Innovación

Videojuegos: No Man’s Sky no despegó

Desde épocas remotas el hombre ha soñado con surcar el firmamento. Los escritores de ciencia ficción fueron la gran inspiración de aquellos que soñaban con explorar los espacios más lejanos del basto universo. Conforme la ciencia progresaba, el hombre se acercaba más y más a las estrellas, siempre soñando con alcanzarlas. Y aunque el hombre común aún no es capaz de llegar hasta ese punto, “No Man’s Sky” prometía acercarnos a la experiencia a la última frontera.

Traído a nosotros por la desarrolladora Hello Games, este producto de ciencia ficción nos coloca en el rol de un explorador interestelar que debe recaudar información acerca de diferentes planetas. Los jugadores son recompensados con dinero del juego cada vez que es incorporada nueva información en la base. Además ganan materiales y recetas para mejorar el equipo de su personaje y comprar una pequeña variedad de naves espaciales, permitiéndoles viajar más profundamente hacia el centro de la galaxia, ver planetas con entornos hostiles o comerciar con otras naves.

Sobre el papel, la idea era bastante llamativa. Su pretensión más reflexiva, tenía el potencial de convertirse en una de las mejores obras de su generación; un paradigma reflexivo que desafía los convencionalismos comerciales sobre el que la industria no se cansa de trabajar.

Sin embargo, sobre la práctica es una de las experiencias menos creativas y frustrantes en mucho tiempo.

El universo de este juego es bastante extenso. Hay una enorme cantidad de planetas que podemos explorar y varias especies con las que podemos interactuar, tanto dóciles como hostiles. Algunas actividades, tales como matar formas de vida o extraer recursos de los planetas atraerá la atención de los centinelas, quienes intentarán matar a nuestro jugador si nos escanea mientras hacemos la acción.

Llegar al centro del universo o llegar al Atlas —una base de datos universal—, son los dos objetivos que guían nuestra exploración y en ambos la exploración pasa a segundo plano. Nos enfrentamos a cada planeta en condición de expropiadores más que de exploradores, e incluso si el jugador opta por investigar cada peculiaridad del entorno, lo más probable es que se termine aburriendo al poco tiempo de empezar.

Los planetas están diseñados con una lógica hípersimplista. Las formas de vida no tienen coherencia con su entorno ni una explicación de cómo, por ejemplo, pueden sobrevivir si el planeta no cuenta con agua o con una atmosfera viable. Su geografía y sus ecosistemas son invariables.

Cada planeta alberga sólo un tipo de clima y sólo una forma geográfica. En resumen, dada su superficialidad y simpleza, no ofrecen nada que explorar.

“De la Tierra a la Luna”, esa inolvidable joya de Julio Verne, nos hizo aventurarnos en un sueño que hasta la fecha sigue fascinándonos. Esa sensación de exaltación, esa atmosfera de misterio y ese sublime agobio por lo inconmensurable está vigente en obras recientes como “Interestellar” de Cristopher Nolan, pero están completamente ausentes en “No Man’s Sky”.

Por su frustrante jugabilidad, por su poca originalidad, y por su falta de empeño, no sorprende el desagrado de la crítica e incluso de los propios directivos de Sony.

lg

Copyright © 2024 La Crónica de Hoy .

Lo más relevante en México