por un México justo, recordando el reciente asesinato del presidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo.

“Yo la culpa de eso se la echo a Harfuch, a Sheinbaum y al fiscal federal”, señaló un hombre mayor que iba acompañado por otros tres hombres mayores y una pareja joven.

En la marcha predominaban los adultos mayores, principalmente hombres, quienes cargaban carteles con leyendas como “Molotov lleva cantando la misma canción 20 años, lo únicos que cambia son los que ofenden”.

El camino era custodiado por policías municipales y tránsitos, quienes cuidaban que el tráfico no se acercara a los transeúntes que voceaban “Fuera Sheinbaum” a coro, así como comentarios denigrantes “Fuera la chichis de limón”. Algunos reían y otros guardaban un silencio que después se acompasaba con sus pasos rápidos.

Varios ondeaban una bandera mexicana y gritaban “Viva México” aunque las voces que respondían eran apagadas, como si el sol, la caminata y la marcha por cambiar un destino “irremediable” fuera demasiado extenuante.

“Manda a tus hijos solos a la escuela: ¡No se puede! En nuestros tiempos sí se podía!”, señalaban otros señores de sombrero a un grupo de jóvenes, asegurando que antes la vida en México era más segura.

Algunas personas regresaban al punto de inicio por las calles aledañas, como si llegar a la mitad o 3/4 fungiera como una suerte de palomita completa en asistencia a la convocatoria que busca “cambiar al país” .

Una mujer mayor señaló que ella había ido a marchar muchas veces contra Morena. “Esta vieja es peor que Obrador, pero lo que estamos viendo es el resultado de su gobierno” añadió al tiempo que decía que había viajado tres veces a la capital a marchar en contra del mandatario. Cuando se le insinuó que Lemus tampoco era la mejor opción posible, ella, a la defensiva, sentenció que él había hecho todo bien: “Los que le inventan cosas son los medios de comunicación”. A su alrededor, la gente la escuchó con atención mientras seguían avanzando, pero su postura perdió adeptos e interés cuando soltó, contundente: “Calderon ha sido el mejor presidente de México”.

Iniciativas como narices rojas se sumaron, marchando a los costados, pero permitieron que el protagonismo lo tuvieran los jóvenes “ya que esta es su marcha”. Narices rojas protesta desde hace tiempo por la ausencia de medicinas especializadas en los hospitales mexicanos. Denuncian la trampa de contar licitaciones efectuadas y no cuántas dosis son suministradas verdaderamente a pacientes infantiles de cáncer.

El descontento por el desabasto de medicinas estuvo allí, presente, siguiendo los pasos de una multitud enfurecida pero, sobretodo, cansada.

Más adelante, un hombre señalaba que las marchas no deberían de quemar locales ni demás, sino “quemar patrullas” puesto que eso sí haría daño al gobierno. Los jóvenes asentían, enérgicos, y se quejaban de que los empresarios no hubieran salido a marchar cuando ellos son “los más afectados”.

Conforme más cerca se estaba de la Casa Jalisco, aparecían más jóvenes con banderas de la famosa serie de anime One Piece, siendo fieles al símbolo que marcó el movimiento.

La marcha terminó en Casa Jalisco, se exigió justicia por Carlos Manzo, por los desparecidos y por la violencia que asoma en todo el país.

Poco a poco las personas vestidas de blanco se fueron desvaneciendo hasta que solo quedó el eco de una marcha de hartazgo crónico.

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